UN CAMPO DE BATALLA

TV-3, un medio en interinidad

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Manuel de Luna

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La próxima semana se cumplirá un año con la dirección de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) en interinidad. Esta insólita situación es el resultado de cómo los partidos políticos ven a TV-3 y Catalunya Ràdio: altavoces mediáticos para sus intereses. Pero lo peor es que el actual contexto político (el juicio del ‘procés’, las próximas elecciones...) no augura un cambio, lo que aboca a la radio y la tele pública hacia un futuro incierto, además de dañar su imagen. 

Esta parálisis se empezó a gestar en febrero del 2012, con la polémica reforma de la ley de la Corporació pactada por CiU y PP, que permitió que el 28 de marzo de aquel año el Parlament nombrase al nuevo consejo: Brauli Duart, Núria Llorach y Antoni Pemán (propuestos por CiU), Xavier Guitart y Josep Vilar (PSC) y Armand Querol (PPC). El mandato expiró en el 2018, pero...

"Es una situación lamentable a la que se llega tras años de guerras entre los partidos por controlar un medio de comunicación tan importante como es TV-3, y estos forcejeos para repartirse los medios públicos se los están cargando", afirma un exalto cargo de la Corporació, órgano que actualmente roza el coma: solo lo forman Núria Llorach (presidenta en funciones tras la marcha de Duart a la Conselleria de Interior), Rita Marzoa (ERC), Antoni Pemán y Armand Querol.

"Hay una clara falta de voluntad política para solucionar esta situación, debido sobre todo a los delicados equilibrios internos de los partidos en el poder", afirma Roser Mercader, presidenta del Comité de Empresa de TV-3, quien considera que la parálisis de la CCMA es "el síntoma de la parálisis general que sufre todo el país, con muchos organismos oficiales en la misma situación de interinidad".   

Pese al complicado panorama, y con un cuadro directivo de mínimos, desde la CCMA niegan que funcione solo para salir del paso del día a día, y que trabajan estrategias de futuro para competir en un mundo tan convulso como el audiovisual. "La ley ya prevé la posibilidad de que la dirección de la CCMA trabaje en funciones hasta que el Parlament acuerde un nuevo equipo, y mientras tanto, la actuación es la habitual", afirma un portavoz de la Corporació, quien apunta que se mantiene la programación y la producción prevista, "con el presupuesto prorrogado, claro, como el resto de la Generalitat", reconoce.  

El año pasado se salvó gracias a la aportación extraordinaria de 20 millones de euros del Parlament, pero este 2019 no se prevé otra ayuda, lo que pone en una situación delicada las finanzas de la Corporació. Y para acabar de complicarlo, los ingresos publicitarios menguan, por razones tanto estructurales del sector de la tele en abierto, como por "la reticencia de algunas marcas por aparecer en una televisión muy marcada por las críticas y criticada por ser el altavoz de los independentistas", señala el exdirectivo.

"Durante el último trimestre del 2017, con todo el 'boom' mediático que provocó el 1-O, las audiencias de TV-3 fueron espectaculares, pero no hubo mayores ingresos publicitarios, sino al contrario –apunta-. Algo similar con lo que está pasando ahora con el gran seguimiento mediático que está haciendo del juicio", añade.

El portavoz de la CCCM reconoce que ha habido una caída de la publicidad en la tele convencional, "pero ha subido en medios digitales, donde somos líderes. A pesar de la situación actual -señala-, la Corporació trabaja con total normalidad y con buenos resultados: además de las audiencias, los informes y estudios que tenemos de valoración nos confirman que la imagen de marca de TV-3 no se ha visto afectada".     

Desde su creación en 1983, la guerra de los partidos por hacerse con el control de TV-3 -poniendo en duda su prestigio como medio independiente- ha sido continua. Ha habido, eso sí, intentos de poner un poco más de distancia entre la elección de los cargos y los partidos. En julio del 2017, los grupos parlamentarios aprobaron por unanimidad una propuesta de mínimos para reformar la ley del 2007reformar , que buscaba 'despolitizar' los consejeros: los miembros serían elegidos en el Parlament por una mayoría de dos tercios, a propuesta, como mínimo, de tres grupos parlamentarios, "después de que el Consell de l’Audiovisual de Catalunya los proponga y verifique su idoneidad, con criterios estrictos de competencia profesional". Pero acabó la legislatura y todo quedó en aire.

El otoño caliente del 1-O, el 155, las elecciones del 21-D y toda la vorágine que siguió (la prisión de miembros del Govern, la elección del 'president' de la Generalitat, el juicio...) no han hecho sino demostrar el tirón mediático de TV-3, y la despreocupación total por una planificación de futuro de la CCMA que, expertos y trabajadores, intuyen negra. "Somos el campo de batalla de unos políticos que quieren patrimonializarnos y de otros que nos atacan de forma brutal", resume con pesimismo Mercader, representante de los trabajadores. 

El, por ahora, último acto de esta triste crónica de cómo el fin (político) justifica el uso de los medios (públicos) llegó el pasado diciembre: Junts per Catalunya, ERC, Ciudadanos y el PSC acordaron 'trocearse' los seis nuevos consejeros. La propuesta de ERC fue Saül Gordillo (presidente), actual director de Catalunya Ràdio, y Rosa Romà, decana del Col·legi de Publicitaris i Relacions Públiques; JXC presentó a Miquel Calçada, 'Mikimoto', y Sílvia Cóppulo; Ciudadanos, a Eladio Jareño, director de TVE (y exjefe de prensa de la popular Alicia Sánchez-Camacho), y PSC, al economista y gestor cultural Xavier Marcé.

Las críticas a este reparto político de la CCMA llegaron de los profesionales de la Corporació, así como de SPC y el propio Col·legi de Periodistes. Al final, divergencias entre ERC y JxC por el cargo asignado a Gordillo, y la salida en el último momento de C’s del pacto hicieron frustrar un acuerdo que hubiera politizado, aún más si cabe, la tele y la radio pública. Y mientras tanto, interinidad 'sine die'.