"Dos 'presidents' y dos tapas de váter"

"Dos 'presidents' y dos tazas de váter". Tú y yo somos tres, por Ferran Monegal

Queco Novell, extasiado ante la taza (TV-3). / periodico

Ferran MONEGAL

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Es frase de Queco Novell en Trenquin tópics (TV-3). Extasiado ante la hermosura de un váter de acteditada industria catalana, y acompañado de los arpegios musicales del tema Así habló Zarathustra que sonaba en la película 2001 una odisea en el espacioNovell se entretenía acariciando la textura porcelanica de tan exquisito cagadero. Y le preguntaba a su alter ego, el otro Novell, si sabía cómo se llamaba la segunda tapa, la que aparece después de levantar la primera, la que está agujereada y sobre la que te sientas para evacuar.

¡Ah! Ninguno de los Novell sabían què nombre darle.  Y llegaron finalmente a una conclusión extraordinaria. Exclamaron: «¡Si tenemos dos presidents de la Generalitat, también podemos tener dos tapas de váter!». Me guardaré mucho de llevarles la contraria.  Este capítulo de Trenquin tòpics consistía en demostrar que los catalanes tenemos una una afición colosal a manejar continuamente términos escatológicos y fecales. Intentaban explicarnos que nuestra devoción y uso constante de cagarro, cagarada, cagalló, merda, tifa, llufa, pet, micció o pixarada, es otro fet diferencial que nos distingue del resto de pueblos peninsulares.

Hombre, con todos los respetos, discrepo en su totalidad. Ya hace años, a finales de mayo de 1996, en el programa El semáforo (TVE-1), salió a un señor de Morata de Tajuña, don José Martínez de la Torre, erudito de las ventosidades, que nos habló de la enorme afición de todo el pueblo español –de Canarias a Cantabria y de Melilla a Navarra– a expeler por retambufa y regodearse y comentarlo entre las amistades. Hizo una gran alabanza del pedo hispano. Con una salvedad: «El único pedo malo, curiosamente, es el llamado pedo santo, que es el que se tiran las beatas en las iglesias a primera hora de la mañana. Son pedos que se lanzan en ayunas, y son letales». De hecho, toda la literatura clásica española, desde Quevedo con su deliciosa obra Gracias y desgracias del ojo del culo, hasta Cela, está impregnada del perfume escatológico. Sin ir más lejos, esta misma semana, en el último capítulo de Matadero, thriller ibérico (A-3 TV) la protagonista, Almudena, confiesa haber matado a un sicario aprovechando el momento en que estaba cagando.

      ¡Ah! No parece pues que nuestra afición a pets y cagallons sean un fet diferencial. Otra cosa es, como decía Novell, tener dos presidents simultáneos. Eso sí que es original.