TÚ Y YO SOMOS TRES

Guerra, retrato envenenado de Sánchez

Guerra, retrato envenenado de Sánchez Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal

Alfonso Guerra, en 'Salvados' (La Sexta). / periodico

Ferran Monegal

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Y en un momento dado, en un instante de Salvados (La Sexta), se produjo este diálogo entre Jordi Évole y Alfonso Guerra. Es para mojar pan.  «¿Le cae bien Pedro Sánchez?». «Es dinámico, tiene habilidades». «¿En las próximas elecciones le va a votar?». «No sé si será candidato. ¡Usted se adelanta!». ¡Ahh! Aunque Guerra está en situación de jubilado, el aguijón de su lengua sigue en posición de ataque. Es tremendo lo que pasa en el PSOE con la vieja guardia, los jarrones chinos, el poderoso y septuagenario clan de la tortilla de antaño. Sánchez es un chico habilidoso; ¡quién sabe si será candidato a las proximas elecciones generales! Ese es el retrato que el ex vicesecretario general del PSOE y ex vicepresidente del Gobierno de Felipe González, le ha dedicado al actual secretario general del PSOE y presidente del Gobierno Pedro Sánchez. ¡Ah! Eso no es fuego amigo, eso es tener el enemigo en casa. Esta sesión con Guerra en Salvados ha sido como meter la mano en un panal de abejas africanas: no hay miel que recolectar, solo picaduras.

Haciendo memoria sobre ilustres compañeros de Gobierno, también tuvo frases de gran sensibilidad. Sobre Miguel Boyer, por ejemplo, advirtió: «Habría sido un gran líder de un partido de derechas», o sea, Boyer se metió  en el PSOE porque no quería ser franquista y no encontró otro lugar para refugiarse. También a Carles Puigdemont le dedicó un souvenir: «Anda por Europa como aquel Antonio Pérez del siglo XVI». ¡Ah! La comparación con aquel Pérez es matadora. Pasó de ser secretario del Consejo de Estado de Felipe II , a actuar como espía de los ingleses contra España. Y lo más tremendo: le encontraron muerto en París en 1611, en un cuchitril, más pobre e indigente que una rata.

Al ver que Guerra iba repartiendo aguijonazos, Évole le preguntó si alguna vez había deseado dejar de ser segundo y encaramarse a la presidencia de España. Contestó que no. Cuenta el compañero periodista Miguel Ángel Aguilar en Silla de pista, libro de memorias que acaba de publicar, que en 1990 Guerra tuvo un interés colosal en que el diario El Sol se hiciese realidad. Quería «un cultivo propio con un grupo mediático, de la misma manera que Felipe González había logrado con El País. ¡Ah! No se llega a presidente de Gobierno si, además de los votos, no se tiene un grupo de comunicación como respaldo.