ENTREVISTA

Anabel Alonso: "El humor lo llevo en los genes"

La presentadora, actriz y 'showoman' comenta sus experiencias en dos 'talents' de éxito, 'Tu cara me suena' y 'Masterchef celebrity', y en la serie 'Amar es para siempre'

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INÉS ÁLVAREZ

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Anabel Alonso (Barakaldo, Vizcaya, 1964) la vemos en A-3 TV, como concursante de Tu cara me suena Tu cara me suenay en el papel de Benigna en Amar es para siempre, y, hasta hace poco, en TVE-1, en el espacio en el que comentaba el Masterchef celebrity  Masterchef celebrityjunto a Bibiana Fernández, con quien formó un hilarante dúo en la pasada edición. Y se siente realizada. Porque en esos dos talents de éxito da rienda suelta a su capacidad genética para el humor, y en la serie puede hacer de mala, algo que le priva. Tanto como darles alguna que otra colleja en Twitter a aquellos políticos que la pueden merecer.

Felicidades: ya ha ganado su primera gala en Tu cara me suena.

Fue un sorpresón para mí. Con el nivelón de compañeros que tengo, veía muy complicado, por no decir imposible, ganar una gala. Y ya ve...

Lo que debió de ensayarse la voz y la coreografía de Rafaela Carrá.

Todo lo que pude. Aunque voy de aquí para allá, porque Amar es para siempre se graba en Madrid y Tu cara me suena, en Barcelona. Voy al límite. Me gustaría ensayar más. 

El jurado le dijo que podía considerarse cantante. ¿Satisfecha?  

Eso son palabras mayores. Cuando he hecho cine, he cantado alguna canción, pero en estudio. Sin embargo aquí es en directo y a palo seco.

¡Cuándo iba a pensar yo que haría de Rocío Jurado? En este trabajo, si quieres, solo tienes el límite que te pongas"

Se le ve disfrutando mucho. Pero ¿qué cree que aprenderá?  

Es que todo son retos. ¿Cuándo iba a pensar yo que haría de Rocío Jurado, Paulina Rubio o Alaska? En este trabajo, si quieres, no tienes límites. Solo los que te pongas. Y es una tecla más que puedes tocar. Presento concursos y galas, y poder pegarte unos bailes y cantar. Dentro de mis posibilidades, claro. En este oficio nunca tocas techo si no quieres, si no te acomodas.

Lo que sin duda ofrece es show, como su amigo José Corbacho. Por cierto, tras Masterchef celebrity y Masterchef celebrityDicho y hecho

Sí, intento dar show y humor. Y con Corbacho somos López Vázquez y Gracita Morales [ríe]. Es cierto que desde mayo del 2017, que grabamos Masterchef celebrity no nos hemos separado.

Hay matrimonios que duran menos.  

Sí, desgraciadamente...

También es duradera su unión con Bibiana Fernández, tras formar un dúo de lo más hilarante en Masterchef celebrity

Sí, en Tu cara me suena. Una actuación de Bibiana y mía solo puede ser una locura. Y la tuve que reconducir, porque se va por los derroteros. Lo mismo pasaba en Las Retales.

El espacio que seguía al Celebrity 

Pues mire, a lo tonto a lo tonto, éramos las basurillas y ahora teníamos programa propio. Es que, en Masterchef, entre nosotras había una química y una complicidad muy bestia: nos gritábamos, nos besábamos, nos meábamos de la risa... Y luego estaba ese balcón, que igual sacábamos ropa que un tiesto...  

¿Con quién se identifica del actual?  

Quizá con Mario (Vaquerizo), que a lo tonto va haciendo... A Paz la veo más concentrada. Yo sería más Boris [Izaguirre]o Mario. Antonia (Dell’Atte) es más disparate, y bruta en las formas. Y Carmen Lomana me flipa que haya durado ocho programas. Decía: "No me sofoques". ¡Pero si ahí nos pasamos la vida sofocados!

"Bibiana Fernández
 yo éramos 
las basurillas de 'Masterchef celebrity' y luego hasta tuvimos programa propio" 

 Sobre todo usted, que tuvo el triste honor de ser la única concursante que no presentó plato.  

¡Ay, sí! ¡El día de la báscula! No vea lo que sufrí. Estaba tranquila, porque el postre lo sabía hacer. Pero cuando había tirado tres masas, me di cuenta de que la báscula estaba en libras. ¡Quería morir! ¡Qué sofocón!

Bien, algo sí que presentó...

Sí, unas frambuesas. Para que, al menos, el jurado comiera algo...

Demostró que quizá la cocina no es lo suyo, pero sí el humor.  

Eso sí. El Celebrity es aprender, pero también espectáculo. Los anónimos sí que aprenden: están en una casa, les dan clases intensivas... y muchos intentan cambiar su vida y montarse un restaurante. Pero lo nuestro no deja de ser un aprendizaje/diversión/espectáculo.  

Para usted el humor es una parte fundamental de su carrera, ¿no?  

Sí , como presentadora y como actriz he hecho más comedia que drama. Pero es que el humor lo llevo en los genes. Problemas siempre va a haber, pero con humor pesan menos. Y si tienen solución, bien, y si no la tienen, pues no la tienen. Yo la vida me la tomo con esa filosofía, aunque no soy una inconsciente. Y si hay visos de una solución, con humor se encuentra antes.

Tampoco tiene miedo al ridículo.  

Para hacer humor no tienes que tener sentido del ridículo. Ni del pudor. Tienes que poder reírte de ti misma, de tus defectos...

¿El humor es una medicina? 

Lo es. Con el panorama que hay, si puedes hacer desconectar y sonreír... Cuando hacía Estoy por ti, gente enferma me decía que me veían en casa y se olvidaban de cómo estaban. Y cuando me reconocen por la calle, en general, lo primero que veo en su cara es una sonrisa. Eso es impagable.

También interviene en la serie Amar es para siempre

Sí. Llevo cinco temporadas. De ella me gusta todo. La Benigna maligna me encantaba, porque las malas son muy divertidas. Y ella era tremenda: un ser mezquino, amargado... Y la fueron dulcificando. Con Benigna, me divierto, porque no para de evolucionar y cambiar. Es una mujer imprevisible. Incluso para mí. Y creo que eso el público también lo agradece.

"La Benigna maligna de 'Amar es para siempre me encantaba, porque las malas son muy divertidas" 

¿Puede compatibilizar una serie diaria con el teatro?  

Al principio me coincidió. Cuando entré a la serie. Y era muy duro. Afortunadamente, era una función de éxito como El eunuco. Pero primero coincidió con la gira y, luego, con la temporada en Madrid. Con lo que pasaba 10 horas en plató y luego iba al teatro. Y los fines de semana, también. Era una suerte, porque participaba en dos éxitos, pero me sentía como una gimnasta: debía estar perfecta, no podía ni resfriarme. 

Lo suyo es la comedia, pero ha hecho una tragedia: Las troyanas

Siempre gusta cuando eres actriz tocar cuantas más teclas mejor. A mí la comedia no me aburre ni me aburrirá nunca. Pero te apetece hacer lo que hace más que no tocas. Como el cine y el teatro, que llevo mucho tiempo sin hacerlos. Aunque en teatro puedo crear un proyecto. Esa bala siempre está en la recámara.

Pero no la va a disparar... 

De momento, no. Afortunadamente, la televisión me tiene muy absorbida. Participo en tres programas punteros. Pero es que: ¿a cuál dices que no? Estoy en la serie diaria más vista y en los dos talents más vistos. Mientras que el cuerpo aguante...

Le persigue el éxito, sí; aunque el concurso Dicho y hecho

Más que Dicho y hecho fue Visto y no visto. Pues no lo sé. Era un programa distinto, pero igual no era para el público de TVE-1, sino más para el de Antena 3 o La Sexta, que es más juvenil. No hubo paciencia.

No seré la única periodista que no le pregunte por Dory, de Nemo.

Fue algo sorprendente que el doblaje del personaje de una película tuviera esa repercusión. Y como en el tráiler de la secuela (Buscando a Dory) no tenía mi voz, se montó un lío que pa qué. Hasta hubo un change.org. Fue en el 2003, y 15 años más tarde seguimos hablando de ello. Con Dory estoy desbordada, pero para bien. ¿Sabe cuántas generaciones de niños se van a criar conmigo?

Un privilegio. Y, por cierto, ¿cómo ha vivido las reivindicaciones feministas que se han producido en su profesión?  

A mí me parece que ya estábamos tardando. Y esta vez ha sido de una manera muy contundente, muy global. También con apoyo masculino. Por los casos de acoso, la brecha salarial, por más papeles para mujeres mayores… Ya era hora de que nos pusiéramos en pie y reivindicáramos. Pero si miras hacia atrás, ves que algo hemos evolucionado. Yo, que hago Amar..., veo que en los años 70 una mujer no podía abrir una cartilla sin el permiso del marido, ni hacerse un pasaporte. Hemos dado unos pasos adelante.

"Twitter me gusta porque puedes contestar a los políticos. Pero desde el respeto y la educación" 

¿Usted también ha dado uno al decir que su pareja es una mujer? 

Cuando vives la vida con normalidad, que lo es, porque el matrimonio existe de todos los colores y formas... Luego, cada uno es muy dueño de no querer contarlo, claro. Yo hay programas a los que no iría nunca. Pero intentar ocultarlo es más morboso e innecesario. Lo que es absurdo es esas parejas que se esconden. ¡Si no pasa nada a estas alturas de la vida! A no ser que seas infiel, claro. Hay que vivir todo con normalidad. Con lo que nos ha costado a las mujeres a todos los niveles alcanzarla, la cuestión homosexual vamos a normalizarla nosotras las primeras...

Siendo actriz, ha cumplido los 50 y no para de trabajar. ¿Su secreto? 

Es que mi perfil no es el típico de las actrices protagonistas, que tienen ese canon de belleza y viven unos años de desubicación... Yo, en 1993 tenía 28 y hacía de mujer de 40. Me he quedado es un especie de limbo espacio-temporal. El humor también te permite más elasticidad en ese sentido. Soy un perfil más de fondo, de carácter, y por eso no me quedo tan desubicada. Soy atemporal.

Cuando den un Goya a la Mejor Actriz Atemporal ya sé quién lo ganará. 

(Ríe). 

Oiga, y ¿cómo tiene tiempo para darle al Twitter? No se salvan ni Ana Rosa Quintana ni Casado ni Cospedal... ¿Se lo pide el cuerpo? 

Twitter me gusta mucho, porque puedes contestar cosas que antes te callabas. Sobre todo a nivel político. Pero desde el respeto, la educación, la ironía... Aunque alucino con la repercusión. No obstante, lo pienso mucho y no suelto nada grosero. No voy a vomitar. Siempre me pregunto antes: ¿me arrepentiré de esto mañana? Aunque lo que digo puede gustar o no. Hay gente que utiliza Twitter como tirar la basura. Y también haters que me bloquean. 

Vaya con cuidado, mire lo que le ha pasado a Dani Mateo…  

Yo creo que hay como una autocensura. Si te suenas los mocos con una bandera, luego no hay que recular. Cuando Dani Mateo hizo aquello pensé: olé. Pero luego vinieron las disculpas y... Si piensas que la bandera es un trapo, hazlo con todas. Aunque también es cierto que la gente está muy agresiva. Yo, cuando pasan estas cosas, paso de mirar Twitter durante unos días. Aunque no se acaba el mundo y tampoco todo el mundo mira el Twitter. No hay que tomárselo tan en serio.