TÚ Y YO SOMOS TRES

Más chulos que un ocho, gran 'show'

Ferran MONEGAL

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Ha dicho esta mañana  Gabriel Rufián en Los desayunos / La mañana de TVE-1: «Aznar es el jefe de todos ellos, y se presenta más chulo que un ocho, sin contestar absolutamente a nada».

Y el periodista Xabier Fortes le decía, con un punto de gallega retranca: «¿Cree que usted también ha estado un pelín chulito?». Y Rufián, casi carcajeándose, ha contestado: «Sí, sinceramente. Es gente que espera que te acobardes frente a su impunidad (..) Nosotros intentamos llevar al límite a cualquier compareciente. Los masajes no los entendemos. Intentamos incomodarles para ver si dicen algo (..) Aunque ya decía Fraga que lo mejor que puedes hacer para que no se sepa nada es montar una comisión de investigación»

¡Ahh! Cuánta razón tiene Rufián. Todavía recuerdo aquella otra comisión que se montó en el Parlament para investigar a la Pujol’s family. Fue una sesión fantástica. Lo único que ha quedado de aquello es esta frase de la matriarca del clan: «¡No tenim ni cinc!, que es sencillamente colosal.

O sea que si montar una comisión de investigación es la mejor forma de que no se sepa nada, la estrategia de Rufián es acertada: ya que lo dan por la tele, atrapemos a la audiencia dando espectáculo. Y Rufián, siguiendo este método tan televisivo, tan circense, tan de teatro de boulevard, al menos  consiguió –eso es innegable– que Aznar también se destapase como showman y como notable comediante.

Quien creo que no ha entendido nada –dicho sea con todos los respetos– ha sido el presidente de esta comisión y moderador del debate, el doctor y diputado Pedro Quevedo. Sufría ante las invectivas que se lanzaban Aznar y Rufián. En su bonhomía natural, se angustiaba ante aquella explosión escénica tan vistosa y frappant. Y en un momento dado, absolutamente afligido, se dirigió a ambos contendientes y les dijo: «Por favor, ¡guardemos las vísceras en el closet.

¡Ahhh! Qué bondad la del doliente y admirado presidente Quevedo. Pero qué gran error televisivo. Desconoce la potencia –¡y la enorme utilidad!– de las vísceras para fortalecer y enganchar audiencia en un debate televisado. Ve poca tele el político Quevedo. Debería estar atento al Sálvame Deluxe, pongamos por caso. Y al papel del moderador, cuyo arte no es precisamente moderar sino echar más gasolina a la pira incendiaria.