TÚ Y YO SOMOS TRES

Solo falta ver cadáveres en el frigorífico

Ferran MONEGAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Es tremenda la espiral en la que vive Chicote. A cada nueva temporada de Pesadilla en la cocina (La Sexta)Pesadilla en la cocina tiene que sorprender a la audiencia superando la mugre gastronómica que nos enseñó el capítulo anterior. Es terrible. Esta semana intentó arreglar un tugurio de Almeria llamado La generación del 27. ¡Ah! Es irritante que a tan infecto lugar le hayan puesto por nombre un sinónimo de excelencia en literatura y poesía. Manda güevos que diría Trillo.

El gran poeta del grupo del 27 fue Federico. Bajo el título Agosto, escribió unos versos delicadísimos: «Contraponientes de melocotón y azúcar, y el sol dentro de la tarde, como el hueso en una fruta / Los niños comen pan moreno y rica luna». Pero no había poesía en aquella cochambre de Almería. Por primera vez en la historia del programa, Chicote no pudo probar ni un solo plato de ese infecto tugurio. Todo era vomitivo. El dueño era un tarambana juerguista. Y la cocinera, en un ataque de ira, comenzó a hacer volar las sillas hasta estamparlas contra la vitrina frigorífica. La hizo añicos.

Chicote, por primera vez, estuvo a punto de abandonar. De irse. Pero cuando se empieza un programa hay que concluirlo. Lo acabó a toda prisa. No dio la sensación de que su visita sirviera para enderezar el rumbo de aquel cuchitril. ¡Ah! Para superar lo que hemo visto, en la próxima aventura tendrá que buscar algo que nos excite y horrorice más todavía. Si descubre cadáveres humanos troceados en algún frigorífico, listos para ser rustidos a la parrilla, tendrá un éxito televisivo indiscutible.

¿PERIODISTAS  O ‘CHEERLEADERS’? .– Telemadrid ha retirado cautelarmente de pantalla al perioista Santi AcostaSanti Acosta porque el otro día actuó como animador de C’s y de Albert Rivera en un meeting  de este partido. ¡Ah! Es una medida meditable e interesantísima la que ha adoptado Telemadrid. Plantea un debate de enorme actualidad y, en el fondo, de una ingenuidad tremebunda. Ser periodista y al mismo tiempo ejercer de cheerleader o publicista de un partido parece a primera vista una detestable aberración. Más todavía en alguien que influye en la audiencia desde una cadena pública. Hasta aquí la teoría. En la práctica es otra cosita. Si TVE o TV-3 siguieran el ejemplo de Telemadrid, me temo que tendrían serios probemas para cubrir las vacantes producidas.