ENTREVISTA EN 'TELETODO'

Paula Vázquez: «No trabajo para hacer tele en cantidad, sino de calidad»

La presentadora gallega ha regresado a la pequeña pantalla con una edición renovada de 'Fama a bailar'

PAULA V.

PAULA V. / periodico

Olga Lerín

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Paula Vázquez (Ferrol, 1974) es una de las caras más populares de la pequeña pantalla, a pesar de que ha estado alejada de ella en periodos intermitentes. De aquella azafata del mítico 'Un, dos, tres… responda otra vez' (TVE), que hizo sus pinitos como bailarina, queda una profesional que sabe lo que quiere, lo defiende a capa y espada y, además, no tiene pelos en la lengua. Su 'background' televisivo es interminable: 'El juego del Euromillón' (Tele 5), 'La isla de los famosos' (A-3), 'Pekín Express' (Cuatro), 'El número uno' (A-3), 'El puente' (#0)… 'Fama ¡A bailar!' (Cuatro), que reabre su escuela en #0. Al concurso de talentos le han lavado la cara. Y Paula ha regresado. 

–¿Qué tiene 'Fama a bailar' que le ha vuelto a enganchar siete años después de su final?

–Fue un formato que a mí personalmente me dio muchas alegrías, y todavía me las sigue dando, porque pasaron más de 700 concursantes que me sigo encontrando esparcidos por todo el planeta. Y me dejó esa sensación de estar ayudando a los chavales jóvenes a formarse para tener una carrera. Hacer un 'talent show' es muy gratificante por todas esas cosas, y volver a trabajar para Zeppelin TV es un lujo, porque es un equipo que funciona como un reloj. En España tenemos el talento y las herramientas, con lo que puedes hacer los encargos apropiados.  

–En 10 años, la televisión ha dado un vuelco. ¿Esta circunstancia va a ayudar al formato?

–Ya nos ha ayudado, porque hemos ampliado mucho las miras con la parte formativa del programa, es decir, los profesores y todas las cosas previstas. Vamos a hacer algo que está muy representado en la sociedad actual. Me atrevería a decir que es un programa feminista, porque Ruth Prim, una de las coreógrafas, hace retos y su discurso es muy feminista. En el baile se ha profesionalizado cada técnica, que antes se englobaba en una sola.

–Pasar de una tele generalista (Cuatro) a un canal de pago, ¿hará que el concurso pierda fuelle?

–No lo sé. Mi vuelta a la tele fue con Netflix, y el resultado es que tenemos un público quizá más selectivo.  Creo que 'Fama...' va a conseguir que más gente empiece a consumir tele de pago. Yo no trabajo para hacer tele en cantidad, sino de calidad. Me apetece hacer una tele que guste y, si es para pocos, no pasa nada; si es para muchos, pues mucho mejor.

–El programa se ha sometido a un lavado de cara…

–Sí, menos la presentadora, todo se ha renovado [ríe]. Las instalaciones de ahora nos recuerdan más a una escuela americana. La realización también se va a actualizar mucho, hay otra manera de contar cómo se hace televisión, e, incluso, la iluminación es distinta. El tono va a ser muy diferente, pero guardando la esencia: los protagonistas son siempre los participantes.

–¿Y cómo se ve Paula Vázquez 10 años después?

–¿Más mayor…? Pero con energías renovadas, con muchas ganas de volver a coger esta oportunidad y mejorar las cosas que se puedan. 

–¿El éxito de 'OT' va a suponer un escollo o es un incentivo?

–Es un incentivo para todos. Ha servido para que nos fijemos en las cosas que funcionan y las hagamos también, como el canal 24 horas. 'OT' ha sido una apuesta muy brillante y a nosotros nos ha servido de inspiración, aunque no vamos a dejar la esencia que tenía nuestra escuela. Hay que adaptarse a la nueva era tecnológica, en la que la gente joven consume televisión en otras plataformas, sobre todo desde el móvil. 'OT' ha sido también una alegría al ver que de nuevo la música y este tipo de entretenimiento vuelve a funcionar. El éxito de ellos nos beneficia a toda la profesión. Y no vamos a ser el único formato que se inspire en ellos.

–Sin embargo, para regocijo de la audiencia, 'Fama...' se va a emitir en un 'prime time' real.

–Olé, olé... No estoy segura si las nueve de la noche es 'prime time' o 'preprime time'. Ese va a ser un cambio también. Y el hecho de estar en 'streaming', que la gente nos pueda ver a la hora que quiera, también marcará un antes y un después. En estos 10 años, la manera de consumir televisión ha sido el gran cambio. Y nosotros nos adaptaremos.  

–¿Qué destacaría de los aspirantes de esta edición?

–El nivel es muy alto. Las convocatorias de los castings nos han sobrepasado. En la de Barcelona, se esperaban unos 200 aspirantes y llegaron más de 500. ¡Una barbaridad! Hace 10 años se empezaron a abrir muchas escuelas y, de repente, se acabó el miedo de los hombres a decidir que quieren ser bailarines. Lo que 'Fama...' fomentó es que ahora haya un aluvión de chavales que nos dicen que nos veían de pequeños. Esa generación que miraba con admiración a aquellos profesores y bailarines hoy se está presentando al 'casting'. Así que creo que estamos recogiendo lo sembrado. 

–¿Qué cualidades deben tener los aspirantes?

–Esa pregunta es para los profesores..., pero que vengan abiertos a experimentar cualquier tipo de baile. Aquellos que sean más versátiles tendrán más oportunidades. 

"El éxito de 'OT' beneficia a toda la profesión. No vamos a ser el único formato que se inspire en ellos"

–A usted el baile no le resulta nada ajeno...

–Empecé bailando en el 'Un, dos, tres...' Era bailarina, pero nunca destaqué. Ahora estamos hablando de unos profesores que tienen un nivel tan bestia, que va a ser abrumador. Han triunfado afuera y han hecho giras por todo el mundo. Yo bailaré mucho en el programa, pero detrás de las cámaras.

–¿Ha dejado enterrada definitivamente la imagen de Paula Vázquez en biquini de 'La isla de los famosos' (Antena 3)?

–Aquel estilismo no fue tal, porque, en realidad, me robaron la ropa: las maletas llegaron vacías. Yo nunca firmé un contrato que me pidiera salir en biquini en televisión, porque, probablemente, hubiera dicho que no. Fue una iniciativa mía, porque me quedé sin ropa. Después de utilizar la de las redactoras y todo lo que pude, llegó un momento que me pareció normal que, si los cámaras estaban en bañador en el Caribe, yo estuviera en biquini igual que mis compañeras. Fue un poco escandaloso y de ahí saqué una línea de biquinis. Nunca me sentí usada, ni mucho menos sexualizada, porque para mí era una forma de trabajo y me estaba vistiendo como el resto de mis compañeros.

–La tele de pago parece que está siendo ya su ámbito natural. ¿Tan grande es la diferencia entre esta y la tele generalista?

–Sí, no tienen nada que ver. Movistar+, por ejemplo, es una tele sin complejos. La rueda de prensa del programa estaba prevista para el  día 8 y se cambió por la huelga feminista, lo cual me pareció un acierto y algo impensable en otros lugares. Es una tele que gusta mucho a la gente de la calle, es muy cercana. Me parece más actual y renovada.

–¿Cree que la TV generalista se ha quedado anclada en el pasado?

–No me gusta generalizar, pero hay casos, que todos sabemos, en los que sí...

–En un tuit suyo reciente hablaba de "la tele que mola…". ¿Cuál es esa televisión?

–Yo sigo a gente que me fascinaba en la tele y que hacía tiempo que echaba de menos, como Ángel Martín y Patricia Conde, que se incorporan a Movistar+. Programas como 'La resistencia', 'Late motiv...' son de una tele que representa a mi generación, que me divierte y habla mi idioma. 

–Igual que para las actrices, ¿la edad es un escollo también para una presentadora de tele?

–No, lo dudo. Hay muchas mujeres que llevan siendo reinas de las mañanas desde hace años. No tiene tanto que ver con eso, sino con que en la época de crisis el papel de la mujer ha retrocedido bastante en muchas profesiones, como la tele. 

–Se ha quejado en numerosas ocasiones de que el género del entretenimiento está en manos de hombres en la tele española.

–Sí, pero ya no debería tocarme a mí hablar de esas cosas. Me sorprendió mucho que el día que lo dije nadie se había dado cuenta de ello. No sabe usted lo que me estoy conteniendo ahora para no hablar de esto...

–No se corte...

–El día que presentamos 'El puente', después de tres años fuera de la tele, el titular de la mayoría de la prensa fue: "Paula ha cambiado de cara". Sufro una enfermedad crónica, que se llama rosácea, que te hincha la cara, y la piel se te pone muy roja. En ese momento no la tenía diagnosticada, por lo que, por los nervios, se me hinchó la cara. A la semana siguiente ya la tenía normal. Y el titular no pudo ser más machista. Después de tres años, se refería a mi imagen física, que me da igual, porque si me hubiera retocado la cara, es mi problema y mi responsabilidad, pero no era el caso. Nos queda mucho por andar. 

–Y no hablemos de los sueldos...

–Eso sí, ni tocarlo… Aunque yo no me quejo, porque siempre he podido exigir a las teles que quiero cobrar lo mismo que un hombre que está haciendo mi trabajo. Y lo han cumplido. Y no solo eso. Yo vengo del mundo de la moda, en el que las mujeres ganábamos mucho más que los hombres. Esta es una excepción que confirma la regla que se sufre en España.

–¿Tiene motivos para sumarse al movimiento #MeToo? 

–Claro que sí, como todas. ¿Quién no se ha sentido con miedo al volver a casa sola?, ¿quién no ha notado en casa que la educación no era igualitaria? Yo, que tengo un hermano de mi misma edad, he visto cómo la vida nos ha tratado diferente en muchos aspectos.

"Tengo una enfermedad crónica, que se llama rosácea: se te hincha la cara y la piel se te pone muy roja"

–¿Usted ha sufrido acosos?

–Pues sí, pero no voy a destacar ninguno. Cuando empezó el #MeToo, hice un poco de reflexión para recordar algún momento violento vivido y no me había dado cuenta de que los momentos violentos pueden ser pequeños, como una frase a destiempo, un piropo en el instante   menos adecuado, un desprecio o un prejuzgar de que tú no eres capaz de hacer eso... Todas hemos vivido esas circunstancias alguna vez en nuestras vidas. El movimiento no solo está dando visualización –porque son ellos los que se tienen que dar cuenta–, sino que también nosotras estamos aprendiendo mucho. Nos dijeron que no podíamos quejarnos y ahora estamos aprendiendo que nos merecemos lo mismo, que tenemos derechos. 

–¿No tener pelos en la lengua le ha reportado más disgustos que alegrías?

–Últimamente he tenido algún disgusto con los 'haters', que son los que te insultan sin ningún pudor, pero después del programa 'Salvados', con Jordi Évole, una descubre que detrás hay muchas veces gente mediocre que necesita protagonismo. Así que también hay que darle a eso la relevancia que tiene, que es una persona entre 300.000. No he tenido tantos sinsabores. Quizá me ha decepcionado más que se quitara la máscara gente que creía normal a mi alrededor y que luego ha resultado no serlo. 

–¿Qué tal su experiencia con Netflix en 'Ultimate beastmaster'?

–Espectacular. Fue increíble. Después de tanto tiempo creyendo que yo ya estaba retirada de la tele de manera voluntaria –hubo ofertas de cadenas que no me interesaron, porque no me siento identificada–, que te digan, de repente, que te llama Silvester Stallone para que vayas a Los Ángeles a trabajar... Pensé que era una inocentada. 

–¿Le ha conocido?

–No, pregunté si iba a venir algún día, pero nos dijeron que si quieres acercarte a él tienes que pedir casi una audiencia al Vaticano. Sin embargo, ya fue bastante impresionante trabajar a ese nivel en EEUU, porque los presupuestos son otros y, de repente, tienes tu propia maquilladora, que habla tu idioma… 

–¿Va a traspasar esa puerta en algún momento?

–¡Ojalá! Hoy en día, con la tele que estamos haciendo, como Movistar+, que es una plataforma que se ve por internet y a la que te puedes abonar, yo ya tengo la sensación de estar trabajando de manera global y no solo para el territorio español. Hay muchos españoles que me escriben desde Tokio y desde países que ni te imaginas. Al final, estás trabajando para todo el planeta. Pero irme a vivir a EEUU no me molaría, porque estoy muy bien en España. De hecho, me he comprado un terrenito en Galicia para hacerme una casita y volver al pueblo.

–Regresando a 'OT', tal vez le vayan a comparar con Roberto Leal.

–Ha sido brillante su trabajo en 'OT' y le he felicitado. Trabajé con él en 'Te lo mereces' (A-3) y la experiencia fue increíble. Por cierto, leí que le acusan de machismo… Me parece que es hilar demasiado fino. Es un profesional magnífico, que ha sentado un precedente para todos. Que me comparen con él me parece estupendo.

–¿No cree que estaría bien hacer en algún momento un 'crossover' [intercambio] con usted y Leal? 

–Ja, ja, ja. ¡O que viniera Amaia a cantar con nuestros bailarines!

–¿No le vamos a ver pronto en una ficción?

–No lo sé. Es verdad que no es un terreno en el que me sienta muy holgada. No tengo experiencia como en la tele, pero nunca se sabe. No cierro la puerta a nada. Lo que sí hago es elegir formatos en los que creo, porque si no, no soy capaz de defenderlos. Me quedo en casa.

–Como gallega, ¿qué le parece la serie de Antena 3 'Fariña'?

–No la he llegado a ver todavía, pero me han pasado un PDF del libro. Tiene muy buena pinta. Es ridículo lo que está pasando en España con todo esto del secuestro. Quienes somos de Galicia sabemos perfectamente que todo lo que cuenta es real y lo hemos visto todos. Yo vengo del Ferrol, en donde en los años 80 murieron gran parte de los jóvenes que estaban en Carranza, que es el polígono donde me crié, por culpa de la cocaína que llegaba a la playa en fardos. Había gente de mi edad a quienes criaron las abuelas.