tú y yo somos tres

La tele, como la vida, sin ellas se cae

Ferran Monegal

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Otra vez TVE-1, el gran canal público del Estado, ha mirado hacia otro lado. Ni una conexión en directo con las manifestaciones feministas que recorrían toda España. Pinceladas esporádicas hablando del Día Internacional de la Mujer en Los desayunos, pero a partir de las diez de la mañana, cuando el grueso de las manifestantes se corporizaba en todas partes, decidieron colocarnos varios episodios de Españoles en el mundo, hasta los Telediarios de la tarde. María Casado e Inés Ballester ejercieron, como es natural, su derecho a huelga, pero los servicios informativos de TVE-1 no suplieron su ausencia: la dirección prefirió, otra vez, emitir programas de entretenimiento enlatado. Otra vergüenza que deberá ser anotada a su larga lista de desinformación general. TV-3 estuvo conectando e informando; nada que reprocharles. En Espejo público (A-3 TV), supliendo Albert Castillón Susanna Griso, hizo un trabajo de seguimiento constante. El programa de Ana Rosa no se emitió, pero los Informativos Tele 5 tampoco tomaron el relevo de la mañana: la cadena apostó por ir volcando programas ya emitidos de La Voz kids. Este imperio traspasó toda la responsabilidad periodística a Las mañanas de Cuatro, donde Javier Ruiz hizo un buen trabajo. En La Sexta fue donde más se notó la huelga de su amplia plantilla femenina. Nos enseñaron los puestos de trabajo, vacíos, con un orgullo muy vibrante. El programa Más vale tarde lo tuvo que presentar el incansable routier de La Sexta nocheIñaki López, siempre impecable, Por la mañana Antonio García Ferreras (A.R.V.) , fiel a su lema «¡Más periodismo!», hizo todo el programa con una escarapela tricolor en la solapa. Nos decía: «La ha hecho la embajada británica en memoria de aquellas mujeres que lucharon hace años por su derecho a votar. Tres colores: el verde, de esperanza; el blanco, de pureza, y el morado, ¡del combate!».

Horas antes, en el segundo capítulo de la serie <i>Fariña</i> (A-3 TV) vimos una escena que en esta jornada de reivindicación feminista es meditable. La esposa del traficante Oubiña, viendo que él la engaña con una secretaria, le dice, con amargura: «No permitiré que esa buscona les quite ni una peseta a nuestros hijos». ¡Ah! No le queda más remedio que alzar la bandera de los hijos, porque ella, como esposa, solo tenía derecho a callar y a aguantarse.