Tú y yo somos tres

Roca, y lo bien que salió la Constitución

ferran Monegal

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Para celebrar los 40 años de la Constitución Española, TVE ha echado mano del archivo. Ha elegido un documental del 2008, titulado 'El espíritu de la Democracia'. Y nos lo ha recolocado, esta vez por La 2. Ha sido una elección interesante, pero no inocente. Digamos que muy oportuna, entre comillas, eso sí. El trabajo consiste en un repaso -admirativo- a la ardua labor de aquellos estupendos y míticos políticos llamados '<i>los</i> padres de la Constitución', que se quemaron las pestañas, días y días reunidos, elaborando la Magna Carta con la que los españoles teníamos que regirnos después de tantos años de negra dictadura. El hilo conductor son tres de ellos, Gregorio Peces Barba, Manuel Fraga Iribarne -muy deteriorado ya, murió a los tres años de esta grabación- y Miquel Roca Junyent. A poco de comenzar el documental, nos han resaltado un momento cuya intención actual no pasa inadvertida. Es cuando <b>Peces Barba</b> recordó con orgullo lo mucho que ha servido y sirve la Constitución a los gobiernos dándoles «una extraordinaria estabilidad» y citó concretamente a UCD, PSOE y PP. Y tras este rapto de satisfacción, intervino entonces Miquel Roca, quien tomando también carrerilla contó con entusiasmo una anécdota. Una noche, paseando por Barcelona, se le acercó un ciudadano y le dijo: «¡Esta vez esto tiene que salir bien!». Y añadió con indisimulable placer: «Cuando aquel ciudadano dijo 'esto tiene que salir bien', no se refería a tal o cual artículo, se refería a toda la Constitución, ¡a toda! ¡Y que tenía que durar!». Y al terminar ese detalle, ese suvenir de aquellos días en que fue padre de la patria, a Roca le inundó una satisfacción muy bonita.

¡Ahh! Ya les dije que la elección de este documental, la decisión de reemitirlo ahora, de inocente no tiene nada en absoluto. Escuchar hoy a aquel Miquel Roca del 2008, exsecretario general de Convergència -y tantos años el hombre de <b>Pujol </b>en el Congreso de Madrid-, escucharle defender a capa y espada la Constitución («un texto pensado para que dure»), tiene hoy una intención instrumental clarísima. No sabría decirles ahora mismo en cuál de los dos polos de la Invernalia política de Catalunya están instalado el corazón de Miquel Roca. Quién sabe, quizá en ninguno. ¡Ah! La vie c'est ondoyant, y ahora más que nunca. Pero en la tele, ni los unos ni los otros dan puntada sin hilo.