ENTREVISTA

Mag Lari: «La tele es un escaparate que te permite llenar teatros»

El ilusionista catalán, que el sábado, 26, trae al Grec su espectáculo 'Dolce vita' , es el maestro de ceremonias y director de 'Pura magia', el 'talent' de TVE-1 que busca al mejor mago de España

Mag Lari, presentador y director del concurso 'Pura magia'. (TVE-1).

Mag Lari, presentador y director del concurso 'Pura magia'. (TVE-1). / JOSEP GARCIA

INÉS ÁLVAREZ / Barcelona

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De niño, a Josep Maria Lari (Barcelona 1973), sus padres le regalaron para Sant Jordi un libro de Juan Tamariz y, ¡tachán!, como por arte de magia de ahí surgió un personaje: Mag Lari, un ilusionista con espectaculares puestas en escena propias de Las Vegas y un humor irónico y elegante. Su hábitat natural, dice, son los teatros, pero eso no quita que se desenvuelva con soltura en los platós de la tele. Ha colaborado en 'El club', 'Buenafuente', 'El gran dictat'...  Ahora lo hace en 'Hora punta' (TVE-1), y en esa cadena ha ascendido a la categoría de director y maestro de ceremonias del 'talent' 'Pura magia'. Confiesa sentirse como si condujera un Ferrari. 

Esta no es su primera experiencia en la tele, pero nunca había desempeñado un papel tan protagonista en un espacio... Realmente estoy muy contento, porque toda la vida he ido de visita a los programas y ahora el programa no es un sitio donde estoy,  sino en el que  vivo. Yo estoy aquí y son otros los que vienen a verme. Y eso me gusta mucho, la verdad. 

Es un gran paso en su carrera televisiva, ¿no le parece? De todo se aprende y estoy muy contento de todo lo que he hecho, pero comprarte un coche grande  de vez en cuando hace mucha ilusión.

Con ello su popularidad crece... Por supuesto. Es que yo creo que como nosotros vivimos básicamente de las funciones que hacemos en los teatros, la tele te permite llenarlos. Porque este medio es un escaparate en el que te ve todo el  mundo y, si ya te conocen, es más fácil que te compren una entrada.

Vemos que, pese a ser el señor director de la escuela, no ha perdido la fina ironía que le caracteriza. Yo no sé hacer magia sin hacer de las mías. También es verdad que, aunque yo sea el presentador, no me interesa ser el protagonista de este programa. Este es un concurso muy coral y de lo que se trata es de potenciar a los 13 concursantes. Además, en Pura magia hay otros profesionales. Yo hago de director y de maestro de ceremonias.

Una gran responsabilidad, sin duda, pero se libra de votar. Yo soy como el papá de los concursantes.  Soy quien está con ellos, quien  prepara sus números y quien les da ánimos para que lo hagan muy bien. Pero a partir de ahí ellos se tienen que enfrentar al jurado.

Que lo forman otros reconocidos profesionales. Sí, porque nadie mejor para juzgar si un mago es bueno o no que otro mago. Y sí,  me alegro mucho de no formar parte del jurado, porque no me tengo que ver en la tesitura de  nominar a nadie. Yo soy el director y solo me ocupo de dar mis clases y hacer las tutorías.

La Biblioteca parece un confesionario y usted, el confesor. ¿Se siente cómodo en ese papel? Sí, porque muchas veces son más importantes las relaciones y lo que pasa a nivel personal que la magia. Piense que sienten mucha presión, ya que hacen tele por primera vez y  esto es un concurso. Para que puedan trabajar a gusto y hagan cosas espectaculares deben estar bien.

¿Ve ahí mucho talento? Sí, y mucha imaginación. Porque como ya han visto mucha magia, piensan que igual el público ya la conoce y se rompen los cuernos por  presentarla de otro modo. Y eso  me encanta, porque en la magia un 50% es la presentación.

"A los concursantes de 'Pura magia' les daría más cariño, pero debo mantener las distancias"

¿Se ve reflejado en ellos? Mucho. Me veo a mí cuando era joven. Tienen las mismas inquietudes. Aunque ellos van muy rápido: ya están haciendo televisión de jóvenes y soportan antes mucha presión. A mí me gustaría darles más cariño, pero soy el director y debo  mantener las distancias.

Eso lo hace muy bien Anthony Blake, el Risto de 'Pura magia'. Supongo que lo fácil es comparar a Blake con Risto Mejide, porque es el duro del jurado, pero siempre tiene que haber alguien más exigente. Si nos quedamos solo con ver las cosas bonitas... El buenismo yo creo que no es constructivo. Necesitan inputs para saber cómo mejorar. Y, a veces, es más efectivo que te lo digan de un modo contundente que  si lo hacen con una sonrisa.

  Quien dice que hay demasiados malos rollos es que no ha visto la película 'El truco final'. ¿Es habitual esa rivalidad entre  magos?

 Este es un concurso, pero al tener escuela, inevitablemente hay una parte del programa que parece un reality.  Las relaciones humanas tienen un papel muy importante, y el hecho de ser un concurso, en el que todos compiten con todos, genera a veces malos rollos. Pero no intentamos subrayarlos, sino mostrar que, a veces, no todo es tan bonito como parece. Además, en cualquier trabajo hay rivalidades, no solo pasa entre los magos. 

El tema de la varita también crea estrés. Y tensiones. Lo de la varita me encanta. Está muy bien pensado, porque se supone que todos los magos  tenemos una,  pero veo muy pocas en los espectáculos. Está bien recuperarla. Crea un punto de interés nuevo y tiene un valor simbólico: es la llave que les permite actuar en las galas y deben cuidarla como un tesoro. El hecho de que alguno se la olvide da mucho juego televisivo.

¿Es la tele una buena  plataforma para la magia? Porque siempre hay la sospecha de si hay cortes, trucos de cámara... En este 'talent', en cuanto a magia somos muy puristas. De hecho, todos somos muy tradicionales y queremos que lo que se haga aquí sea lo que se ve en casa. Aquí no dejamos hacer los famosos trucos de cámara. Ningún alumno que empiece puede hacerlo, porque eso va  contra la moral de los magos.

¿Le gustaría tener un programa propio, como Mago Pop o Jorge Luengo en DMax? Yo es que por el tipo de magia que hago y el personaje que tengo no me veo en la calle. A mí me gustan el plató y el teatro. Y me gusta este plató especialmente porque parece un teatro. Me siento muy a gusto porque me gusta la magia con su casita. En la calle no se puede hacer el tipo de magia que yo hago. 

Lo suyo son más los grandes espectáculos tipo Las Vegas... Hay muchos tipos de magia y todas son válidas. Pero, sí, mi estilo, desde siempre, es ese.

Lo de la magia de calle parece que se ha puesto muy de moda...  En realidad, lleva ya muchos años. De hecho, hace 20 años que se hizo el primer programa en EEUU. Y aquí, el  primer espacio en el que intervine en TV-3 [2005], que se llamaba Il·lusionadors, iba de eso: salíamos a la calle a hacer magia. Pero yo era muy jovencito y ya entonces no me vi.  Es que yo soy más clásico.

"En este 'talent' somos muy puristas. Aquí no dejamos hacer los famosos trucos de cámara"

Este mes de agosto trae a Barcelona su espectáculo 'Dolce Vita'... Sí. Venimos al  Teatre Grec, y será solo un día: el 26. Luego, a finales de año, traeremos un espectáculo  al Teatre Condal, '25 il·lusions', en el que me hago un autohomenaje a mí mismo por mis 25 años de carrera.

En 'Lari Poppins' decía que esta era su madre. ¿Le inspiró de algún modo ese mítico personaje? Solo era por hacer una broma.

Pero su padre sí que es el mago Juan Tamariz... Sí, el artístico. Él es el responsable de que me haya metido en la magia, porque mis padres me regalaron un libro suyo y ahí empezó todo. 

¿Sigue siendo Tamariz el gran maestro? Sí. Indiscutiblemente, Tamariz es el mejor del mundo.

¿Se sacará usted de la manga (o de la chistera) algún otro proyecto? Pues sí. En octubre abriremos  una Escuela de Magia en Barcelona. Y en ella yo también soy el director. 

¿La gente aún quiere aprender magia? ¿No ha roto internet el encanto con tanto tutorial? Al contrario, internet la ha favorecido, porque la información corre más. Yo creo que eso está bien.

Oiga, ¿por qué hay tan pocas  magas? También en 'Pura magia'... ¿Es más cosa de hombres? Pues no lo sé. De hecho, es mago quien quiere. Habrá que preguntárselo  a las mujeres. Pero sí que es cierto que hay pocas. Y el programa es un reflejo de ello.

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