Entrevista del Teletodo

Paco León: "Hay mucha gente decente en todos los niveles, ricos y pobres"

television netflix 7 años paco león

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OLGA PEREDA

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'Siete años' es la primera película producida por Netflix en España, y que la plataforma estrena el viernes, 28 (22.00 horas). Cuenta la historia de cuatro amigos (Juana Acosta, Paco León, Àlex Brendemühl y Juan Pablo Raba) que en su día montaron una empresa tecnológica. En pocos años empezaron a facturar millones de euros y se convirtieron en ejecutivos de éxito. Un día -y ahí arranca el filme- sucede algo y se ven obligados a contratar a un mediador (Manuel Morón) para llegar a un acuerdo. Es la única manera de salvar la compañía y a ellos mismos. La reunión dura muchas horas. No salen de la oficina. Es una situación extrema y los nervios están a flor de piel. ¿Quién sacrifica su libertad para salvar a la firma y al resto de colegas de la ruina?

Con guion de José Cabeza, el barcelonés Roger Gual firma la dirección de una película que habla de miserias humanas, fidelidad y lealtad. Y también de la responsabilidad, del éxito rápido y de cómo uno es consecuente con sus actos.

Usted es actor. Pero también director ('Carmina o revienta', 'Carmina y amén', 'Kiki, el amor se hace'). En 'Siete años' se ha puesto a las órdenes de otro director, Roger Gual. ¿Dónde se ha guardado el ego de cineasta? No, al contrario. A mí me ayuda mucho haber dirigido. Noto una camaradería especial. Sé lo que es estar en el otro lugar, así que confío mucho en el director. Roger Gual [director de Smoking room y Menú degustació] es un realizador al que le gusta trabajar con actores. No todos son así, la verdad. Pero él conoce nuestra raza.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Mi personaje","text":"\"Mi personaje\u00a0es moralmente el m\u00e1s f\u00e1cil de defender\""}}La película tiene una estructura teatral. Está rodada en una sola habitación. El ambiente es claustrofóbico. Sí, pero para mí lo más complicado no fue eso, sino quitarme mi complejo de payaso y entrar en un thriller psicológico al lado de compañeros, como Manuel Morón, que están mucho más acostumbrados que yo a ese género.

Usted da vida al rarito, el menos tiburón del grupo. Y con un punto de misterio porque habla poco. A los demás se les reconoce más. A mi personaje no se le ve venir.

¿Cómo le definiría? En el mundo de la tecnología hay mucha gente como él, con mucho mundo interior y poco exterior. Rarito, sí. Buena gente, pero con problemas sociales. Esa familia de amigos, esa empresa, es lo único que él posee en la vida. Tiene poco que perder y por eso se convierte en un kamikaze. Sus colegas le acomplejan por el hecho de tener escrúpulos y valores.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"T\u00fa eliges\u00a0ser un mierda","text":"\"T\u00fa eliges\u00a0ser un mierda\u00a0o ser una persona decente.\u00a0La decencia es algo que uno lleva\""}}Miserias laborales en ambientes claustrofóbicos es algo que hemos visto en películas como 'Smoking room' (Roger Gual) o 'El método Grönholm'. ¿Las recuperó para prepararse el personaje? Sí, claro. Y con otras películas importantes.

¿Como 'Doce hombres sin piedad' (1957), por ejemplo? Claro. El director nos trajo una batería de títulos. No solo esa, que dirigió Sidney Lumet, sino otras de David Mamet. Filmes que parten de una premisa parecida pero que, en realidad, hablan de la naturaleza humana. Además de la corrupción, que es un tema contemporáneo, Siete años aborda el dilema moral de la amistad. ¿Qué pasa con la amistad cuando ocurre un escándalo como esos? ¿Qué pasa con Mariano Rajoy y Luis Bárcenas? No me refiero a lo político, que es indiscutible, sino a lo humano. ¿Dejan de ser amigos?

Todos somos majos y buenos tipos. Pero cuando hay un problema, rascamos y sale mucha, perdón, mierda. Sí, dice usted bien: mierda. Es cierto. Pero yo confío en la naturaleza humana. Siete años muestra que jugar sucio forma parte del éxito de alguna manera. Pero no todo el mundo es así. Decir que todos somos unos mierdas es quitarse responsabilidad. No, lo siento, no todos somos unos mierdas. Tú eliges. Eliges ser un mierda o ser una persona decente. Y creo que sí, que hay muchas personas decentes en todos los niveles, ricos y pobres. La decencia es algo que uno lleva.

¿Alguien puede ganar una millonada teniendo un trabajo limpio? Quizá no forrarte, pero tener éxito sí. Creo que no hay por qué ser un corrupto para tener éxito. Jugar sucio no forma parte del trabajo. Hay ricos que han ganado su dinero honradamente. Necesito creer que sí.

En 'Siete años' muestra un mundo de ejecutivos-tiburones. ¿Le dan pena o envidia? Creo que las cosas han cambiado. Ya no hablamos del yupi de los años 90. Ahora la gente quiere hacer sostenible su empresa y también su vida. Hay mucha gente workaholic. Yo mismo lo soy. Y Juana [Acosta] también.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"No hay por qu\u00e9 ser un corrupto","text":"\"No hay por qu\u00e9 ser un corrupto\u00a0para tener \u00e9xito. Jugar sucio no forma parte del trabajo\""}}¿La adicción al trabajo es mala? Depende. Si abandonas todo lo demás, sí.

Si el personaje al que da vida Manuel Morón, el mediador, se hubiera sentado en el Congreso a lo mejor hubiéramos tenido Gobierno hace muchos meses, ¿no? Igual sí. Igual les hubiera hecho falta. La figura del mediador se usa mucho en conflictos laborales. Y para echar a gente.

Como George Clooney en 'Up in the air'... Claro, pero en esos casos hay un ERE, un conflicto. Manda huevos que el Congreso de los Diputados necesite un mediador. Nuestros políticos deberían ser mediadores. Cobran por eso. Pero, vamos, que sí, que el Congreso necesita un Manuel Morón.

'Siete años' es la primera producción de Netflix en España. Se estrenará en la plataforma de televisión, que llega a 190 países. Usted, ni como actor ni como director, ha tenido nunca complejos con el tamaño de la pantalla. El cine, hace ya tiempo, se ve en muchos tamaños. Y no son incompatibles. Yo soy espectador de sala de cine y no de tele de pago, fíjese.

¿Netflix no le ha regalado una suscripción? No, todavía no. Ya podían haberlo hecho [risas]. Le decía que ningún tamaño es incompatible. Yo vi 'Kiki, el amor se hace' en un avión.

De todas formas pasear por una pequeña ciudad francesa, por ejemplo, y ver el cartel de Carmina y amén junto al de Julieta, de Pedro Almodóvar, debe dar un subidón, ¿no? Claro que sí. Donde mejor se ve una película es en una sala de cine, evidentemente. Pero creo que cada filme tiene que tener su canal de distribución particular. Que Carmina y amén se estrene igual que 'Star wars' no puede ser. 

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Hay mucho \u2018workaholic'","text":"\"Hay mucho \u2018workaholic'.\u00a0La gente quiere hacer sostenible su empresa y tambi\u00e9n su vida\""}}'Siete años' estará disponible en el hogar de los 81 millones de abonados que tiene Netflix en todo el mundo. Me parece un lujo, un puntazo. Es el presente, ya no digo ni el futuro.

¿Puede su nombre ayudar a la difusión de la película? En España, sí. Y en algún país latinoamericano supongo que también, claro. Pero, bueno, en términos globales no sé. Hombre, Àlex Brendemühl tiene tirón en Francia. Juana Acosta lo tiene en Colombia. Juan Pablo Raba está en la serie Narcos...

¿Qué le gustaría provocar en el espectador? Que cada uno se identificara con alguno de los personajes y dijera: «¿yo que haría en su situación?»

¿Usted se lo ha planteado? Claro. Creo que con el más fácil de identificarse es el mío. Mi personaje es moralmente el más fácil de defender.

Juana Acosta da vida a la única mujer del grupo. Y tiene que ser el doble de tiburón. Su personaje, lamentablemente, tuvo que elegir entre ser mujer y ser ejecutiva. Eso es algo que, en el caso de los hombres, no se da. 

Vive usted unos años frenéticos de trabajo. Y, además, tiene vida personal. ¿Cómo lo compagina? Creo que bien. Tengo una buena cómplice, mi pareja. Y, además, nuestra hija se está haciendo más mayor y es más independiente.