'REALITY' ESPOT

La 'pastoreta' de la tele

La historia real de una joven que cambió su vida itinerante por el Pirineo triunfa gracias a un anuncio de agua mineral

anna plana pastora del anuncio de aguas

anna plana pastora del anuncio de aguas / periodico

CARME ESCALES / SORT

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Sus patines en línea, que solía calzarse en la adolescencia, para sentir la libertad en las calles de su localidad natal, Navata, en la comarca del Alt Empordà, algunas veces se encallaban con las bolitas defecadas por las ovejas del rebaño de un vecino del pueblo que pasaba por delante de su casa. “Me enfadaba cuando mis patines no tiraban”, rememora Anna Plana,un anuncio que, a través de sus emisiones en Catalunya Televisió y 8TV, ha hecho muy popular a la protagonista de este peculiar 'reality espot': casi tan real como la vida misma.

Anna Plana es, tal como explica el espot, la 'pastoreta' que llegó al Pallars la 'pastoreta' que llegó al Pallars buscando lo que siempre ansió: un modo de ganarse la vida. "Tenía claro que trabajar, hay que trabajar", reconoce. Aunque, eso sí, con un trabajo que le permitiera sentir aquella libertad que siempre soño y practicó: viajando con una anterior pareja en una furgoneta durante un par de años, sirviendo copas en un bar en Banyoles que abrió a los 19 años; o componiendo ramos de flores en una floristería de Menorca. Y fue en esta isla donde la joven y su pareja descubrieron aquello que solo una vez en su vida había experimentado por unos días: cuidar un rebaño.

“Cuando tuve el bar en Banyoles, un cliente, que tenía unas cuantas vacas, cabras y ovejas, me pidió que me ocupara unos días de su ganado, porque a él lo habían contratado como esquilador en otro pueblo”, recuerda Plana. “No me desagradó del todo, pero entonces pensé: hacer siempre esto debe ser muy esclavo”.

Pero años después, ese es el oficio que ahora abraza, y  que aprendió primero en la Escola de Pastors de Catalunya, en Rialp, y después con unas prácticas en Casa Camp de Llessui (Pallars Sobirà). “Estuvo aquí cuatro meses acompañándonos y ayudándonos con el trabajo diario de las vacas y las ovejas, en la granja y también en la montaña”, recuerda Rosa Saboya, de Casa Camp.

Una montaña rica y emblemática

La montaña de Llessui es un tesoro para el pueblo. Los pastos de sus algo más de 2.000 hectáreas, a 1.500 metros de altitud, alimentan rebaños llegados de todas las comarcas catalanas para pasar el verano. “Tenemos más peticiones de las que podemos albergar”, asegura Eloi Isus, de Casa Camp. Él (que es hijo de Rosa Saboya), es uno de los cuatro jóvenes ganaderos que está al frente de explotaciones propias en este pueblo del Pallars, donde existen ocho casas que se dedican exclusivamente a la ganadería. Y a esta pequeña localidad llegó Anna Plana quien, tras  finalizar su relación con su anterior pareja, apostó por su vida en el Pallars, haciéndose cargo de un rebaño propio de 400 ovejas, y nueve carneros.

Con todos estos animales, Plana sube cada día a la montaña. “Las llevo al mediodía y hay muchos días que hasta casi las ocho de la tarde no las recojo en el cercado en el que duermen”, explica la pastora. Su historia, tal como narra la voz en 'off' del anuncio fue tan real como se cuenta: "Llegó de fuera, y al principio pensamos que no duraría nada aquí... El frío, la nieve, la intemperie en la alta montaña…. Pero cuando vimos que estaba embarazada, la cosa cambió". Su hijo Martí, que ahora tiene tres años y que es hijo de su actual pareja, un vecino de Llessui, comparte sus horas en una guardería rural de Rialp con niños de otros pueblos del entorno pallarés al que su madre se ha adaptado, como una pallaresa más. Hoy es la mamá más popular de la comarca, y del Pirineo, y la comarca se enorgullece de ello.

“Está muy bien hecho el anuncio, nos gusta muchísimo”, comenta cualquier vecino, en Llessui, en Sort, en Rialp… Vayas donde vayas, hoy todo el mundo habla de la 'Pastoreta de Llessui'.

Y ella está encantada de que así sea, porque, como señala, "tenemos un pueblo y unas montañas a los que podemos sacarle mucho provecho”. Sus mechas rubias al aire –en su currículo también figura un título de oficial de peluquería- hablan de una nueva generación de ganaderos que se abre paso en el Pallars. “Para mí, el calendario empieza en octubre, cuando nacen los corderos. Es la época que más me gusta. No me importan las muchas horas de más que tengo que dedicarle, pendiente de los partos”, asegura. Y este año parece que será fecundo.

El estrés que supuso para sus ovejas tres días de rodaje, a las órdenes –bajo la supervisión de la pastora- del director audiovisual, no ha frenado las montas. “Los nueve marranos no paran estos días, por lo tanto, este año será bueno, porque las crías nacerán en octubre y estarán listas para despacharse en Navidad”, augura la ganadera. “Si el precio del cordero fuera el que debía ser, no necesitaríamos ayudas de la administración. Es una lástima”, precisa Plana, satisfecha con su elección de vivir de la ganadería y en el lugar donde lo hace. “Podría haber elegido el pastoreo en la plana del Empordà, pero el esfuerzo que suma subir a la montaña, luego, en las alturas, tiene premio”, expresa. Y el suyo, el estrellato en un anuncio que brilla en las horas punta de televisión, es además un premio para el Pallars y todos los esfuerzos de esa ganadería del presente que aspira a un gran futuro gracias a todo lo preservado del pasado.

El espot de esta nueva campaña (la anterior tuvo como protagonista el 'ultratleta' Kilian Jornet) cuenta una historia real, pero no deja de ser un 'reality espot': el agua de Veri surge de un manantial el valle de Benasque (Huesca). Pero en el minuto que dura el anuncio se combinan imágenes filmadas en las montañas del Vall d’Aran, La razón es que se necesitaban planos con nieve, que no había en el momento de la filmación en Llessui, la localización principal de la producción (Pallars Sobirà).