'Salvados' arroja nueva luz sobre el incendio del Liceu

Jordi Évole indaga en las claves del suceso con entrevistas a dos exgerentes, el fiscal del caso, un técnico de la sala y un periodista de EL PERIÓDICO

LAS CLAVES DEL INCENDIO. Jordi Évole conversa con Josep Maria Caminal, exdirector general del Liceu.

LAS CLAVES DEL INCENDIO. Jordi Évole conversa con Josep Maria Caminal, exdirector general del Liceu.

MANUEL VILASERÓ / MADRID

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Jordi Évole centra su mirada este domingo en un suceso que golpeó la Barcelona de la última década del siglo XX que el paso del tiempo había convertido en un recuerdo borroso. Ni  una película, ni un documental, ni un mísero libro han buceado en los hechos que el 31 de enero de 1994 convirtieron en una gigantesca pira el Gran Teatre del Liceu, uno de los símbolos de la cultura catalana. El hueco lo intenta llenar ‘Salvados’ arrojando nueva luz al incendio en el programa que se emite a partir de las 21.30 en La Sexta.

¿Fue la chispa de una soldadura la única causa o tuvo que ver el estado deplorable del teatro? ¿Por qué no se hizo ninguna reforma si las administraciones conocían el mal estado en que se encontraba? ¿Hubo pacto de silencio entre los afectados para evitar reconocer negligencias y asumir responsabilidades? Éstas son algunas de las preguntas que el programa traslada a los entrevistados.

Josep Caminal, el prin­cipal responsable en el momento del incendio, responde al interrogatorio de Évole, que le sorprende exhibiéndole un documento interno en el que se advertía del peligro de mantener el Liceu abierto. Exconcejal de CiU, Caminal fue nombrado director general después que su antecesor presentara la dimisión ante la imposibilidad de sacar adelante el proyecto de reforma que hubiera subsanado los graves problemas.

CAMINAL ADMITE "FALTA DE DILIGENCIA"

Tras el incendio, el propio Caminal se comprometió a dejar el cargo si en el juicio resultaba imputado alguno de sus empleados pero cuando esto se produjo las administraciones rechazaron la renuncia. Siguió 11 años más pilotando la reconstrucción y la puesta en marcha. Una auténtica dimisión en diferido. Ahora admite ante Évole que "las administraciones no actuaron con la diligencia adecuada con un teatro que requería una atención que no tuvo”

Quién más profundiza en los antecedentes de la tragedia es el predecesor de Caminal. Josep María Busquets recuerda como llegó incluso a anunciar a los medios de comunicación que el Liceu cerraba para empezar las obras pero las administraciones le desmintieron. No tuvo más remedio que abandonar el cargo. El año siguiente el edificio era pasto de las llamas.

UN FISCAL CONTRA TODOS

Pese a que varios empleados fueron imputados, el juicio se cerró sin determinar ni responsabilidades ni culpables. El fiscal que instruyó el caso, Víctor Alegret, relata como la acusación trabajó en la más absoluta soledad. "Estábamos remando a contracorriente", confiesa.

La versión oficial apuntó desde el primer momento a los soldadores que estaban trabajando en unas mejoras del teatro como única causa del fuego. El foco de los medios de comunicación se giró hacia ellos hasta el punto que durante años vivieron con un estigma que ahora han preferido no reavivar con nuevas declaraciones.

El testimonio más directo llega de la mano del exjefe del servicio eléctrico, Carles Valero, que recuerda como la sala no tenía ni "salida de emergencia, ni iluminación de emergencia". "El riesgo era total", asegura con la misma contundencia con que recuerda la consigna que les llegó de arriba tras el suceso: "aquí no ha pasado nada, todos quietos".

PACTO DE SILENCIO

El periodista que firma esta información, encargado por entonces de cubrir la información local, colabora también en el programa recordando el seguimiento informativo de la tragedia y como le sorprendió que con las brasas aún humeantes los políticos cerraran un pacto exprés para la reconstrucción. Un acuerdo que luego supimos se había basado en un pacto de silencio y no agresión.

Évole acaba el programa confesando ante Busquets que se ha quedado con la sensación de que la gente con la que hablado “no lo cuentan todo” a pesar del tiempo transcurrido. El exgerente le admite que "a veces no se puede contar todo”, pero sí lo suficiente para hacerse una "composicón de lugar”.