ENTREVISTA

Miguel Sáez Carral: «La serie de Antena 3 es bastante fiel al libro»

Miguel Sáez Carral, autor de 'Apaches'.

Miguel Sáez Carral, autor de 'Apaches'.

JUAN CARLOS ROSADO / MADRID

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-¿Qué le parece que A-3 eligiera su novela para rodar una serie tras el éxito de El tiempo entre costuras?-Es una cosa bastante única. Escribes una novela, Antena 3 se interesa por ella y decide llevarla a la pantalla. Además, te dejan que escribas tú los guiones y que lleves la producción ejecutiva. Estoy disfrutando como un enano. ¡Tengo la oportunidad de llevar mi propia historia a la televisión! Es algo bastante extraño.

-No me diga que usted, guionista de series, no pensó en esa posibilidad cuando escribió la novela...    -Al contrario. Yo había acabado 'Homicidios', que fue la última ficción que escribí para Tele 5, y estaba bastante cansado de la tele. Me fui a casa y decidí escribir algo que no fuera para ese medio. Pensé en una novela y escogí la historia de 'Apaches', que llevaba rondando por mi cabeza desde hacía tiempo. Cuando la escribí no pensaba que fuera una historia televisiva, sino literaria.   

-¿Le ha costado mucho escribir el guion de su propio libro?-Ni poco ni mucho. Fue un trabajo de tres meses que hice con otros dos guionistas. Nos planteamos qué queríamos contar y qué no. La serie narra lo mismo que la novela, pero no de la misma forma. Un guion tiene su propia mecánica y estructura. Llevar la novela de forma literal a la tele hubiera sido un error.

-¿Es muy fiel al relato?-Bastante. El lector no se va a encontrar muchas sorpresas.

-¿Es su primera vez como productor?-Sí, soy coproductor ejecutivo, junto con Emilio Pina. En 'Sin tetas no hay paraíso' y en 'Homicidios' tuve una participación en la producción por ser creaciones mías. Pero esta es la primera vez que lo soy al cien por cien.

-¿Le ha sorprendido el éxito de su novela?-Por una parte sí, porque siempre pensé que Apaches era una historia muy personal. No sabía hasta qué punto le iba a interesar a la gente. Luego, cuando tienes un poco de feedback de los lectores, te das cuenta de que muchos han entrado en la novela porque les recuerda situaciones que han vivido en su barrio. Apaches es una historia muy emocional que al final ha conectado con la gente por esa vía, al margen del componente de acción y thriller que hace que el ritmo de la novela sea muy rápido y que se lea muy bien.

-Quizá por ese factor emocional fue por lo que tuvo que esperar a que muriese su padre para escribirla...-Sí. La empecé en el 2011, un año después de morir mi padre. Gran parte de lo que ocurre en 'Apaches'... Bueno, vamos a dejarlo en que algunas de las cosas que ocurren en la novela son reales. Fueron cosas muy dolorosas que le ocurrieron a mi familia. Yo no quería que mi padre leyese el libro y que volviera a revivir algo que fue muy duro para él. Me parecía que merecía la pena esperar.

-¿Usted se metió en los mismos fangos que Miguel, el protagonista?-Es que no puedo contarle la verdad, porque tendría entonces que matarle para eliminar testigos incómodos (ríe). Hay una parte que es verdad y otra que es ficción. Pero la parte real es tan, tan de verdad que impregna todo el resto de la novela. Muchos lectores se preguntan qué es verdad y qué es invención, porque ese límite está muy desdibujado.

-¿Usted tuvo esas mismas ansias de venganza que Miguel?-Sí, claro. Cuando le pasa algo así a tu familia, uno se plantea muchas cosas. No es que sean ansias de venganza, sino de hacer justicia con un hombre que lo ha sido todo para ti. Cuando llega un momento de su vida y le ves tan caído, derrotado y hundido, y encima por alguien que se ha portado tan mal con él, a uno le dan ganas de hacer la justicia que no puede proporcionar la ley.

-¿Cree que su padre estaría orgulloso, si pudiera leer ahora la novela?-Sí, estaría muy orgulloso de mí, como siempre lo estuvo. Mi padre tuvo una vida muy difícil desde niño. Muchas veces me planteo qué hubiera hecho yo en su lugar y cómo habría reaccionado. Creo que yo me lo hubiera llevado a la rabia, y mi padre se lo llevó al amor. Toda su vida fue dar un continuo amor: a su mujer, desde luego, y a sus tres hijos, que en el fondo era por lo que vivía.