ENTREVISTA

Frank Blanco «El equipo de 'Zapeando' somos como los 'Friends' de La Sexta»

El presntador lleva un año al frente del programa de vídeos y zapeo

Frank Blanco

Frank Blanco / JOSÉ LUIS ROCA

INÉS ÁLVAREZ / Barcelona

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Cada día, desde hace un año, Frank Blanco (Barcelona, 1975 ) acude al plató de 'Zapeando' para pasar un rato divertido entre amigos –su brillante equipo de colaboradores– diseccionando con humor la actualidad televisiva. Un año sin vacaciones, pero en el que ha disfrutado viendo cómo el espacio iba creciendo. Empezó con la radiofórmula de Los 40 Principales y pasó por programas de los que era fan, como 'Crónicas marcianas' y 'Gran hermano'. Este año volverá a presentar las campanadas de La Sexta. Otro sueño hecho realidad.

-Zapeando ha cumplido un añito. No creían que llegaría tan lejos... 

–Es que los datos del principio no eran alentadores. Pero yo siempre he sido optimista, porque a mí La Sexta lo que me transmitió es que nos daría tiempo. Aunque, claro, eso no quiere decir que no lo sufriera, porque no sabe cuánto.

–¿Este programa es un ejemplo de que hay que dejarlos crecer? 

-Zapeando ha sido una esperanza para los compañeros de profesión, porque se demuestra que, a veces, si dejas un poquito de más margen a un programa, existe la posibilidad de remontarlo. Nuestro caso no es algo que se pueda repetir en muchas ocasiones, pero cuando estás con números tan pequeñitos de audiencia, una décima era vida y nos daba una semana más de margen.

–¿Se autopresionaban ustedes? 

–Sí. Del primer programa yo salí diciendo: ‘¡Vaya churro de programa que hemos hecho!’ Y pensé: ‘¿Se habrán dado cuenta?’ Y sí. El telespectador es tan listo que no hace falta que ocupe el despacho de ningún directivo de un canal. Todo se reduce a me gusta o no me gusta, lo veo o no lo veo .Y se ha acabado.

–Ahora que ya puede hablar de éxito, ¿cuál cree que es la clave? 

–Los cambios que se introdujeron en el guion –vamos a reírnos de la tele con la tele–, escoger muy bien los vídeos y contar con los mejores colaboradores: gente que sabe meter chistes. Además, el telespectador ha visto que somos muy sanos, que no hay mala leche.

–¿Contento con su equipo? 

–Sí. Somos muy diferentes, y más o menos lo que aparentamos ser en la tele. Cada uno tiene un rol. Somos los Friends de La Sexta: seis y muy amigos. Solo nos falta pactar el aumento de sueldo juntos, como hicieron los actores de la serie [ríe].

–¿Ese buen rollo es real? 

–Siempre hay algo que luego le reprendes al compañero, pero de una manera constructiva. El día del aniversario de Zapeando nos fuimos a cenar juntos porque nos dio la gana, y luego nos fuimos a tomar una copa. Cuando voy a hacer la compra o a un restaurante, me preguntan por Miki Nadal o Cristina Pedroche. Y les digo que somos compañeros, pero que no vamos juntos a todas partes. Creo que es por el clima que hay en el plató. Si hubiéramos buscado ser los Friends, no habría salido. Pero ha surgido sin forzarlo. Por eso tiene más valor.

–Su éxito también son las imágenes de otras cadenas. ¿De todas? 

–Excepto de Mediaset, por cuestiones legales, y de 13TV, que pidió que no las emitiéramos. Todo lo demás, de momento, es lo que nutre el programa. Hay mucha televisión internacional, nos gusta también fijarnos mucho en las autonómicas, y si nuestro equipo fuera mayor, iríamos a por las teles locales.

–Con las de Atresmedia ya llenan. 

–Sí, con las de A-3 TV, La Sexta y Neox –El chiringuito de jugones es un filón–, ya podríamos hacer el programa. Pero no hemos querido hacer eso. A veces, se nos ha criticado erróneamente que hemos sido como un espacio de autopromo del grupo, pero no damos prioridad a un vídeo de Atresmedia, sino a aquel que sea el más bueno.

–Han descubierto a verdaderos personajes en otras teles

–La reportera Sara Bravo, del Canal Extremadura TV, es un filón. Incuso la fichamos en verano. Es nuestra niña mimada de los reporteros. 

–A algunos los ha lanzado a la tele nacional. ¿Están contentos? 

–La gran mayoría de los que salen en Zapeando, y no hablo solo del mundo del reporterismo, están contentos. Pero hay compañeros, de autonómicas y de nacionales, que no acaban de encajar que pongamos unos vídeos suyos y aprovechemos lo que pasó en el plató para hacer chistes. Pero, claro, cada uno tiene el sentido del humor que tiene y contra eso no podemos luchar.

–¿Y qué hay de su idilio profesional con Ximena Córdoba? 

–Soy el primer sorprendido. Descubrimos que hay una chica en Miami, en Univisión, que daba el tiempo –el ‘weather’, dice– bailando y cantando. Pusimos vídeos y los telespectadores –las redes sociales son un gran termómetro– se quedaron enganchados. Es inevitable fijarse en ella, porque es guapísima. La sorpresa fue que en una conversación que tuvimos vía Skype hubo un tonteo muy sano entre compañeros que desembocó en que viniera al programa e hiciéramos la guerra del agua. No deja de ser una parte del trabajo. Una parte agradable... [ríe].

–Hablando de redes, ¿ Twitter les resulta imprescindible? 

–En las publis suelo echar un ojo al Twitter, porque sí que es un buen termómetro. Y creo que nos ha ayudado bastante a llegar a una parte del público. Pero no olvidemos que representa a un público y un perfil muy determinado. Twitter no es la mayoría, pero sí que es cierto que si mucha gente dice que algo es una porquería es porque lo habrá sido. Es una voz que creo que es muy bueno escuchar y que hay que utilizar a favor del programa.

–¿Y ese cachondeíto de que usted es mayor? ¡Si solo tiene 39 años! 

–Eso es culpa de Cristina Pedroche. Empezamos a comentar algo de un programa de hacía 30 años y ella dijo: ‘¿De qué me estáis hablando?’ Yo contesté: ‘Claro, tú eres una yogurina’. A lo que replicó: ‘Es que tú eres muy mayor’. Empezó de una manera muy natural, pero se nos está yendo de las manos [ríe]. Porque ya hay gente que cuando me ve comenta: ‘¡Ay va, pero si eres más joven!’.

–¡Y lo que ha adelgazado desde el primer programa! ¿Por estrés? 

–Unos 10 kilitos. A ver, venía de una época en la que me había dejado. Lo hago para evitar operarme de una hernia discal. A mí el estrés no me quita kilos, no. Solo pasar un poquito de hambre y hacer ejercicio.

–¿No ha hecho vacaciones? 

–No. He hecho todos y cada uno de los Zapeando. Llevo un año sin parar. Pero no pasa nada: ¡soy joven! ¡tengo energía! Y puedo estar un año más sin descansar. En España, poder decir tengo trabajo todos los días es un privilegio. No lo olvidemos, no perdamos la perspectiva. Además, tampoco voy a sufrir. Ni trabajo 12 horas, como sí lo he hecho en otras épocas de mi carrera...

–¿Temía que algo se estropeara? 

–En los programas de radio llevaba a la práctica la máxima de lo que funciona no se toca. Y en televisión no me he ido de vacaciones por eso. Aunque estoy convencido de que si hubiera faltado una semana o dos el programa no se habría resentido, porque tengo un equipo muy bueno. Pero si para mí no es un esfuerzo, tampoco voy a tentar a la suerte.

–Por si acaso, mejor vivirlo a tope. 

–Y si un día el barco se hunde, yo estaré ahí hundiéndome con él.

–¿Cuál es su público? 

–Hay de todas las franjas. Se ha convertido en un programa familiar. Muchos lo ven con sus hijos. Un amigo que no pasaba el mejor momento de relación con el suyo adolescente me dijo: ‘No sabes lo bien que me está viniendo este programa para tener tema de conversación’. Lo último que podía pensar es que un programa pudiera ayudar a mejorar la relación padre-hijo.

-Usted comenzó en la radio. En la mítica Los 40 Principales. 

–Sí, estuve ahí 14 años. Empecé desde abajo, que es como hay que empezar: haciendo turnos de radio fórmula. Luego me dieron un programa por la tarde con la que, curiosamente, hoy es mi mujer: Lo más 40. Fue líder de la radio. Después me ofrecieron el espacio de la mañana, que, al contrario que en la tele, es el prime time de la radio. En Anda ya estuve siete temporadas.

–¿Y se fue con la música a otra parte, a la tele, con 40 al 1? 

–Sí. Era el mítico programa que presentaba Fernandisco en Canal+: un repaso de la famosa lista de Los 40 Principales. Yo lo presenté en Canal+ y también en Cuatro. 

–¿Junto con Manuela Velasco, que triunfa ahora en Velvet y [Rec]? 

–La conocí cuando ambos teníamos muchos sueños. Ojalá pueda compartir otra vez plató con ella. Como actriz ya está demostrando que va sobrada, pero estaría bien recuperarla como presentadora.

–¡También hizo de doble de Xavier Sardà en Crònicas marcianas! 

–La primera persona que me contrató en televisión fue Xavier. Demostró que tiene más sentido del humor que nadie, porque me llevó para que le parodiara. Estuve toda una temporada. Me divertía mucho. Además, iba allí como una esponja, porque para mí Xavier era un referente en la radio. Tuve la suerte de trabajar en Crónicas..., siendo fan del programa. Me pagaban, pero iba a pasármelo bien y a aprender.

–¿Y cómo vivió la etapa de Caiga quien caiga en La Sexta? 

–Esta tuvo sus sombras. Ese proyecto me pilló a destiempo, con falta de experiencia en según qué cosas. Además, el programa acababa de ser cancelado en Tele 5 y pasó enseguida a La Sexta. Las prisas fueron malas. Además, España entonces no vivía un momento tan convulso. Ahora sí que haría falta.

–Arturo Valls piensa lo mismo. 

–Lo que hacen en El intermedio es un poco eso. No sé si a la televisión, pero, desde luego, a España le haría mucha falta un CQC. Lo único que nos queda es el derecho al pataleo. Hay programas como este que tienen una función social. Lo presentara yo o quien fuera estaría bien que ese formato no tardara en volver.

–¿Lo volvería a intentar? 

–Sin duda. Si bien a mí en el 2008 me pilló con falta de experiencia, ahora no lo dudaría. Y lo disfrutaría muchísimo. Solo pensar que así puedes ayudar de alguna manera a limpiar un poquito este país...

–¿Su salida de la radio se debió a una baja paternal? ¿Es cierto? 

–Es cierto que yo lo he dicho. Igual mañana un directivo de la SER dice que tomaron la decisión por otros motivos. Pero me cuesta creerlo. En la última etapa, en Anda ya, viví mi primera paternidad y no les gustó nada que tomara una baja por paternidad. Me ausenté dos semanas; lo que marca la ley. O sea, 10 programas. Además, les constaba que el nacimiento de mi hijo no fue fácil. Pero esto me pasó factura.

–¿Y fue cuando le sustituyeron? 

–Tardaron , pero decidieron que yo ya no valía. Aunque las audiencias eran inmejorables. Desde mi marcha nadie ha sido capaz de superarlas. Me duele, porque fue mi casa durante mucho tiempo. Y yo había sido un buen soldado. Entiendo que hoy en día un directivo no cuenta contigo un día y no pasa nada.

–Y luego vino Gran hermano. 

–Eso lo disfruté mucho. He tenido mucha suerte en televisión, porque he trabajado en programas que forman parte en mayúsculas de la historia de la tele y de los que yo he sido fan. No me acompleja en absoluto decir que he seguido GH desde la primera emisión. Y como estuve dos años vinculado, uno como colaborador y otro como presentador, me lo pasé bomba.

–Pero Atresmedia le recibió con los brazos abiertos. 

–¿Lo dice porque presenté las campanadas? Otro sueño hecho realidad. Además, me lo propusieron cuando Zapeando estaba recién salido del horno y la audiencia era modesta. Valoras que, más allá de que no tuvieran claro si el programa seguiría, contaran contigo para una noche tan importante.

–¿Y cuando deje de zapear...? 

–Todos mis jefes y todos mis compañeros saben que me encantaría hacer un late night. Ahora, el único que tiene la suerte de hacerlo es Andreu Buenafuente. Y es una pena, porque como estamos en el mismo canal ni puedo competir con él ni quitarle el sitio. Pero me encantaría hacer un late y ayudar a que la gente, cuando llega la medianoche, se divierta, se despreocupe y no se acuerde ni del nombre de su jefe.