ENTREVISTA

Ariadna Oltra: "En algunos momentos de mi vida ser disciplinada ha sido una obsesión"

La periodista presenta y subdirige en TV-3 el debate de actualidad '.CAT'

ARIADNA OLTRA

ARIADNA OLTRA / periodico

OLGA LERÍN / Barcelona

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Ariadna Oltra (Barcelona, 1979) le ha llegado el momento de volar sola en TVC. Tras su paso por el canal de noticias 3/24, los 'Telenotícies' y 'Els matins' -donde finalmente ejerció de presentadora titular-, la periodista se ha puesto al frente de '.CAT', programa de emisión semanal ligado a la actualidad. Y no solo da la cara, sino que también ha asumido la subdirección.

-¿'.CAT' es un premio a su trayectoria en los informativos? 

-No me lo he planteado así. Es un paso más, una cosa diferente a lo que había hecho hasta ahora, y una oportunidad. Me apetece mucho.

-En el 2010 usted dijo: "Las cosas llegarán cuando tengan que llegar, si es que llegan. No tengo prisa". ¿Tener un programa propio era su meta entonces? 

-No, pero tampoco lo era hace un año, cuando no sabía que ahora estaría haciendo un programa como '.CAT'. A veces las cosas van muy rápido, y eso no se puede controlar. No todo en la vida es tan cuadriculado como una se puede pensar.

-¿Realmente cree que todo ha ido muy rápido en su profesión? 

-En algunos momentos, sí. Si la oportunidad no me hubiese llegado ahora, no la hubiera echado de menos. En 'Els matins' estaba muy bien, pero, como le digo, las oportunidades no siempre se controlan. ¡La vida es así! Es una de las ventajas de no programar nada. Nunca lo he intentado. De muy jovencita aprendí que no tenía sentido, porque las oportunidades no las controlas tú. Es una demostración a mí misma de que la vida te lleva por caminos que nunca hubieras imaginado.

-Hasta ahora había llegado a programas ya consolidados. Ahora ha entrado en un mundo nuevo por descubrir. 

-Sí, y no solo un mundo nuevo, sino un trabajo diferente a todo lo que había tenido hasta ahora. Hemos puesto en marcha un proyecto desde cero, donde yo no soy una pieza que encaja en un programa consolidado, como 'Els matins', el 'TN vespre' o el 3/24. Pensar cómo lo parimos desde cero y lo construimos al servicio de la audiencia de la tele pública es uno de los retos para mí. Y como tal, me arriesgo. Y soy plenamente consciente de ello.

-Como mínimo no tendrá que aguantar las comparaciones. 

-A mí las comparaciones nunca me han pesado como una losa. Entiendo que cuando hay cambios, la gente tienda a comparar. Siempre lo hacemos: es la primera reacción cuando hay algo nuevo. Y seguro que lo harán, porque no hacemos nada que nadie haya hecho antes, pero intento que no me pese, que no sea un lastre y que no reste. En mi caso, las comparaciones siempre han sumado.

-¿Está cansada de que le mencionen siempre a Mònica Terribas? 

-No, que me comparen con ella es un orgullo. No tengo nada que decir. Como cuando fui a hacer 'Els matins'. Siempre dije que no iba a tomar un relevo, sino a hacer el programa.

-¿Le costó aceptar el proyecto? 

-Sí. No dije que sí de manera instantánea. Me tomé cuatro o cinco días. El hecho era que nunca sabes cuándo puede volver a pasar el próximo tren, y este lo hacía ahora. Lo valoré y finalmente pensé que seguro que podría poner algunas cosas en la mochila.

-Y, además, ha debutado como subdirectora. 

-Es otro reto importante también que va ligado al hecho de que la dirección la lleva Manel Sarrau, que ha sido responsable de 'Els matins' durante dos años y medio. Al tratarse de un nuevo espacio y al llevar el peso del directo, que recae todo en mí, me planteé la voluntad de asumir más responsabilidades dentro del encargo, porque quiero poder dar mi opinión. Y la dirección de TV-3 no me puso problemas.

-¿Ha urdido alguna artimaña para acabar sin pareja en pantalla? 

-Ja, ja, ja... Este sí que ha sido otro de los comentarios. La dirección de TV-3 me propuso estar a mí sola en el plató. Y no tuve ninguna duda al respecto. Son 75 minutos para defender un programa en solitario, pero tengo colaboradores e invitados, por lo que no estoy sola.

-Mencionar la palabra debate produce cierto resquemor en un panorama televisivo en el que predominan los gritos. 

-No quiero a nadie que se tire de los pelos, sino un debate en el que no haya trampas, que sea ágil y que dé respuestas a lo que el telespectador se pueda plantear. Este es el trabajo de los periodistas: hacer preguntas y vehicular las cuestiones que el ciudadano pone sobre la mesa. Hemos parido un programa que debe ser suficientemente flexible como para que evolucione de una semana a otra. Defiendo el espacio y el formato, pero soy muy consciente de que habrá temas que nos harán cambiar cosas. Eso lo tenemos ya asumido.

-Manel Sarrau dice de usted que es "volgudament tossuda". ¿Su estilo incisivo brillará ahora con luz propia? 

-No lo sé, no me he planteado hacer una catarsis para afrontar '.CAT'. Soy bastante igual. Se trata de otro momento del día y de otro formato. Nada más.

-Parece una persona muy disciplinada. 

-En algunos momentos de mi vida ha sido una obsesión para poder cumplir los retos que tengo delante, especialmente ante un proyecto como este. La disciplina en rutinas y horarios, por ejemplo, me ayuda.

-¿Y tiquismiquis? 

-En algunas cosas, soy un poco tozuda y, en otras, tiquismiquis. Es una palabra muy graciosa... A la hora de pensar y prepararme las cosas me gusta mucho hacerlo a mi manera, tenerlo todo bastante controlado. Es por una cuestión de sentirme segura en un programa en directo en el que pones toda la carne en el asador y, nunca mejor dicho, debes encontrar el punto.

-¿Durante todos estos años ha aprendido trucos para lidiar con las personas que no quieren contestar lo que les pregunta? 

-Intento repreguntar siempre, pero hasta un límite, entre otras cosas, porque sé muy bien que el telespectador, en un programa en directo, ve por dónde va aquella conversación y no es tonto: sabe perfectamente cuándo tienes delante a alguien que no quiere contestarte. No hace falta insistir 10 veces, porque si no quiere responder, no lo hará. Se trata de acotar muy bien las preguntas, estudiarlas mucho y pensar en las respuestas que te dará. Esto último me ayuda un poco a estructurarme.

-Estamos en una época propicia, además, para etiquetar a los profesionales y a los medios de comunicación. 

-No me gustan las etiquetas: la vida es mucho más transversal. Hay gente que tiene muchas ganas de ponerlas y si ve la realidad así, adelante. Pero yo no creo en ello.