#SolosAnteElPoder

Itziar González: "Intenté regular los apartamentos turísticos y me amenazaron de muerte"

La exconcejala de Ciutat Vella ha explicado en 'Salvados' cómo se enfrentó al Ayuntamiento de Barcelona para poner coto a un modelo de desarrollo corrupto

Itziar González junto a Jordi Évole, en 'Salvados'.

Itziar González junto a Jordi Évole, en 'Salvados'. / periodico

LAURA ESTIRADO / Barcelona

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David contra GoliatJordi Évole ha explicado en 'Salvados' que sí se puede. En #SolosAnteElPoder, el periodista de La Sexta ha mostrado la historia de tres ciudadanos que vencieron al poder. Y demostraron que no siempre el pez grande se come al chico, y que todo el mundo tiene derecho a defender lo que es suyo. Y que, encima, a veces, se gana.

Una de las protagonistas del programa ha sido Itziar González, arquitecta y exconcejala del distrito de Ciutat Vella de Barcelona, a la que le entraron en casa tras "intentar defender su barrio y a sus vecinos". González formaba parte de un equipo de arquitectos muy críticos con el modelo de desarrollo de ciudad que llevaba a cabo el ayuntamiento, que atiborraba de hoteles el centro. Y, sin embargo y sin pertenecer a ningún partido, le pidieron entrar en el ayuntamiento. Y lo hizo con el objetivo de frenar ese modelo de desarrollo.

"Cuando llegué no había reglas de juego e intenté ordenar esto", ha comentado. "Antes de llegar yo los técnicos manipulaban y firmaban todas las licencias de construcción de hoteles y de apartamentos turísticos. Eran unos mafias", ha resumido.

Saturación turística en el centro

En el 2008 hizo un mapa y marcó en rojo los muchos hoteles que congestionaban Ciutat Vella, y en azul, los 1.200 apartamentos turísticos que había en el mismo distrito. Una locura. Y siguió investigando y descubrió que esos apartamentos turísiticos no estaban declarados como tales, aunque detrás de ellos hubiera importantes empresarios turísticos. González comprendió que era un negocio para unos cuantos y un desastre para su barrio.

Y mandó cerrar el primer apartamento turístico y llamó a la prensa para que todo el mundo supiera que las cosas iban a cambiar. Al día siguiente le entraron en casa y se lo revolvieron todo. Y días después recibió una amenaza de muerte.

"El poder económico no estaba acostumbrado a que el poder político le regulase", ha explicado la arquitecta, que en todo momento se sintió "sola" porque ninguno de sus compañeros en el ayuntamiento la apoyaron.

Al final, el Hotel del Palau de la Música fue la gota que colmó su vaso. "Creíamos que lo hacía la Fundación del Palau, pero descubrimos que era una operación privada de un hotelero", ha detallado Itziar. El alcalde, Jordi Hereu, le dijo que igualmente se haría. Y González decidió que eso no lo entenderían los vecinos y que ella ya no aguantaba más y se iba.

"Con un extraño paternalismo machista te dicen que no hables", ha confesado con terrible amargura Itziar, que entró en política por ayudar a su barrio, ha dicho. Al menos consiguió denunciar las malas prácticas del ayuntamiento, de los funcionarios corruptos.

"Yo ahora quiero hacer política desde fuera", ha defendido.

El pastor contra la constructora

También ha explicado su caso en el programa del Follonero Pascual Carrión, un pastor del municipio rural de Jumilla (Murcia), donde una constructora quería edificar un 'resort' con 15.000 viviendas y un enorme campo de golf. De todo aquello, hoy solo quedan las viviendas piloto. Es tan solo un solar fantasma lleno de grúas y maquinaria oxidada. Gracias a que el Tribunal Supremo le dio la razón a Carrión, un hombre sin estudios que se dedica a cuidar su rebaño desde que tenía 6 años. Los partidos políticos y el ayuntamiento, en manos de los socialistas, pactaron con la constructora ir comprando o expropiando las tierras de los vecinos. Hasta que llegaron al terruño de Carrión. Y él se negó a vender.

Contra la opinión de muchos vecinos, Carrión se plantó y no se achicó. Despreció los 600 millones (de pesetas) que le ofrecían, a cambio de conservar su finca de 30 hectáreas, donde pastan 300 corderos.

En el 2002, el ayuntamiento "le plantó" un proyecto para desviar el tendido eléctrico y la línea de alta tensión que pasaba por su terreno. De esta forma, Iberdrola evitaría pasar las grandes torres del tendido por la futura urbanización. Como Carrión no firmó le expropiaron. No le pagaron, y además, le colocaron las torres en sus tierras. Presentó la denuncia, pero la perdió. . Pero no se cansó y recurrió al Tribunal Supremo. Y le dio la razón. "La falta de agua" de los terrenos no recomendaban construir una urbanización con su gran campo de golf.

"Soy de los pobres"

"Compré las tierras para tenerlas yo, no para revenderlas y ganar dinero. Para sembrar cereal, tener mis almendros (...). Este es mi sitio", ha explicado Carrión para justificar su empeño. "Yo no soy ni de izquierdas ni de derechas, soy de los pobres, siempre a favor de los más débiles", ha dicho el pastor, que se ha lamentado de lo "solísimo" que se sintió durante todo el proceso. Además, su lucha le ha repercutido en la salud, con una úlcera y otros achaques.

Otro David contra Goliat. El caso de José Ramón García, alcalde socialista de Ribera de Arriba (Asturias) que, durante 10 años se enfrentó casi sin apoyos a Hidrocantábrico, el cuarto mayor productor de energía eléctrica en España. Su objetivo, conseguir que la compañía pagase los impuestos que le correspondían por la instalación de una central de ciclo combinado y no solo los costes de obra civil. Le costó una década, pero al final lo consiguió, a pesar de las presiones institucionales, de la empresa y de los medios.

Llegó en 1987 a la alcaldía. La central contaminaba las tierras y encima no contribuía lo suficiente al municipio. Este "luchador nato", como le definen sus vecinos, decidió meterse en ese embrollo.

La central térmica solo pagaba por la obra, no por el contenido, la turbina, por ejemplo. La ley entonces estaba así. Y ese dislate se daba en otros municipios. En el 2001 se acabó el litigio, con victoria para José Ramón. Hoy la central paga más de cinco veces al pueblo de lo que pagaba hace décadas. El ayuntamiento dispone de seis millones, que los emplea en servicios sociales, sobre todo.

Enfrentarse a Goliat le quitó muchas noches de sueño a José Ramón García. Le amenazaron, incluso, con quitarle las competencias en Urbanismo. Le intentaron "comprar", ha admitido, "colocándole a la hija". No pasó por el aro (su hija está hoy en el paro).

Como Pascual Carrión, el estrés le causó problemas de corazón. Pero valió la pena. Ahora se siente orgulloso de lo que ha conseguido para sus vecinos.