El falso documental sobre el 23-F

Jordi Évole: «'Operación Palace' era un juego, y así se lo tomó la mayoría»

El periodista catalán Jordi Évole, en una imagen promocional.

El periodista catalán Jordi Évole, en una imagen promocional.

MANUEL DEL LUNA / Barcelona

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Fue el líder absoluto del domingo. Más de cinco millones de personas siguieron fascinados cómo Jordi Évole descubría que la asonada del 23-F fue un bulo para reforzar la democracia. Al final él explicó que era un falso documental, género poco explotado en España (el último fue Camaleó, en 1991, que mató a Gorbachov). Las reacciones al juego de Évole incendiaron la red. Muchos a favor, pero también en contra.

-¿Sabía la que se iba a armar?

-Esperaba una reacción, pero quizá no tanta. El programa era un experimento y cuando experimentas siempre hay un cierto riesgo.

-¿Cómo nació la idea?

 

-Hace tres años vi en La 2 el falso documental Operación Luna, y me encantó. Con el director de Salvados comentamos cómo aprovechar la idea y consideramos que el 23-F era el hecho histórico adecuado.

-¿Se negó alguien a participar?

 

-Sí, pero la mayoría aceptó sin dudar... Gabilondo solo me comentó: «Se va a liar». Pero, de tanto en tanto, es bueno arriesgarse y ver qué pasa. Además, me dio mucha confianza que personas que habían protagonizado el 23-F considerasen que ya se podía jugar con el tema. Y tocaba hacer una cosa como esta, diferente.

-¿No le recuerda a Camaleó?

-Camaleó me flipó. Fue un ejercicio para sacarse el sombrero. Y con Manuel Delgado, Pitu Abril, Joan Ramon Mainat… Profesionales que me gustan mucho. Pero Operación Palace, como Operación Luna, coge un hecho ya histórico, y Camaleó se anticipaba a un hecho que no había sucedido: un golpe de Estado en la URSS.

-¿Qué quería demostrar?

-Que en el momento que vivimos, con el tsunami de información que nos cae cada día encima, hay que  decirle al espectador que debemos mirarlo todo con distancia, contrastar, buscar otras opiniones.... El ejercicio del domingo era un juego, y la mayoría de la audiencia se lo ha tomado así. Lo ha entendido. Si después de ver el programa hay quien considera que se debe ser más exigente con la información que recibe, doy por bien empleados este experimento.

-¿Cree que con este experimento se le volverá a ver más Follonero?

 

-Somos un país que tendemos a exagerarlo todo y sacar conclusiones precipitadas. Hace cuatro días éramos los gamberros de la tele, de golpe y porrazo pasamos a ser los periodistas de referencia y ahora ¿todo eso se cae por tierra? ¡Ufff! Creo que tendríamos que quitarle a todo un poco de trascendencia. Solo es un programa más y la semana que viene habrá otro Salvados y tendremos a Pedro J. Ramírez en exclusiva…  Somos unos apasionados de la tele, nos gusta el medio y sus posibilidades creativas y experimentamos y arriesgamos desde el primer día. La única razón posible para no haber hecho este programa hubiera sido por miedo, y no quiero dejar de hacer cosas por miedo. Podría estar muy cómodo solo con Salvados, que va bastante bien. Pero de vez en cuando quiero experimentar cosas nuevas, que  es lo que me entusiasma de esta profesión. Y no dejaré de hacerlo por miedo al qué dirán.

-Asi, ¿no teme haber puesto en juego su credibilidad?

 

-A ver, el programa claramente no era un Salvados, era otra cosa. Si al final no hubiésemos dicho que era un falso documental, posiblemente nos habríamos pasado algunas líneas. Pero esto de la credibilidad…, no sé... Ahora, por un experimento como este, ¿todo lo que has construido se desmonta de golpe? Mi carrera ha sido pasito a pasito, y siempre he hecho cosas arriesgadas, inventándome locuras desde la época con Buenafuente. Y tampoco creo que la del domingo sea la más arriesgada de las que he hecho. Yo entiendo esta profesión así, y lo de mi credibilidad..., creo que no se ha perjudicado, creo que tenemos unos telespectadores en general mucho más maduros de lo que a veces creemos.