entrevista

Jordi Sánchez: "Nunca querría un vecino como Recio"

El actor es uno de los protagonistas de la comedia de Tele 5 'La que se avecina'

MARISA DE DIOS / Barcelona

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Mientras que su personaje en 'La que se avecina', Antonio Recio, mataría por llegar a ser presidente de la comunidad, a Jordi Sánchez (Barcelona, 1964) es un cargo que no le interesa en absoluto. Tampoco soportaría a un vecino como Recio. Normal. El mayorista de pescado es capaz de levantarse de la cama a las tres de la madrugada solamente para meter follón y fastidiar a algunos de los habitantes de Mirador de Montepinar o de amedrentarles por la escalera pistola en mano. Ahora, a su preocupación por reconquistar la presidencia se suma el disgusto por la petición de divorcio de su mujer, la entregada Berta (Nathalie Seseña), y el miedo a tener que cederle parte de su 'imperio' del marisco.

--¿Se vería viviendo en una comunidad de vecinos tan disparatada como la de su serie? ¿O con un vecino como Recio? 

--No. Siempre digo que mi personaje es un bombón pero como persona, es un saldo, y tenerlo de vecino no sería nada agradable. Yo al menos nunca lo querría. Y al resto de los personajes, casi que tampoco. Todo ese cotilleo tan descarado, que cuando llega alguien nuevo al edificio se le presentan en casa... ¡para nada!

--Usted ha llegado a decir: "Es difícil encontrar un personaje que tenga todos los defectos humanos en un solo señor. Recio los tiene". ¿Por qué entonces es uno de los vecinos más queridos de la telecomedia? 

--Porque lo ves a través de la tele. Además, mi personaje sufre mucho con todo, se ilusiona como un crío de 10 años y eso lo acerca un poco a la gente. Aparte de que los guionistas le castigan y le sale todo mal. Por ejemplo, ahora que está tratando tan mal a su mujer, si no lo castigaran sería para matarlo.

--Con todo lo que me dice, la pregunta que solemos hacer los periodistas acerca de su parecido con el personaje está aquí fuera de lugar... 

--No nos parecemos en nada... ¡aparte de en la calva! Era un reto que Recio cayese bien. Por eso nos acogimos a que fuera tan infantil, que tuviera esos disgustos cuando las cosas no le salen bien, parecidos a las pataletas y rabietas de los niños. Pero era complicado... Cuando leía los primeros guiones, pensaba que se me tiraría todo el mundo encima y no ha sido así.

--Eso lo harían si le confundieran con el personaje. 

--Hay alguna gente que me pregunta si estoy a gusto con él. Lo que pasa es que como actor también puede tocarte hacer de asesino o de Franco y todo eso está dentro de la ficción. Sí que alguna vez me he encontrado defendiéndome, diciendo que no soy homófobo, xenófobo ni facha. Algún chaval se puede equivocar y confundirte con el personaje, pero la gente adulta claro que no lo hace.

--También le pararán por la calle para pedirle que diga alguna de las ya míticas frases de Recio, como el "¡Soy mayorista! ¡No limpio pescado!". 

--Hombre, piense que no solo emiten la serie los lunes en Tele 5, sino que también la dan en FDF, a veces incluso tres o cuatro veces al día. Aunque a alguien no le guste, zapeando te ha visto la cara. Así que me gritan lo de "¡pescadero cabrón!" desde los coches o los adolescentes me piden que diga frases como "¿Cómo tiene el chocho?". Y es muy raro que te pidan que digas algo así en mitad de la calle...

--Es parte de lo que conlleva la popularidad. 

--Bueno, yo me pongo una gorra y la gente no me conoce. Hay otros compañeros de la serie que no pueden, pero yo me puedo camuflar.

--Usted ya vivió la gran popularidad de otro de sus personajes, el Lopes de 'Plats bruts'. 

--Sí, lo que pasa es que entonces no había móviles y no te hacían tantas fotos. Como 'La que se avecina' la pueden llegar a dar varias veces al día, todo es mucho más exagerado. En cambio, en 'Plats bruts' era más controlable.

--Recio debe de ser la única persona en España que sueña con ser presidente de la escalera. 

--¡El único! Bueno, en esta comunidad hay una lucha absurda porque en ningún sitio nadie quiere ser presidente. Al menos yo no lo quiero ser. A mí me hicieron presidente de la escalera una vez que me había olvidado que había una reunión de vecinos y me fui al cine. Cuando volví, era presidente.

--¿Qué clase de presidente era? ¿De los que proponía muchas cosas o de los que delegaban o se escaqueaban? 

--Como era muy joven, era el presidente dejado, el que nadie quiere. No tenía tiempo y hacía lo justo... No era un buen presidente. Es que poner a un tío de veintipocos años como presidente de la escalera es un error.

--Tele 5 está emitiendo la séptima temporada de 'La que se avecina' y ahora inician el rodaje de la octava. ¿Queda Recio para rato? 

--La verdad es que me lo paso muy bien interpretándolo. Y tampoco trabajo todo el año. Se rueda en Madrid, más o menos en unos seis meses y medio, ya que son unos 14 o 15 días por capítulo y cada temporada tiene 13 episodios. El resto del año estoy en Barcelona con mi familia y trabajando en otras cosas. Además, tenemos unos trenes fantásticos y vuelvo a casa cada jueves.

--Mucha gente no sabe que, antes de empezar en el mundo de la interpretación, usted trabajó de enfermero. 

--Trabajé en el hospital del Vall d’Hebron unos tres o cuatro años, en traumatología. Lo que pasa es que siempre había querido ser actor y aprovechaba las noches de trabajo para prepararme el monólogo de acceso al Institut del Teatre.

--¿Ensayaba en el hospital? 

--Como trabajaba de noche en una unidad de hemofilia, cuando no había urgencias me podía pasar de dos a cuatro horas solo, sin nada que hacer. Así que ensayaba con el uniforme verde.

--Y logró entrar en el Institut del Teatre. 

--Sí. Cuando tenía como un millón de pesetas ahorrado dejé el trabajo y, cuando se me estaba acabando el dinero, me llamó Sergi Belbel para hacer 'El mercader de Venecia'. Luego arrancamos 'Kràmpac', la primera función de la compañía teatral.

--Después llegaría su primer gran éxito televisivo, el 'Plats bruts' de TV-3. El pasado verano, la cadena repuso la telecomedia por 13ª vez y volvió a liderar en las sobremesas. ¿No le sorprende? 

--Sí, se ha convertido como en una de las series del verano. Lo que más me sorprende es que la gente me siga reconociendo porque es del año 1999. ¡Por eso me dicen que en la tele tengo más pelo, es que hace mucho tiempo de eso!

--Después de esta serie y de protagonizar otra en TV-3, 'L’un per l’altre', ¿por qué se fue a trabajar a Madrid? 

--No es que me haya ido a Madrid, sino que voy y vengo. La que se avecina es una excepción que nos ha sorprendido a todos, porque no se suelen hacer series que duren siete años. Me gustaba su tipo de humor, porque había visto el anterior proyecto del equipo, 'Aquí no hay quien viva', y ellos también me conocían por 'Plats bruts'. Si después de esto hago algo aquí o allí, no es algo que me plantee. Vas un poco donde te guste el trabajo.

--Ese humor del que habla es cada vez más ácido en 'La que se avecina'. 

--Lo que pasa es que los guionistas y los actores de la serie cada vez nos conocemos más y sabemos qué quiere el uno del otro. Por eso cada vez me gusta más el resultado cuando veo los capítulos de esta temporada.

--¿Así que todavía se ríe viendo la serie y leyendo los guiones? 

--¡Y tanto! Normalmente los leo en el tren y a veces me voy riendo como un tonto.

--¿Y en el rodaje? 

--También. Las juntas son lo más difícil de grabar. Es donde más rato estamos, porque somos muchos concentrados en un único espacio, cada uno diciendo la suya, y nos reímos de lo que dicen los demás.

--¿A qué dedica el tiempo que no tiene rodaje? 

--Tengo una obra escrita con Pep Anton Gómez, que la están haciendo Paco Tous y Pepón Nieto en Madrid y en febrero viene al Teatre Condal. En verano tenemos otra que se empieza a ensayar, 'Assassins tots'.

--Se dedica a la escritura de obras teatrales, pero hace tiempo que no se sube a un escenario. 

--Si hago teatro en Madrid no puedo venir a Barcelona, y aquí tengo familia, y si hago teatro aquí no puedo rodar allí. Así que hace siete años que no hago teatro.

--¿No lo echa de menos? 

--Son opciones que tienes que tomar. Hago tele y escribo teatro.

--Al ser usted también autor, ¿respeta más los textos de los guionistas de 'La que se avecina'? 

--Aquí lo que digo no lo escribo yo. En esta serie, los mismos que escriben dirigen, así que son muy estrictos con el texto. Y lo entiendo y lo respeto, porque en 'Plats bruts' había algún actor que reescribía el diálogo y no nos gustaba.

--Le hemos visto en muchos papeles de comedia. ¿Prefiere este género? 

--Es lo que me dan. Así como a la hora de escribir hago comedia porque se me da mejor, actuando me gustaría interpretar de todo. Pero como te ven haciendo este tipo de papel te asocian con él.

--Hace unos años publicó un libro, 'Humanos que me encontré'. 

--Era una especie de autobiografía novelada sobre mi barrio, Montbau, en los años 70. Mezclaba realidad y ficción. Hablaba mucho de mi familia, de mis padres...

--Y también de sus vecinos. 

--Es que era un barrio dormitorio en el que todas las parejas que se instalaron tenían la misma edad y los hijos, también. En cada escalera vivían 35 o 40 niños, como un Chiquipark.

--¿Pero eso de hablar tanto de sus vecinos no le vendría por la serie? 

--Es una absoluta casualidad. Me crié en un barrio de puertas abiertas, donde las madres llamaban a los hijos por la ventana. Pero es otro tipo de vecinos y otra época.

--¿Es hoy en día la televisión el trabajo más estable de un actor? 

--Para los actores ahora no hay nada seguro. Bueno, nunca ha habido nada seguro. Yo he tenido mucha suerte y no me puedo quejar, porque ahora se hacen menos series y las nuevas no arrancan con los mismos presupuestos de antes. Pero es una crisis que afecta a todos los sectores, también a los enfermeros.