Mujeres en la cárcel

Quizá sea difícil acordarse, porque acabó de aquella manera, pero en sus comienzosWeedsfue una serie estupenda. De hecho, se adelantó a Breaking bada la hora de presentarnos a una figura parental que se pasa al lado oscuro para mantener a la familia; se llamaba Nancy Botwin, vendía marihuana y tenía el rostro agradable, algo cándido, deMary-Louise Parker, la actriz revelada enTomates verdes fritos. La serie nunca fue demasiado popular en España, aunque era excelente (sobre todo en sus comienzos, ya aviso) y superaba aMujeres desesperadascomo retrato irónico de un barrio residencial de EEUU.

Su creadora,Kenji Kohan, ha regresado estos días a la tele yanqui con una nueva propuesta para Netflix (el servicio destreamingque produjoHouse of cards). ComoWeeds,la prometedoraOrange is the new blackcombina hábilmente el drama y la comedia, hasta el punto que cuesta dilucidar dónde empieza uno y dónde la otra. Cuenta la historia real dePiper Kerman, mujer que pasó un año en una cárcel de mujeres tras haber traficado con droga en el pasado por sugestión de una examante.

Piper, encarnada porTaylor Schilling(de la serie Mercy), tiene ahora un prometido, Larry (Jason Biggs, de la sagaAmerican pie), al que quiere tanto como en su momento quiso a la mujer que la movió a la criminalidad. Uno de los múltiples hallazgos deOrange is the new black es mostrar con plena naturalidad a una heroína bisexual, igual que muestra a personajes lésbicos o transexuales (estupenda Laverne Coxcomo Sophia). Es una serie sobre aceptarse a uno mismo que promueve la igualdad de la mejor manera, sin sermones ni efectismos, tan solo dejando a los personajes respirar. Por el camino,Orange is the new blackaprovecha también para arrojar luz sobre los diferentes tipos de corrupción del sistema penal estadounidense.

La muy francaGirlsdeLena Dunham empieza a mostrar su influencia, y en esta nueva serie podemos ver a personajes ligeros de ropa, cómodos con su cuerpo (no busquen a la serie intencionesvoyeurísticas); o en situaciones que no suelen salir en las series, como las visitas al cuarto de baño. Pero más importante es cómo la serie deja a la vista sus complicados interiores, y nos hace partícipes de ese embrollo notable, de su humanidad total.