tú y yo somos tres

Los canapés de Barberà

FERRAN MONEGAL

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Nada más comenzar la entrevista con el doctorFranco Berrino, reputado especialista en tumores malignos y su directa relación con los alimentos que consumimos, nos dijoJaume Barberà(Singulars, El 33):«Les voy a confesar un secreto: el doctor Berrino nos ha criticado los bocadillitos de embutidos que le hemos ofrecido». Y el doctor, mirándose a Barberàcon la ternura del profesor que mira a un colegial pillado en falta, le reprendió diciéndole:«No es sabio ofrecer bocadillos o canapés con embutidos. Hay alternativas fantásticas. Ofrezca usted a sus invitados avellanas, nueces, almendras... Son sanísimas y no engordan en absoluto». ¡Ahh! Le quedó entonces una cara de culpa a nuestro admiradoJaumeque creímos que acabaría de rodillas, de cara la pared, y con los brazos en cruz. Estos encuentros y conversaciones que se practican enSingulars siempre nos iluminan. Las enseñanzas deBerrinoson de un aplastante sentido común. Tiene un lema, una máxima, que dice:«No comas nada que lleve algún ingrediente que tu abuela no reconocería». YBarberàdisfrutaba saboreando estas sentencias; o sea que no descarto que a partir de esta semana el cátering de su programa acabe transformado en un humildegrana de capellàopostre de músic.

¡Ah! Hace años que seguimos en casa aBarberà. Ha experimentado una apasionante mutación. Sus muy habituales entrevistas aSantiago Niño Becerra,Arcadi Oliveras, oEdward Hugh, profundizando en las causas de la intolerable miseria con la que castigan a los más desprotegidos, le han transformado en el símbolo del periodista indignado de nuestro país. El pasado 10 de octubre volvió a invitar aJonathanTepper, economista afincado en la City londinense. Le preguntó si una Catalunya independiente sería económicamente posible. O sea, podría parecer queJaumeBarberà-en total sintonía conla seva- se consolaba de su indignación acariciando la utopía del independentismo. No obstante, la elección deTepper nos proporcionó un plus.Tepperno tiene la más mínima relación con Catalunya. Ni sentimental, ni laboral. Es decir, habla sin excitación.«A mí, la independencia de Catalunya me importa un comino», comenzó diciendo. Y concluyó:«Visto su PIB, estaría entre el número 30 y 35, junto a Israel, Finlandia o Malasia». Hombre, es una de las pocas opiniones desapasionadas que hemos escuchado últimamente en la Televisió de Catalunya.