y cierre

La música española, según TVE

JUAN Fernández

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La forma como TVE gestiona su relación con la música nacional es tan simple como efectiva: consiste en echar un vistazo a la lista de ventas del año y al santoral de voces patrias y marcar el teléfono de sus sellos discográficos para proponerles participar en diversos programas especiales a lo largo de la Navidad, en horario de máxima audiencia y con coche en la puerta. Gratis total. Y todos contentos: artistas, compañías, cadena y público mayoritario. Si usted es músico emergente o amigo de sonidos marginales, descarte la idea de acudir a estos balcones privilegiados y búsquese la vida en internet, que para eso está. Para eso y para la piratería, que seguro que sabe de qué va.

Desde que empezó la Navidad, la emisora pública estatal ha servido dos especiales de Raphael (el del 24 nos lo volvieron a pasar el martes a medianoche, por si nos perdimos el dejavú de este año), otro de Rocío Dúrcal (a continuación del chaval de Linares), otro de Camilo Sesto (para rematar la Nochebuena), otro de Marta Sánchez (el lunes), y el miércoles celebraron, por sexta pascua consecutiva, el aquelarre de canción ligera El disco del año, donde reunieron a figuras tan necesitadas de promoción como Shakira, David Bustamante, Sergio Dalma, Rosario, Pastora Soler y Dani Martín, entre otros. La excursión musical incluía sendos homenajes a Lolita, Mocedades y Albert Hammond.

Sólo un sordo pondría en duda la valía artística y el tirón popular de estos nombres. De hecho el programa fue líder de audiencia. Pero tratándose de la tele «de todos» quizá no estaría de más preguntar por qué siempre vemos a los de siempre y jamás escuchamos a otros. Se nos dirá que a esas horas de la noche los amantes de las músicas alternativas no están viendo la tele sino perdidos por ahí, entre antros y garitos, perjudicándose. Probablemente sea así, pero cuesta creer que el único servicio público que la cadena estatal puede ofrecer a la música creada en este país sea darle un masaje de hora y media a Marta Sánchez. Tanta insistencia en la radiofórmula comercial, navidad tras navidad, resulta cuando menos cansina.

Y sospechosa. Queda pendiente calcular cuántos de los euros que pierden las discográficas por el agujero de la piratería digital quedan saldados con estas promociones gratuitas. ¿Les cobrará la cadena pública un canon para repartirlo entre sus abonados, que somos usted y yo? Y de ser así, ¿usted ha pillado algo?