tú y yo somos tres

«¡Uy, qué monería de hombre, uy!»

FERRAN MONEGAL

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Yal final de la noche, rozando las dos de la madrugada, llegaron directamente del Paral.lel Merche Mar y La Terremoto de Alcorcón. Saludaron efusivamente al público del plató y, al divisar al supermán Albert Om, el incansable presentador que llevaba desde las diez de la mañana al pie de La Marató, tuvo la señora Terremoto un espasmo, una excitación, un frenesí muy hermoso y exclamó: «Uyyy, oiii, de verdad, de verdad, ¡qué monería de hombre, de verdad!» Y la estupenda Merche Mar le iba gritando mientras llegaban hasta él: «Eres Georges Clooney, ¡el Georges Clooney catalán!». Y el público aplaudía y rugía de satisfacción. ¡Ah! Qué jornada más redonda esta de La Marató. Emoción, ternura, simpatía... Y una cohesión entre la cadena y su audiencia como en ninguna otra cadena se da. Albert Om estuvo estupendo. Estuvo incansable, detallista y cariñoso con todos los que por culpa de una lesión, o un accidente, nos mostraron lo duro que es vivir en nuestro mundo con la movilidad recortada. Estuvo ocurrente y divertido cuando en su eterna y gloriosa fijación por el Barça entrevistó al gladiador balompédico Gerard Piqué. Le dijo: «Da el teléfono de La Marató». Y Piqué leyó: «905-11-50-50». Y entonces Albert pegó un respingo y remató: «¡Este teléfono lo debiste poner tú, ¿verdad? Porque fíjate 905-11 y... ¡cinco a cero y cinco a cero!». ¡Ahhh! Es tan culé que hasta ve el apoteósico resultado del Barça-Madrid en un simple número de teléfono. Acabó la noche con una cifra récord: 7.246.114 euros. Nunca, en 19 años, había concluido la jornada con tan fenomenal recaudación.

LIMPIO Y SIN MORBO .- También merece felicitación Jorge Fernández por su impecable Esta casa era una ruina (A-3 TV). Es otro registro, otra forma de ayudar, más volcada hacia el espectáculo, estamos de acuerdo, pero el caso que tenía entre manos, una pobre familia de Ourense, fue tratado con delicadeza. Hay en esta familia una niña que con 13 años fue secuestrada por su profesor durante 67 días. ¡Ah! Era un tema apetitoso. En otros programas habrían rebañado morbosamente, convocando a la niña, arañando sin escrúpulos en su tragedia y preguntándole detalles escabrosos de su cautiverio. Jorge Fernández y su equipo mostraron en cambio un absoluto respeto. Ni una referencia al tema. Ni un arañazo. Entregaron a sus padres una casa nueva. Y punto. Merecen nuestro aplauso.