Últimos mohicanos: Gabilondo

Le quedan, como quien dice, tres telediarios. De Iñaki Gabilondo les estoy hablando. Sentenciada la cadena CNN+ (se cierra el 31 de diciembre), que era su última guarida, el último lugar en el que se refugió tras la venta de Cuatro, queda ahora este gran profesional absolutamente desarbolado, sin plataforma televisiva para poder seguir con su oficio de periodista, de analista de lo que pasa, de informador. Los de El intermedio le llamaron la noche del lunes por teléfono. ¡Ah! Qué curioso. Una llamada de La Sexta -imperio Mediapro- a quien ha sido buque insigna del periodismo del imperio Prisa, enemigos irreconciliables ambos imperios. No dudo, en absoluto, de la buena fe de esta llamada por parte de todo el equipo de Wyoming. Es más, se notaba una ternura, un cariño, una complicidad. De lo que ya no estoy tan seguro es de que esta llamada no haya suscitado una morbosa delectación en la cúpula del imperio Imagina-Mediapro, lugar en el que seguramente asisten al naufragio televisivo de Prisa con particular satisfacción. ¿Y qué dijo Gabilondo en su conversación telefónica? ¡Ah! Fue de una claridad meridiana. Tomen nota: «Ya no tengo dónde hacer programas de televisión. Y no voy a transformarme ahora en comentarista de las tertulias que hay. Tele 5 no tiene un puesto para mí, ni yo nada para ellos. Me queda la universidad. Hacer cosas con los jóvenes...» ¡Ah! Qué tristeza constatar que un periodista de la categoría de Gabilondo se queda sin pista para poder seguir trabajando de lo que sabe. Tremenda paradoja: años atrás algunos recibieron con ingenua ilusión eso que llamaron el periodismo de empresa. Efectivamente, las turbulencias empresariales han acabado triturando al periodista y lo que su oficio representa. Así acabaremos todos: o de asalariados publicistas de un multimedia, o de jubilados a la fuerza. Quedan 15 días para el cierre de CNN+, o sea, quedan 15 días todavía para disfrutar de Iñaki Gabilondo en su último reducto: el programa Hoy. Hace 24 horas le vímos entrevistar a Umberto Eco. Qué gozada de conversación. Decía el perspicaz escritor: «Una vez, un taxista de Nueva York, al ver que era italiano me preguntó: ¿Y qué enemigos tiene su pueblo? Me quedé estupefacto. Contesté: mire, ahora que lo pienso, la verdad es que los italianos siempre nos hemos peleado entre nosotros». ¡Ah! Si no tienes enemigos no eres nadie, dicen los expertos. Lo tremendo es constatar que el enemigo no está fuera, sino dentro.