TELEFAUNA

Frank Cuesta, el pollastre de León

Frank Cuesta

Frank Cuesta / periodico

FERRAN MONEGAL

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En las riberas del río Curueño se cría un extraordinario elemento llamado pollastre de León o gallo indio de pesca. Es el único gallo del mundo que se cotiza por sus plumas, de colorido único en el planeta y de rarísima textura y calidad. No existe ninguna otra pluma más apreciada, ni más idónea, para fabricar la mosca del arte de la pesca.

O sea, que el gallo indio de León lleva en sus genes un cromatismo que le transforma en la primera gallinácea gracias a la cual la pesca con mosca se sublima de forma absolutamente prodigiosa. Es un misterio que no tiene explicación: estos gallos, cuando son trasladados fuera de la cuenca del Curueño, pierden su brillante cromatismo plumífero y no sirven para fabricar la mosca.

Su existencia ya se registró, con gran reconocimiento y devoción, en 1624, en el célebre Manuscrito de Astorga.

Al parecer, fueron losCallejeros viajerosde la cadena Cuatro los que descubrieron a Frank Cuesta en Tailandia. Le encontraron por casualidad, cuando tuvieron un problema con una serpiente en Bangkok. Frank les sacó del lío en un periquete, y quedaron impresionados los callejeros ante aquel pollastre tan buen conocedor de los ofidios y otros animales de respeto.

Más admirados quedaron todavía cuando les contó que era español, concretamente de León. Comprendieron inmediatamente que estaban ante un elemento prodigioso y, totalmente entusiasmados, comunicaron el hallazgo a su cadena. La respuesta de Cuatro no se hizo esperar: en un tiempo récord le prepararon el programa que ahora acaba de estrenar con el título deFrank de la jungla.

¡Ah, lleva solo tres semanas en antena y su éxito es enorme! A pesar de haberle visto ya frente a cocodrilos, serpientes y hasta al temible dragón de Komodo, lo que cautiva de Frank es el desparpajo con que aliña sus aventuras por la selva. Dotado de un sentido del espectáculo digno de los mejores showmen, es simpático, atrevido, tiene el tempo teatral muy bien aprendido y, sobre todo, posee un gran sentido del humor.

Suele aparecer tocado con una gorra de visera puesta del revés, calza chanclas de colores -normalmente blancas o rojas- de esas que llevan los enfermeros y el personal sanitario en los centros médicos, y añade a su pintoresco porte indumentario unos llamativos calcetines color nieve, muy luminosos, como si fuera un niño que va a recibir su primera comunión.

Con estos parámetros estéticos se lanza a la selva y comienza por increpar a su equipo de cámaras y técnicos, llamándoles "¡nenazas!" y apremiándoles con gritos de "¡enchufad, coño! [...] ¡seguidme, gilipollas!" y cosas así, bárbaras, heterodoxas, pero dichas con un surrealismo gestual que no causa rechazo sino atracción.

De vez en cuando lanza puyas a políticos españoles, como la jornada que estuvo con los dragones de Komodo y observando a uno de ellos, el más fiero, advirtió: "Ese es como Rubalcaba: cuando te das la vuelta, ¡te la clava!". También dedica frases a periodistas famosos, como el día que le entró un tremendo retortijón intestinal y, mientras corría hacia unos matorrales, exclamó: "Voy a echar una cagadilla y luego me pongo a escuchar a Federico, a Federico Jiménez Losantos, sí".

¡Ah! Este Frank, que a lo mejor se llama solamente Fran y le han puesto la k para darle un toque anglosajón, en casa nos divierte enormemente. Añade a su notable sentido delshowun incuestionable valor frente a las alimañas y las bestias feroces.