tú y yo somos tres

Cumpleaños travesti

Ferran Monegal

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Suma ya 800 programasBuenafuente(los de La Sexta, más los de su temporada en A-3), y para celebrar la efeméride ha jugado al juego del cambio de papeles:Eloi yBertose intercambiaron el rol, yAna MorgadeyAndreutambién. Hombre, como ejercicio de travestismo fue flojo. Ver aBuenafuentetransformado en señora no nos recordó aDustin Hoffman enTootsie, precisamente. Ha habido más chirigota que recreación. Más disfraz que transmutación. Y el resultado ha sido una de las ediciones más olvidables de la temporada. Hombre, comprendamos alshowman: está a punto de pillar las vacaciones. Construir un programa cada día, año tras año, tiene mérito. Sobre todo construirlo como lo construye él, con ingenio, con chispa, sin concesiones al tomate, ni a la víscera, ni a la martingala forense de las vías urinarias de famosetes de medio pelo. Sus compañeros de cadena, los delSé lo que hicisteis...,le llamaron al mediodía y le preguntaron:«¿Hasta qué programa quieres llegar?». Contestó:«El récord sería superar los 1.200 de Crónicas marcianas. Esa es la última frontera». ¡Ah! Qué curiosa, y qué atormentada, es el alma de esteshowman: la línea de tiza que marcóSardàen el suelo de un extinguido plató, todavía le escuece.

SUSTOS.– EstespinoffdelDECque se llamaInforme DEC,y que A-3 TV emite la noche de los lunes, sigue un estilo pintoresco: disfrutan enormemente pegando sustos a los que se prestan. Uno de los temas estrella de la sesión, por ejemplo, fue sacar a una criatura con la cara tapada, un talDamián, que confesó pertenecer al grupo de los Trinitarios de Palma de Mallorca, una banda de temibles Latin Kings.Cantizanole fue interrogando en el plató. Le decía:«Damián, tú has dado palizas por encargo, has utilizado armas contra personas, has robado, has trapicheado con droga...» O sea, una alhaja de criatura, sí señor. Pero aquí lo curioso ocurrió al acabar el interrogatorio.Cantizanole miró severamente y le anunció:«Ahora va a entrar alguien que ha estado escuchando y tomando notas, y te va a comunicar alguna cosa». Y la persona que entró era un subinspector de policía que el programa había mantenido detrás de una mampara durante toda la sesión, anotando las fechorías del bandido. ¡Ah! Ese trinitario debió de tener un susto tremendo. Concluyamos resaltando la dislexia del programa: protegieron el rostro del delincuente, en cambio, el policía, todo el rato a cara descubierta.