Creadora de ChatGPT
OpenAI se reestructura para convertirse en una empresa con ánimo de lucro
El gigante de la IA generativa completa su transformación y se convertirá en una empresa controlada en gran parte por empleados e inversores como Microsoft

Sam Altman, cofundador y director ejecutivo de OpenAI. / Yuichi Yamazaki / AFP

OpenAI ha pasado a ser una empresa con ánimo de lucro. El gigante de la inteligencia artificial, responsable de éxitos como ChatGPT, ha anunciado este martes en su página web que ha completado su reestructuración para operar como una compañía más tradicional, lo que le permitirá captar nuevas inversiones con más facilidad y poner en marcha una posible salida a Bolsa.
La start-up más valiosa del mundo fue fundada en 2015 como una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo era alcanzar la llamada Inteligencia Artificial General (AGI, por sus siglas en inglés), el hipotético estadio en el que los sistemas de IA igualan o superan las capacidades humanas en múltiples tareas, y garantizar que "beneficia a toda la humanidad". La compañía asegura que esa sigue siendo su principal misión.
En 2019, OpenAI modificó su estructura para pasar a tener un ánimo de lucro "limitado" que ponía el tope de ganancias en 100 veces cualquier inversión. Ahora, la firma completa su esperada transformación, que a la práctica le permitirá captar más inversiones —actualmente cuenta con acuerdos astronómicos con Nvidia, Oracle, AMD o Broadcom— y exprimir más el lanzamiento de nuevos productos para ganar dinero. La compañía tiene un plan de negocio a cinco años para generar nuevos ingresos.

El ChatGPT es un chatbot de IA que utiliza modelos de lenguaje para comprender y generar texto de forma conversacional, como si hablaras con una persona real. / Frank Rumpenhorst / DPA
Presión de los inversores
La mutación de la estructura de gobierno de OpenAI también responde a las presiones de sus inversores. El gigante japonés SoftBank aprobó este fin de semana la ejecución de la inversión de 22.500 millones de dólares en la creadora de ChatGPT, una financiación condicionada a la conversión en una empresa con ánimo de lucro.
La entrada de nuevos inversores no ha hecho más que catapultar la valoración de OpenAI, actualmente cifrada en 500.000 millones de dólares. Ese volumen, sin precedentes para una start-up, pondría a la empresa en situación de llevar a cabo una de las mayores salidas a Bolsa de la historia, compitiendo con las de Facebook y Uber en 2012 y 2019 respectivamente.
Cómo se reparte el control
La estructura de OpenAI es compleja. La nueva empresa con ánimo de lucro, denominada OpenAI Group PBC, es una corporación de beneficio público, aquella teóricamente diseñada para crear un bien público de impacto social. Rivales como Anthropic o xAI, de Elon Musk, siguen la misma fórmula. Irónicamente, sus servicios no son públicos, sino que operan como instrumentos para que los accionistas de ambas compañías ganen dinero.

Conferencia de Satya Nadella, CEO de Microsoft, en el Mobile World Congress de Barcelona. / Gabriel Bouys
La organización sin ánimo de lucro que desde 2015 ha controlado OpenAI, ahora llamada OpenAI Foundation, ha recibido una participación de aproximadamente 130.000 millones de dólares en la nueva empresa que le permitirá controlar un 26% de sus acciones. Microsoft, el principal inversor en OpenAI, se hará con una participación de 130.000 millones y con un 27% de la nueva empresa. El 47% restante estará en manos de empleados, exempleados y otros inversores.
Por ahora, se desconoce con qué parte del pastel se quedará Sam Altman, cofundador y director ejecutivo de OpenAI, y qué capacidad de control tendrá Greg Brockman, presidente y también cofundador de la compañía.
Rama filantrópica
Esta fórmula convertirá la fundación sin ánimo de lucro de OpenAI en "una de las organizaciones filantrópicas con mejores recursos de la historia", asegura el comunicado firmado por Bret Taylor, presidente del consejo de administración de la compañía.
Esa estructura bicéfala permitirá redirigir el dinero obtenido con el éxito de la rama con ánimo de lucro de OpenAI a su trabajo filantrópico. Por ahora, la fundación se ha comprometido a destinar 25.000 millones de dólares a investigar la aplicación de la IA en el campo de la salud para "curar enfermedades" y a apoyar la aplicación de recursos de ciberseguridad que "minimizen los riesgos" de esta tecnología.
Cambio polémico
La reestructuración de OpenAI es el proceso de más de un año de delicadas negociaciones con Microsoft y con las autoridades judiciales de Delaware y California, donde se fundó y donde tiene su sede. El cambio también ha venido acompañado de polémica. En mayo, Taylor anunció que la compañía abandonaba sus planes, investigados por la demanda presentada por Musk en la que denunciaba que OpenAI había traído su misión fundacional de trabajar "para el beneficio de la humanidad".
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