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Análisis de Super Mario Party: que no pare la fiesta

El título para Nintendo Switch aprovecha con lucidez los Joy Cons

Super Mario Party.

Super Mario Party. / periodico

Josep M. Berengueras

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Nintendo tiene algunos títulos que son puro oro. Uno de ellos era Mario Party, una saga de títulos familiares que llevaba los clásicos juegos de tablero para toda la familia a la consola. Empezó bien, pero fue perdiendo fuelle con el tiempo a base de repetición. Ahora, Super Mario Party llega a la Nintendo Switch en busca de recuperar el viejo espíritu. Y lo consigue.

Diversiónrisasentretenimiento, algo de estrés, peleas familiares, dolor muscular... Super Mario Party es de aquellos títulos que no pueden faltar en toda unidad familiar con ganas de pasar un buen rato en familia. Repetimos lo de en familia, grupo, etcétera, porque quizá la gran virtud y al mismo tiempo gran pega de este tipo de títulos es que jugar solo es poco recomendable.

Pero si hay alguien al lado, u online, Super Mario Party vuelve a ser un 'must'. Este título para Switch recupera lo mejor de la saga y explota las cualidades de los Joy Cons, los mandos de la consola que nos permitirán disfrutar de los minijuegos.

El juego, como toda la saga, plantea una gran partida donde todos los jugadores deben enfrentarse para ser los ganadores de la misma. De casilla en casilla, al estilo juego de oca, habrá que ir logrando estrellas y superando minijuegos (es decir, derrotando a nuestros contrincantes/amigos/familiares en 80 minijuegos nuevos) para llegar a la fase final y obtener la mayor puntuación posible. Como novedad, eso sí, en esta ocasión contaremos con un aliado que nos dará algunos movimientos especiales.

Ese es el modo de tablero clásico. Pero hay más: Sala de recreo Toad (no es necesaria la tele para jugar), Torrente de aventura (modo cooperativo para cuatro jugadores en el que el trabajo en equipo y la coordinación será fundamental) y Minijuegos de ritmo (juegos basados en la música y el ritmo) son algunas de las novedades del juego.

Conclusión

En jugabilidad, poco que reprochar a este título: es ameno, divertido, engancha. En cuestión técnica, hay más peros: aunque los minijuegos y las transiciones presentan mayor calidad que en anteriores versiones, sigue habiendo un 'gap' entre algunos de los minijuegos.

En todo caso, Super Mario Party no quiere ser el juegocon mejores gráficos ni música del mundo, sino ser una opción digital a los juegos de tablero clásicos familiares. Y este título logra ese comedido, porque recupera la esencia de títulos pasados e introduce divertidas mejoras. El poder de la Switch es bien aprovechado, y los Joy Cons responden con gran sincronización a los minijuegos.