JAQUE A LA RED DE LOS 140 CARACTERES

Las debilidades del pajarito

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En la cresta de la ola de MySpace, nadie habría apostado por la muerte de la plataforma que le dio la vuelta a la distribución de música en internet, pero la red social que situó en el mapa a miles de bandas desconocidas y conectó a los usuarios como nadie lo había hecho antes, tardó pocos años en verse reducida a la irrelevancia. Lo mismo le pasó a Messenger. Y a Tuenti. ¿Podría Twitter acabar teniendo un destino similar?

En este momento, la plataforma de comunicación que ha revolucionado el tráfico de información en el planeta y la vida cotidiana de los ciudadanos -imposible hoy ver la tele o asistir a un evento social sin toparse con el símbolo del hashtag- está lejos de desaparecer, pero empieza a emitir señales de fatiga. Dos en especial: su número de usuarios ha dejado de crecer y las cuentas de la empresa siguen arrojando números rojos.

El cese de Dick Costolo

Hace apenas dos años, nada parecía capaz de frenar a la herramienta que había logrado poner en contacto en condiciones de igualdad a usuarios con celebrities, políticos, marcas y a ciudadanos entre sí. En el 2012, la familia tuitera creció un 50%. Un año más tarde, esa progresión se había reducido al 25%. La temporada pasada, solo vio aumentada su población un 18% y hoy apenas crece a ritmos del 2%.

Los 302 millones de usuarios activos (los que envían al menos un mensaje al mes) que hay hoy repartidos por todo el planeta se han visto superados por los fans de Instagram, la plataforma para compartir fotos, convertida ya en la segunda red social con más seguidores del mundo tras Facebook. Por otro lado, hace tiempo que en Twitter hay más perfiles fantasma que operativos: existen 390 millones de cuentas sin actividad.

Siendo alarmante este dato, lo que ha acabado costándole el puesto al consejero delegado de la compañía, Dick Costolo, tiene más que ver con el bolsillo que con la libertad de expresión que presume promover Twitter. A diferencia de Facebook, que ha logrado convertirse en una gran herramienta comercial y en un buen negocio para sus accionistas, el pajarito azul no consigue monetizar su potencial de comunicación y en el ejercicio del 2014 arrojó pérdidas por valor de 480 millones de euros. En los últimos tres meses, las acciones de la compañía han caído un 34%.

Ante este panorama, Twitter empieza a moverse y anuncia cambios, como la posibilidad de alargar el tamaño de los DM (mensajes directos que se envían los usuarios de forma privada) hasta los 10.000 caracteres y la incorporación de herramientas para que los usuarios emitan vídeos en directo a través de sus perfiles.

«A Twitter le falta algo y necesita reinventarse para ser rentable y atraer a nuevos usuarios, la cuestión es cómo debe hacerlo, porque no todos los cambios son necesariamente buenos», advierte el experto en cultura 2.0 Manuel Moreno. En su opinión, hay líneas rojas que Twitter debe respetar. «No puede perder su esencia, que consiste en la rapidez y la brevedad, en lo inmediato. Si no, hablaremos de otra cosa diferente a Twitter», señala.