ESTUDIO PÚBLICO SOBRE LA IMPLANTACIÓN DE ENERGÍAS LIMPIAS EN CATALUNYA

Molinos con poder seductor

AGUSTÍ SALA / Barcelona

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«Pues no son tan malos». Esa podría ser la conclusión de un estudio encargado por el Institut Català d'Energia (Icaen) y el Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), ambos dependientes de la Generalitat, para determinar la aceptación social de los parques eólicos. El estudio llega en pleno proceso de subasta para adjudicar en Catalunya, antes del 30 de octubre, 769 megavatios (MW), el doble de la energía eólica actual en funcionamiento, que supondrán una inversión de al menos 1.000 millones de euros. En general, ocho de cada 10 residentes en municipios en los que se ha instalado o se instalará un parque son favorables a los mismos.

Destacan los habitantes de Tortosa, capital del Baix Ebre, área que concentra seis parques eólicos y donde su aceptación es generalizada. Los más contrarios se encuentran en áreas en las que este tipo de instalaciones están en fase de proyecto y, en especial, en el Alt Empordà, la tercera de la siete zonas de desarrollo prioritario (ZDP) del concurso que más peticiones han recibido en la puja del convocada por el Govern (8), frente a las 12 de la ZDP de la Terra Alta y de la de Ribera d'Ebre-Baix Camp, y que hasta hace poco permanecía ajena al desarrollo de esta y de cualquier otro tipo de generación de energía.

54 solicitudes

A la convocatoria del Govern han concurrido 54 solicitudes de 18 grupos empresariales y alianzas entre estos, que van desde Gas Natural-Alstom o Comsa Emte-Gamesa hasta Fersa-Aventalia, Acciona, Iberdrola o FCC-Ros Roca.

El poder de seducción de la energía eólica crece cuanto más consolidada está la instalación, según la encuesta. Así, entre los ciudadanos que viven en un municipio en el que el parque está en funcionamiento, los favorables llegan al 84% y los totalmente opuestos, apenas al 5%. Donde está en construcción, los primeros son el 77,6% y los segundos, el 6,6%; mientras que donde el parque está solo autorizado, los partidarios son el 70,6% y los contrarios, el 15,1%. Por zonas destaca de nuevo el Alt Empordà, donde los habitantes que se oponen totalmente (36,5%) superan a aquellos que lo ven con buenos ojos (32,5%). El único punto que podría decantar la balanza en favor de un lado u otro es que los indiferentes son el 30,9%.

Este diferencial del Empordà es igualmente marcado entre quienes están en contra. Solo en esta comarca se llega casi al 25%, ya que ni en el conjunto de municipios en los que los parques están solo autorizados la media de contrarios alcanza el 10%. Se da la paradoja de que más del 80% de los encuestados valoran que se fomente la energía eólica, incluidos los del Alt Empordà. Pero la prefieren en otro sitio.

Dos de cada 10 personas consultadas no perciben ningún problema relacionado con la energía eólica. Entre quienes los ven destaca el«impacto paisajístico», con el 48% (en el Alt Empordà llega al 68%) y el«conflicto entre los aerogeneradores y las aves», con el 13,8%. El trabajo, realizado por el Gabinet Ceres, se basa en una muestra de 697 encuestas entre enero y febrero pasados, de las que se 362 se hicieron en localidades con parques en servicio, 152 en otras en las que están en construcción y 183 en otras en las que solo están autorizados.