EL ADN de la semana

Longevidad

PERE Puigdomènech

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EL PERIÓDICO se ha hecho eco de un artículo de la revistaScienceen el que se trataba de responder a la pregunta de si las personas que llegan a centenarias tienen algo en común en los genes. La respuesta es que, efectivamente, cuentan con unas variantes que pueden explicar por qué viven más. Lo que pasa es que la explicación es complicada.

Desde hace mucho tiempo se sabe que hay poblaciones con muchos centenarios. Por ejemplo, esto pasa en las islas de Cerdeña y Okinawa. Los estudios realizados hasta ahora proponían que la probabilidad de tener una vida larga dependía en un 30% de la constitución de los genes y en un 70% del estilo de vida y de las experiencias vitales de los individuos. El nuevo estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de Boston y realizado sobre unas 1.000 personas del noreste de Estados Unidos nacidas entre 1890 y 1910, confirma que se puede encontrar una base genética común cuando se comparan individuos centenarios con los demás individuos, y también que se puede predecir la longevidad con un 77% de confianza. Lo que pasa es que se trata de combinaciones de variantes en 150 genes. Algunos se sabe que tienen que ver con enfermedades cardiovasculares, hipertensión o demencia.

El estudio confirma, por tanto, que la herencia de la longevidad existe pero es compleja. Y se entiende que en lugares donde la gente tiene una elevada consanguinidad, como ciertas islas, esta herencia sea más evidente. Lo primero que puede pasar una vez conocidos estos resultados es que se cree un negocio para diagnosticar si tenemos esas combinaciones. No nos hemos de extrañar si nos lo propone pronto alguna compañía de seguros o un banco a la hora de hacer un vitalicio. Pero en realidad un 70% de nuestra longevidad tiene otras causas. Los genes no pueden hacer nada si nos empeñamos en fumar o en tener una dieta poco saludable, si nos coge una pulmonía y no tomamos antibióticos, si tenemos la mala suerte de nacer cuando hay una guerra y si tomamos un avión y se estrella. Los genes ayudan a una vida larga y sana, pero no lo son todo.