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Efectos del temporal en Tarragona

Vecinos de Godall, 'zona cero' de la dana en Terres de l'Ebre: "Después de esto no vamos a levantar cabeza"

El pueblo tiene una acusada pendiente por la que el agua bajó con tanta fuerza que arrastró coches y reventó puertas de garajes

Los municipios de Tarragona afectados por la dana cifran los daños en 4 millones de euros

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Vecinos y equipos de emergencia trabajan en las tareas de limpieza y recuperación en Godall (Montsià), tras los daños provocados por la dana Alice.

Vecinos y equipos de emergencia trabajan en las tareas de limpieza y recuperación en Godall (Montsià), tras los daños provocados por la dana Alice. / Zowy Voeten

Jan Magarolas

Jan Magarolas

GODALL (MONTSIÀ)
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Muebles rotos, juguetes inservibles, lámparas, colchones, neveras, fotos familiares y un sinfín de objetos se agolpan en las calles de Godall (Montsià), tras el devastador paso de la dana Alice este domingo. Una densa capa de barro lo cubre todo y hace recordar algunas imágenes de otra catástrofe muy cercana. "Es igual que en Valencia, solo que a escala pequeña; ¿quién nos va a ayudar ahora? Estamos lejos de todo", lamentan los vecinos en una de las principales calles del pequeño pueblo, de poco más de 600 habitantes, en un momento de tranquilidad a la hora de comer y con los ojos puestos en el cielo.

Con una escoba en la mano y la ayuda de los tractores, poco a poco, el municipio va recobrando la normalidad, igual que el resto de localidades que durante unas horas fueron la 'zona cero' de la dana Alice en el Montsià: Mas de Barberans, la Galera, Freginals, la Ràpita, Masdenverge, Santa Bàrbara... "A mí no me importa que venga Salvador Illa a hacerse fotos, me gustaría verle ayudándonos con los destrozos", suelta una vecina en la plaza. Han sabido de la visita del president porque lo han visto en redes sociales, no por la televisión, ya que todo el mundo está en la calle, ayudando. Mayores, pequeños y vecinos de otros pueblos, todos colaboran.

"El agua reventó la puerta y entró al garaje, se lo llevó todo. No tenemos seguros. Será muy difícil recuperarse de esto"

Vicent Ferré

— Vecino de Godall

La fuerte pendiente del pueblo, que desciende desde el centro hasta el barranco, convirtió varias calles en auténticos embudos. El agua bajó con tal fuerza que arrastró varios coches, aparecidos 300 metros más abajo, incluso en la carretera de acceso al municipio.

En la calle Abadia, Vicent Ferré saca, con palas, una excavadora y con la ayuda de un grupo de amigos, los restos que la inundación ha dejado en su garaje. Por la ubicación, el edificio recibió gran cantidad del agua que, la noche del domingo al lunes, bajaba por la calle con la fuerza de un río. "El agua reventó la puerta y entró al garaje, se lo llevó todo. Hay cosas que tienen mucho valor sentimental y que se han perdido", explica Ferré, roto. El valor económico es lo de menos, asegura, y apunta que "en el pueblo no tenemos seguros, así que será muy difícil recuperarse de esto".

Vicent, su mujer Carmen y su hija son de València y tienen muy presente el recuerdo de la dana el pasado octubre, que ellos vivieron en primera persona. "Lo peor de todo es la impotencia de no poder pararlo y el miedo de no saber qué pasará; en el pueblo no vamos a levantar cabeza después de esto", lamenta la familia, señalando las consecuencias psicológicas de vivir la segunda inundación en menos de un año.

Vicent Ferré y su familia ya vivieron el pasado octubre la dana de València: "Lo peor de todo es la impotencia"

En la plaza Major de Godall hay un tanque de agua potable que ha instalado el ayuntamiento. Ahí se encuentra también el bar La Plaça, que tiene el interior destrozado, con las mesas, las sillas y las botellas de cerveza por el suelo. En la pared, explica Vicent, hay un boquete de medio metro que tuvieron que abrir los clientes cuando el agua les dejó atrapados en el interior del local. Los vecinos rompieron la pared con un extintor y pudieron escapar. "No me quiero imaginar lo que podría haber pasado", apunta el hombre.

"Esto no lo habíamos visto nunca aquí, ni mi abuelo, de 95 años, ni sus padres, ni sus abuelos"

Los destrozos son evidentes en todo el municipio, a pesar de que vecinos y bomberos llevan horas trabajando en la limpieza. Hay edificios enteros precintados por el riesgo de derrumbe, coches amontonados al lado de la iglesia, la puerta del ayuntamiento totalmente rota... "Es como si hubiera pasado una guerra por aquí, es indescriptible", describe Jesús, otro vecino que lleva desde primera hora retirando muebles de las casas y dejándolos en la calle para que puedan ser recogidos por un tractor.

Su casa no ha sufrido los efectos de la inundación porque se encuentra en una calle menos afectada, pero no ha dudado ni un momento en bajar a ayudar a los necesitados, igual que tres jóvenes de Amposta, que han llegado al pueblo con comida. Entre los restos empapados, los vecinos buscan objetos de valor sentimental de los que no quieren desprenderse. "No se lo esperaba nadie, esto no lo habíamos visto nunca aquí, ni mi abuelo, de 95 años, ni sus padres, ni sus abuelos", aseguran los habitantes de Godall.

Ahora, los pueblos más afectados del Montsià y el Baix Ebre inician un largo proceso para reparar los desperfectos de las inundaciones, que los propios ayuntamientos han valorado en más de cuatro millones de euros.

Un boquete entre la habitación y el pasillo deja ver a Xisqueta y Antonio Mirall, vecinos de Godall, que apuntalan la puerta con maderas para protegerse de las futuras lluvias.

Un boquete entre la habitación y el pasillo deja ver a Xisqueta y Antonio Mirall, vecinos de Godall, que apuntalan la puerta con maderas para protegerse de las futuras lluvias. / Zowy Voeten

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