Comercio

Cierra la floristería Llorenç, la última del casco antiguo de Tarragona, tras casi cuatro décadas

Llorenç Belencoso, el propietario, ha cerrado el negocio tras 37 años en el carrer Major

Cierra la Absenta, mítico bar cultural de Reus, después de 18 años

Rosas de una floristería.

Rosas de una floristería.

Jan Magarolas

Jan Magarolas

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Este 2 de enero la floristería Llorenç de Tarragona ya no ha abierto sus puertas. Se trataba de uno de los últimos comercios de proximidad del carrer Major de la capital. Tras casi cuatro décadas añadiendo color y vida a una de las arterias más importantes de la ciudad, el mítica floristería se despide por la jubilación de su propietario, Llorenç Belencoso, y con ella la Part Alta de Tarragona pierde otro de aquellos negocios de toda la vida que la caracterizaron durante tanto tiempo.

"Mi clientela es mi familia", aseguraba Llorenç poco antes de cerrar por última vez, el pasado diciembre. Su floristería, la última del barrio histórico, había compartido calle con otros negocios ya desaparecidos, como la panadería, la charcutería o la bodega que ocupaban los respectivos locales del carrer Major, con la catedral al fondo. Llorenç ha puesto punto y final a la floristería que llevaba 37 años regentando desde que en 1987, casi por casualidad, adquirió el local y abrió la tienda.

La floristería Llorenç, con todo tipo de flores y plantas para decorar y para regalar, ocupaba cada mañana una pequeña parte del carrer Major para exponer mejor el género, con plantas vistosas que favorecían las vistas de una calle histórica. En Navidades, mítico era también su gran belén, que ocupaba una parte importante del mostrador de la tienda y que integraba entre tanto verde.

"Esto es mi casa"

El propietario, Llorenç Belencoso, nació en Valls y de niño ayudaba en la floristería de su madre, en la calle Sant Oleguer de Tarragona. Ya de joven, con sólo 27 años, se convirtió en propietario de su nueva floristería, en la misma ubicación que ha tenido hasta ahora. Con la llegada del 2025, Llorenç se ha jubilado y por eso ha cerrado la tienda, asegurando que le había costado mucho tomar la decisión: "Esto es mi casa", decía.

El cierre de la floristería Llorenç se suma a una larga lista de comercios históricos que bajan persianas definitivamente, tanto en el carrer Major como en la Part Alta y el resto de Tarragona, y que dejan la ciudad un poco más huérfana de esos negocios familiares y de proximidad que tanto la habían caracterizado. Sin ir más lejos, muchos de los locales que quedan libres por la marcha de estos comercios terminan ocupados por negocios enfocados al turismo y a los visitantes, tales como tiendas de regalos o de productos gastronómicos.