Sucesos

Detenidos en el Aeropuerto de Barcelona por llevar ocultos 11 kilos de cocaína en sus sillas de ruedas eléctricas

La Policía Nacional requisó la droga que estaba camuflada en paquetes en las carcasas de las baterías de las sillas

Detenido en el aeropuerto de Barcelona con 2 kilos de cocaína pegada al cuerpo 'como una momia'

Sillas de ruedas con baterías de cocaína

Germán González

Germán González

Barcelona
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Las bandas de narcotraficantes no dudan en aprovecharse de los dramas que tienen muchas personas para intentar lucrarse. Si hasta hace poco usaban a gente vulnerable, que vivía en riesgo de exclusión social por la pobreza, ahora las organizaciones de tráfico de drogas empiezan a utilizar como 'mulas' a personas que presentan todo tipo de deficiencias físicas o psíquicas, tal y como han descubierto agentes de la Policía Nacional en el Aeropuerto de Barcelona - El Prat, especializados en funciones de investigación de redes internacionales organizadas dedicadas a introducir en Europa sustancias estupefacientes.

Gracias al intercambio de información operativa con miembros de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU en Madrid, los agentes centraron su objetivo en el control de pasajeros procedentes de vuelos sudamericanos, tras ser alertados de esta nueva modalidad delictiva detectada en fechas recientes en diversos países del mundo. Los narcos aprovechaban las deficiencias físicas o psíquicas de los pasajeros para usarlos como “mulas” e introducir droga.

De esta forma, hace unos días, en un vuelo procedente de Brasil, un pasajero asistido por el servicio de Personas con Movilidad Reducida del aeropuerto de Barcelona llamó la atención de los investigadores. Viajaba solo, presentaba una discapacidad física grave que le impedía caminar, y ante las preguntas realizadas por los policías sobre el supuesto motivo turístico de su viaje, el hombre se mostró nervioso y dubitativo, manifestando además que su silla había tenido problemas en el transporte aéreo y no podía desplazarse en modo eléctrico.

Para los agentes, este viajero tenía un perfil claro de “mula” o “correo de la droga”, ya que se trata de personas captadas en sus países por organizaciones criminales, entre personas de clase media-baja vulnerables, con problemas económicos, familiares o de salud, como era el caso, y que a cambio de cantidades de dinero, se prestan a colaborar para obtener en un solo viaje el dinero que tardarían mucho tiempo en conseguir trabajando en su país.

El pasajero fue sometido a un control minucioso de su equipaje y se le trasladó, como posible portador de droga, a las instalaciones del Servicio de Aduanas de la Agencia Tributaria. Los investigadores se centraron en la inspección de la estructura de la silla eléctrica, observando que la actitud del pasajero iba alterándose a medida que se intensificaban las comprobaciones.

Tras el desmontaje de las baterías se observaron signos claros de manipulación halándose en su interior 10 paquetes envasados que contenían 7,5 kilos de cocaína. Por eso se detuvo al viajero por un delito contra la salud pública. 

Dos casos en 24 horas

La Policía detectó otro caso al día siguiente en el mismo aeropuerto. Un pasajero procedente de un vuelo de Bogotá fue detenido cuando pretendía introducir 3,8 kilos de cocaína ocultos también en las carcasas de las baterías de su silla de ruedas eléctrica.

En ambos casos el perfil de los pasajeros coincidía, tratándose de ciudadanos extranjeros, jóvenes de entre veinticuatro y veintiséis años, especialmente vulnerables, con una discapacidad grave física y haciendo uso de una silla eléctrica. Los agentes destacan que los dos pasajeros fueron usados por la organización criminal sin ningún tipo de escrúpulos para su fin, aprovechándose de su estado de necesidad, sin ser conscientes, como en la mayoría de los casos, del riesgo que asumían.

Según la Policía, "este método de ocultación de la droga, utilizado por los grupos organizados para burlar los controles policiales a los que son sometidos los ciudadanos en los aeropuertos, ha supuesto un reto para los investigadores por la especial vulnerabilidad de los pasajeros y la creatividad en el camuflaje de la sustancia estupefaciente".