Robos

La Policía investiga si la banda que reventó un cajero en Valencia usó el explosivo 'la madre de Satán’

Descartan en principio que hayan empleado gas acetileno y analiza las muestras para determinar si la composición sólida utilizada es TATP, uno de los preferidos por el Daesh, o pólvora negra

Una mujer pasa ante la sucursal asaltada, justo después de la reparación del boquete que dejó la explosión.

Una mujer pasa ante la sucursal asaltada, justo después de la reparación del boquete que dejó la explosión. / Miguel Ángel Montesinos

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Especialistas del Tedax de la 

Policía Nacional

 están analizando las muestras de explosivo tomadas en el cajero de Bankinter reventado en la madrugada del domingo por una banda de ladrones encapuchados en el valenciano

barrio de Sant Llorenç de Valencia

, tal como adelantó Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica, en exclusiva, para determinar la composición química empleada. 

Una de las hipótesis que se barajan es que pudieran haber utilizado triperóxido de triacetona (TATP), más conocido como ‘la madre de Satán’, una mezcla casera a base de acetona, ácido clorhídrico, agua oxigenada, bicarbonato y grandes cantidades de hielo que recibe ese nombre por haber sido utilizado por 

grupos yihadistas durante una etapa determinada. 

En Europa, fue utilizado en atentados islamistas en París, Bruselas y Londres, y también iba a ser usado en los ataques de Barcelona de agosto de 2017, aunque el estallido accidental de las bombas de TATP preparadas en la vivienda de Alcanar les llevó a cambiar el plan a última hora y optaron por los atropellos masivos de Las Ramblas y Cambrils.

El TATP, que iba a usar la célula yihadista de Barcelona, tiene un gran poder destructivo, pero es muy peligroso por su elevada inestabilidad

Aunque se trata de un explosivo de fácil factura doméstica –hay abundantes tutoriales y guías en internet, sobre todo en la ‘deep web’– y alto poder destructivo, la mezcla es muy inestable y sensible a la fricción y los cambios de temperatura, lo que lo convierte en peligroso (esa es la razón por la que estallaron las bombas de la célula yihadista de Alcanar), por lo que no todas las bandas de delincuentes comunes son capaces de manejarlo con la eficacia y seguridad suficientes.

La única vez que las fuerzas de seguridad han intervenido TATP en España fue en 2019 –en Alcanar solo detectaron trazas de la composición debido a la explosión–, precisamente durante la desarticulación por parte de la

Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil

 de una banda que hacia estallar cajeros automáticos, durante la operación bautizada como Damage. En esa ocasión, les confiscaron 730 gramos escondidos en la casa de uno de los delincuentes, en Socuéllamos (Ciudad Real). Al menos uno de los siete golpes que le imputó la Guardia Civil a esa organización, integrada por completo por personas de nacionalidad rumana, se produjo en la València, concretamente en Gavarda, de donde se llevaron un botín de 15.000 euros en la madrugada del 22 de octubre de 2018, dejando tras ellos un rastro de billetes chamuscados.

Pólvora negra, la otra alternativa

El segundo explosivo sólido más utilizado por las bandas que desvalijan cajeros automáticos con este método es la pólvora negra, menos peligrosa en su manejo e igual de destructiva. La última banda desmantelada, precisamente a finales del pasado mes de junio en la Operación Berthelot, también por la UCO, empleaba pólvora negra para reventar los cajeros.

Esa banda, considerada la más activa de Europa en esta especialidad, cometió siete asaltos en España, todos ellos en el noroeste del país, y otros 15 en Suiza, Alemania, Bélgica, Luxemburgo y Francia. Esos 22 robos les reportaron un beneficio de un millón y medio de euros en menos de tres años.

Sin embargo, tanto ‘la madre de Satán’ como la pólvora negra tienen un inconveniente, y es que incluso sabiendo cuánto explosivo colocar y cómo controlar la detonación, es habitual que buena parte del botín acabe quemado o con marcas que hacen inviable su curso legal. 

Por esa razón, varias de las bandas especializadas en este tipo de asaltos violentos a cajeros se han decantado en los últimos años por emplear gas acetileno, menos dañino para el papel moneda. Es, por ejemplo, el método empleado por los ladrones que habían cometido el último robo de estas características en València hasta el perpetrado este domingo. Fue en un cajero del Banco Sabadell, en el Parque Tecnológico de Paterna, en la madrugada del 30 de octubre de 2020. El botín, 40.000 euros, algo menos de lo que consiguieron los cuatro encapuchados que a las 4.45 horas de la madrugada del pasado sábado reventaron el cajero de la sucursal de Bankinter que hace esquina en la esquina de la calle Duque de Mandas con la avenida Alfahuir.

Quemar los coches: borrar huellas y ADN

Los ladrones usaron dos berlinas de gama alta, un BMW 530 y un Audi A6, ambos robados en dos puntos distintos de València esa misma noche. Tras el asalto, escaparon a toda velocidad por la ronda norte y menos de media hora después los coches ya ardían en un camino de tierra junto a la autovía A3, en Chiva, muy cerca del desvío hacia Godelleta por la CV50, borrando toda posible huella o vestigio de ADN.

Aunque los Tedax aún no han determinado la composición del explosivo, sí se sabe que han elegido uno en estado sólido y no uno gaseoso, como el acetileno, y que donde quemaron los coches robados debían tener otros vehículo ‘seguros’ para continuar la huida, por lo que los especialistas de la Policía Nacional en robos con fuerza ya han comenzado a solicitar las grabaciones de las cámaras de Tráfico en busca de alguna pista que les conduzca hasta los asaltantes.