Inyección letal

La muerte deseada del vigilante que disparó contra cuatro personas

Este martes, el pistolero de Tarragona recibirá un cóctel de medicamentos que primero lo sedarán y después detendrán su corazón

El caso de este hombre, tetrapléjico y con dolores constantes, no tiene discusión médica pero sí judicial

El exvigilante de seguridad autor del tiroteo frente a la sede de Securitas en Tarragona.

El exvigilante de seguridad autor del tiroteo frente a la sede de Securitas en Tarragona. / EPC

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Eugen Marin Sabau, el vigilante de Securitas que el 14 de diciembre del pasado año disparó a cuatro personas en Tarragona y que fue abatido por los Mossos d’Esquadra, ha abandonado este martes a primera hora de la mañana las dependencias penitenciarias del hospital de Terrassa y ha sido trasladado a la Unidad de Ciudados Intensivos (UCI) del centro para recibir una inyección letal por voluntad propia. A pesar de que ninguna portavoz oficial ha querido confirmarlo, el proceso ha comenzado sobre las diez de la mañana, según fuentes no oficiales. Pero durará varias horas porque, según Gerard Amigó, su abogado, Eugen es donante de órganos y, tras decretarse su fallecimiento, se mantendrán constantes vitales artificialmente para poder proceder a su extracción.

Acompañado de algunos familiares y amigos, primero será sedado y, después, dos sanitarios le administrarán un cóctel de medicamentos que le detendrán el corazón. Pendientes de su latido estarán están medios de comunicación tanto de España y como de su Rumanía natal. No hay precedentes como el suyo: un preso que antes de ser juzgado decide morir.  

Al inicio del texto de la ley de la eutanasia, aprobada en marzo de 2021, se lee que la eutanasia "se puede definir como el acto deliberado de dar fin a la vida de una persona, producido por voluntad expresa de la propia persona y con el objeto de evitar un sufrimiento". La situación clínica actual de Eugen, que hace ocho meses pretendió matar a sus compañeros de trabajo y solo pudo ser frenado por la policía a balazos que lo dejaron al borde de la muerte, coincide con la ley, según el criterio médico, que es el que debe prevalecer cuando se trata de dirimir acerca de la muerte digna de un ciudadano. Sufre tetraplejia irreversible –puede mover un brazo y el cuello–, tiene la pierna derecha amputada, necesita una sonda para la vejiga, sufre úlceras por la inmovilización y dolores constantes para que los que no puede ser sedado. Requiere cuidados médicos permanentes y, desde que fue herido, se encuentra bajo vigilancia policial porque el juez que instruye su caso por cuatro homicidios en grado de tentativa dictó contra Eugen la prisión preventiva hasta un juicio que ya no se celebrará.

Desde el punto de vista médico, hay poco debate. Desde el punto de vista de la justicia, sin embargo, sus víctimas creen que no es tan sencillo. Con su muerte también se desvanece la posibilidad de que las cuatro personas a las que Eugen Marin Sabau disparó –tres de ellas a quemarropa y con la intención de matarlas– puedan ser reparadas. El abogado José Antonio Vitos, que defiende al agente de los Mossos que recibió un disparo en el brazo de Eugen, ha interpuesto varios recursos contra el fallo médico. Ha acudido a los tribunales más altos de España y de Europa, pero todos han desestimado suspender la eutanasia.

Obsesionado con el trabajo

Eugen Marin Sabau nació en Rumanía y llevaba unos 20 años residiendo en España, en Alcover (Alt Camp). Tiene 45 años, era vigilante de Securitas y estaba obsesionado con su trabajo. Así lo definieron Josep Maria, el propietario del piso de la Avinguda Maria de Alcover en el que residía, y Gumersindo, el responsable de la galería de tiro de Sant Salvador, en Tarragona, su segundo hogar. 

"Podías intentar hablar con él de otra cosa pero él reconducía la conversación para volver a hablar del trabajo", recordaba Josep María, que había compartido largas charlas con Eugen sobre sus problemas en Securitas. Según decía, el vigilante privado estaba convencido de que lo despreciaban por su condición de migrante rumano. "Decía que no le trataban bien", añadía Gumersindo. "Tenía la impresión de que no le pagaban el kilometraje, de que le daban los servicios más duros, de que otros cobraban más. Y su obsesión era que todo se debía al hecho de que era rumano, porque, según él, en su empresa eran racistas"

Cinco heridos

Envenenado por esa percepción que nadie logró que variara, el 14 de diciembre de 2021, Eugen se armó hasta los dientes, se disfrazó de anciana y se dirigió a la oficina de Securitas de Tarragona en la que trabajaban sus jefes. En cuanto logró que abrieran la puerta gracias al disfraz, abrió fuego contra ellos. Los tres excompañeros resultaron heridos de mucha gravedad. Dos de ellos estuvieron en estado crítico. Antes de acudir a la oficina, les había mandado un correo electrónico con este mensaje: "Felices fiestas cabrones. Ladrones y racistas".

Después del tiroteo, Eugen se dio a la fuga. Al percatarse de que se acercaba una patrulla de los Mossos d’Esquadra, detuvo el coche, se bajó y disparó contra los agentes. A uno de ellos le perforó el brazo. La huida acabó en una casa abandona a las afueras de Riudoms (Baix Camp). Allí se parapetó y rechazó cualquier mediación. Finalmente fue abatido por agentes del Grupo Especial de Intervención (GEI), la unidad de élite de la policía catalana, que también fueron los primeros en auxiliarse hasta que una ambulancia del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) pudo trasladarlo a un hospital, donde lograron salvar su vida, la misma de la que ahora quiere desprenderse. 

"El trabajo lo era todo para él y en esta empresa le hicieron la vida imposible", asegura Gerard Amigó, abogado de Eugen, que añade que nada justifica lo que hizo su cliente. El pasado viernes habló con él durante dos horas pero el letrado no ha querido desvelar si mostró entonces arrepentimiento o pidió perdón a sus víctimas, algo que no consta que haya hecho todavía.

Suscríbete para seguir leyendo