Dispositivo 'Franja Besòs'

La presión policial ahuyenta del Mercat del Besòs la venta de jamón robado

La historia del Mercat del Besòs es también la de la venta de artículos de procedencia ilícita, o como dicen ellos, cosas que "se han caído de los camiones"

Dispositivo de la Guardia Urbana contra la venta de objetos robados en el Mercat del Besòs

Dispositivo de la Guardia Urbana contra la venta de objetos robados en el Mercat del Besòs / RICARD CUGAT

Guillem Sánchez

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El Mercat del Besòs abrió sus puertas en 1968 con la misión de garantizar el suministro de productos frescos a una zona de la ciudad en expansión. Durante un buen puñado de años, sobre el tejado del edificio se montaba además cada sábado por la mañana el mercadillo al aire libre. Que recuerden los más antiguos del lugar, como el pescadero al que llaman Jack, la superficie se convirtió también desde el inicio en el espacio elegido por vendedores de objetos robados. Y los días que había mercadillo en la azotea, el bullicio se convertía en un entorno ideal para vender con disimulo artículos que, según respondían si alguien osaba preguntar de dónde procedían, “se habían caído del camión”. Traían de todo. Tal fue su fama que el mercado se ganó el sobrenombre de 'El Corté Inglés del Besòs', aquello sí eran chollos, rebajas de verdad, hasta los más pobres podían adquirir cosas que no habrían podido pagar a su precio real. Aunque sí, de acuerdo, era ilegal.

Más de cincuenta años después, la venta de objetos robados persiste sin el esplendor de las décadas pasadas y convertida casi en exclusiva en una tarea que ejercen señoras mayores que se acercan al Mercat y ofrecen a los clientes de los comercios legales lo que traen en sus carritos de la compra. “Llevan jamón envasado al vacío, o conservas, o ropa, o incluso un microondas”, detalla un subinspectora a cargo de las patrullas de Sant Martí. “Hace poco encontramos pijamas para bebés”, añade un policía de la unidad. 

EL PERIÓDICO ha acompañado a agentes de paisano de la Guardia Urbana de Barcelona en un operativo al mercado contra la venta de objetos robados. Desde hace tiempo se persigue con más interés este fenómeno delictivo. Pero no ha sido hasta febrero, con la llegada de los nuevos efectivos que ha aportado la última promoción a la comisaría del distrito de Sant Martí y la activación del dispositivo 'Franja Besòs Dia a Dia', que las vendedoras de artículos robados han comenzado a retirarse.

El intendente Diego Calero afirma que pasan casi diariamente por el Mercat. Primero acuden agentes de paisano para pillar 'in fraganti' a quienes todavía insisten en escoger este lugar para vender producto robado. El día que acude este diario, los 'secretas' solo sorprenden a un hombre apodado policialmente como 'el argentino'. Lo identifican, le retiran lo poco que llevaba encima y que no podía demostrar que fuera suyo --productos de higiene personal-- y lo dejan marchar. "Los jueces no quieren que entreguemos diligencias policiales por intervenciones de material de poco valor porque implica mucha carga de trabajo para todos y las penas que pueden aplicarse son muy bajas", admite un agente. Preguntado 'el argentino' sobre el origen del material que le acaban de quitar, responde solo esto: "la policía lo sabe".

Mientras actúan los agentes de paisano, la comisaría mantiene cerca del mercado, por si hacen falta, algunos efectivos de la UREP --los antiguos 'antidisturbios' hasta que el Ayuntamiento de Barcelona prohibió ese nombre-- para que intervengan en caso de que haya sospechosos que se rebelen e impidan a la Urbana quedarse con el material sustraído. "Hace poco me rodearon y comenzaron a increparme", explica una de las policías. Por último, cuando la intervención finaliza, se queda una pareja de uniforme para avisar si vuelven.

La presión sobre el mercat ha provocado un desplazamiento de la venta de producto robado a Sant Adrià de Besòs, cree la Guardia Urbana. Porque, de momento, los ladrones siguen trabajando: abriendo cargas de vehículos aparcados en las áreas de servicio de las autopistas, saqueando tiendas de madrugada o abriendo boquetes en los almacenes. Las cosas siguen cayéndose de los camiones.

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