Tragedia en Barcelona

La desesperación de una vecina de Tetuan ante el incendio: "Pedían socorro y no podía ayudarles"

Imágenes anteriores al fuego muestran cómo vivía en la sucursal ocupada la familia que ha fallecido este martes

Las primeras investigaciones de los Mossos d'Esquadra apuntan a un origen accidental de las llamas

Cuatro muertos en incendio plaza de Tetuán

Guillem Sánchez

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La muerte de los cuatro miembros de una familia en un incendio de la plaza de Tetuan de Barcelona ha sido una tragedia "evitable", según los vecinos. El local, antigua sede de un banco abandonada en 2020, se había convertido en un nido que presentaba una alta rotación de ocupantes, una convivencia difícil que a menudo degeneraba en discusiones. Los moradores más estables eran un matrimonio y sus dos hijos, de 3 años y4 meses. Son las cuatro víctimas que han perdido la vida intoxicadas por un fuego cuya causa investiga la policía científica de los Mossos d'Esquadra y apunta, según las fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, a un origen accidental.

En el local había esta noche por lo menos ocho personas. La familia fallecida y otras cuatro personas adultas que han podido escapar al humo hacinándose en un patio interior desde el que los Bombers de Barcelona han podido rescatarlos, sacándolos desde el piso superior. No pudieron huir hacia la calle porque las llamas, que disponían de colchones y ropa ideales para su rápida propagación, posiblemente cortaron el paso al exterior enseguida.

Última llamada

Ayer por la noche, cuando faltaban pocas horas para que se declarara el incendio, los vecinos llamaron por enésima vez al 112 por una nueva bronca en el asentamiento. Nada indica que la discusión y el posterior fuego guarden relación. El incidente previo simplemente abunda en la degradación del lugar que ha llevado a los vecinos a juzgar que lo sucedido, la trágica muerte de cuatro personas, dos de ellas de corta edad, podía haberse "evitado". Sobre todo porque las llamadas al 112 por discusiones eran continuas.

Aspecto del local en cuyo interior residía la familia de Tetuán.

Aspecto del local en cuyo interior residía la familia de Tetuán. /

"Al niño de 3 años lo veía muchas noches acompañar a su padre hasta la fuente a buscar agua", detalla un vecino en un recuerdo que también apunta a que la familia no disponía ni siquiera de agua corriente. Según las fotografías que tomó la Guardia Urbana de Barcelona en su última inspección, el 18 de octubre, la zona del local habitada por la familia sí tenía electricidad y estaba limpia y cuidada. Quien mejor los conocía es Adriana, que vive justo encima del local calcinado, y que este martes cuando atiende a este diario aún tenía restos de hollín en la cara y en las manos y seguía en estado de shock.

"Pedían ayuda y no podía ayudarles"

“Me he despertado y olía a humo. He mirado si se quemaba algo en casa y no he encontrado nada. Después, he abierto la puerta del patio interior de la cocina y he visto qué pasaba. Subía una columna de humo tan intensa que no ni siquiera podía asomarme. Y quería hacerlo porque oía gritos de socorro que llegaban justo del piso inferior. Pedían ayuda y no podía ayudarles”, se repite Adriana angustiada. Cuanto ha podido hacer esta vecina tras descubrir la virulencia del fuego y la intensidad del humo ha sido llamar al 112, despertar a su marido y sacar a sus dos hijos de la cama y salir al exterior, a rezar para que los bomberos no tardaran.

Su llamada ha sido clave. Los Bombers de Barcelona han llegado a tiempo de rescatar con vida a las personas que pedían auxilio. Las cuatro se encontraban rodeadas por el humo en ese patio interior. Intoxicadas levemente, se recuperan ya en el hospital. Ha sido cosa de minutos. El patio interior era más bien una simple conexión sin techo entre dos espacios que pertenecían al local siniestrado, unos bajos que hasta 2020 fueron una sede de EVO Banco y que desde entonces estaban ocupados. Las cuatro personas estaban atrapadas porque, tal como se aprecia en el vídeo que acompaña esta noticia, el patio interior se había convertido en una ratonera de paredes lisas e imposibles de escalar. Los bomberos, a través del piso de Adriana, las han ido sacando una a una y han evitado así que el trágico contador de muertes por asfixia subiera de cuatro a ocho. 

La familia

Cuando los bomberos han podido entrar en la antigua sede bancaria, han encontrado los cuerpos sin vida de los cuatro miembros de la familia finada, intoxicados por el mismo humo del que habían podido huir a través del patio interior los cuatro supervivientes. “El padre era paquistaní, la madre era rumana y tenían dos hijos, un niño de 3 años y una niña de meses”, explica Adriana, que los conocía desde hacía tiempo y que describe una situación de extrema exclusión social. “Al pequeño lo veíamos a menudo solo, jugando en el parque. Los vecinos lo llamábamos porque nos daba miedo que lo atropellaran. Solo tiene 3 años”. Adriana, que tiene un hijo de la misma edad, le pasaba ropa: zapatillas, camisetas pantalones. 

La hija, que ahora tenía 4 meses, nació prematuramente. “Su madre fumó durante el embarazo y cuando parió volvió al local sin el bebé. No lo trajeron hasta pasados varios días y seguía siendo una niña diminuta”, recuerda. "El padre cuando no bebía era agradable, pero cuando bebía lo oíamos gritar desde casa", explica.

La impotencia de los vecinos

Tanto Adriana como el resto de vecinos consultados por este diario sienten mucha impotencia ante lo sucedido. Porque aseguran que habían llamado decenas de veces a las autoridades para pedirles que actuaran. Las broncas eran continuas y aquel no era lugar para los dos pequeños. Los servicios sociales del Ayuntamiento, según la alcaldesa Ada Colau, atendían a la familia para asegurarse de que los pequeños tuvieran alimentos y atención sanitaria. También para cerciorarse de que el mayor no faltaba a la escuela. Colau subraya que era un seguimiento que promovían los servicios sociales porque no se trataba de una familia que pidiera ayuda sino una familia a quien había que preguntar qué necesitaba. Para los vecinos del bloque, estas explicaciones no bastan. Su percepción es que ellos llamaban una y otra vez, avisando de discusiones, denunciando una situación de riesgo tanto para ellos como para los niños, y nadie actuaba.

Esta misma madrugada un vecino ha llamado al 112 porque ha habido la última pelea. Una patrulla de los Mossos ha acudido a atender el servicio. Horas más tarde, se ha declarado el fuego en un lugar rodeado de colchones y de ropa, como acostumbran a estarlo los sitios ocupados más precariamente.

"Esto que ha pasado ha sido una tragedia evitable", repiten este martes por la mañana, en una denuncia que lanzan no solo contra Colau, sino contra todos los políticos –como el 'conseller' de Interior, Joan Ignasi Elena, cuyo departamento gestiona los cuerpos de emergencias y está a escasos cincuenta metros del local– y hacen extensible a los los servicios sociales, a los cuerpos policiales e incluso los periodistas que han acudido a cubrir la noticia cuando ya era demasiado tarde para los niños.

"No quería llamar a la DGAIA porque hubiera significado separar una familia. Pero ahora los dos niños están muertos", se reprocha Adriana. Fuentes de la 'conselleria' de Drets Socials afirman que la DGAIA no había sido activada por el Ayuntamiento.

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