Padres secuestradores
Las siete similitudes de las niñas desaparecidas en Tenerife y el caso Bretón
El ex militar de Córdoba se llevó a sus dos hijos después de que su mujer se separara de él, igual que ha hecho en Canarias el padre de Olivia y Anna
Tomás Gimeno cargó en la barca una maleta y dos "petates militares" en los que caben los cuerpos de dos niñas, según fuentes del caso
Como ocurrió en el caso de Bretón, los investigadores no encuentran restos de sangre de las menores en la casa ni en el coche del sospechoso
Luis Rendueles
Redactor
Escribo sobre sucesos y territorios negros desde hace treinta años. Con Julia Otero en la radio. Prensa Iberica desde 2021. Antes, subdirector de Interviu.
Luis Rendueles
Dos hombres que no aceptan que sus mujeres dejen de ser suyas y secuestran a sus hijos para vengarse de ellas. Ocurrió con José Bretón en Córdoba, el 8 de octubre de 2011, y ha ocurrido con Tomás Gimeno en Tenerife, desde el pasado 29 de abril. Ambos se llevaron a sus dos hijos y no los devolvieron a las madres. Las investigaciones de los dos casos presentan puntos muy similares y algunas diferencias. Bretón fue condenado a 40 años de cárcel por quemar a sus hijos en la finca familiar, Tomás Gimeno está desaparecido, como sus hijas, y la Guardia Civil mantiene abiertas todas las hipótesis sobre lo que ha ocurrido con ellas. Estas son algunas de las similitudes entre las dos investigaciones, recogidas para EL PERIÓDICO de fuentes de los dos casos que pidieron el anonimato
La separación. Ruth Ortiz decidió romper con su marido, José Bretón, después de concienciarse de que era una mujer maltratada, lo mismo que sus dos hijos, Ruth y José, de seis y dos años. La mayor llegó a decir al pediatra, meses antes de morir asesinada por su padre, "si papito se muere, mejor". En Tenerife, fue Beatriz Zimmermann, la madre de Olivia (seis años) y Anna (uno), la que decidió el pasado mes de agosto, romper la relación con su marido, Tomás Gimeno. Ninguna de las dos denunció malos tratos. En ambos casos, aún no se había formalizado el divorcio ni dirimido la custodia o el régimen de visitas a los niños.
Los dos hombres no aceptan la ruptura. Bretón, ex soldado en Bosnia, entrega una carta de amor y un ramo de flores a su pareja y le regala un libro, 'El caballero de la armadura oxidada', para tratar de recuperarla. Ella no acepta. Le corresponde llevarse a los niños el primer fin de semana de octubre, casi un mes después de que su mujer le anunciara sus intenciones de divorciarse. En Tenerife, Tomás Gimeno no acepta la separación de su mujer. Antes de Navidad llega a amenazarla. Ella da cuenta entonces a la Guardia Civil, pero decide no denunciar el caso. En principio, las amenazas no se repitieron hasta el día del secuestro de los niños.
José Bretón y Tomás Gimeno no devuelven a sus hijos cuando les corresponde. Ambos habían estado horas antes con los críos en casa de sus abuelos paternos. En Córdoba, Bretón asegura luego haberlos perdido en el parque Cruz Conde. En Tenerife, la esposa de Gimeno le llama a las nueve de la noche tras acudir a su casa en busca de sus hijas y no encontrarlas allí. El hombre le dice que están cenando fuera y que se las entregará más tarde, hacia las 10 de la noche. Pero la investigación de la Guardia Civil no ha hallado hasta el momento ningún establecimiento donde las crías estuvieran con su padre a esas horas.
Una investigación tecnológica. No hay rastro de los niños en ninguno de los dos casos. La policía, en el caso de Bretón, y la Guardia Civil, en el de Gimeno, reconstruyen el itinerario de los dos padres secuestradores. Cámaras de seguridad, de autopistas, recorrido de los teléfonos móviles... En el caso de Bretón, las imágenes desmontarían su historia, el hombre había llegado solo al parque, sin sus hijos. En el caso de Gimeno, las primeras pruebas son inquietantes. Las cámaras de seguridad del puerto Marina de Tenerife y un testigo afirman que llegó solo en su coche, un Audi A3 blanco, hacia las nueve y media de la noche. Que sacó del maletero dos bolsas grandes, "dos petates de estilo militar", según las fuentes consultadas por EL PERIÓDICO y una maleta. Las mismas fuentes explicaron a este diario que según las primeras estimaciones realizadas sobre las imágenes en esos petates podría caber el cuerpo de dos niñas pequeñas.
La última llamada. Con sus dos hijos ya en la finca familiar de Las Quemadillas, José Bretón llamó a su mujer, Ruth. Ella no cogió el teléfono. Diez años después, los investigadores creen que su intención pudo ser retransmitir en directo lo que iba a hacer con sus hijos (echarles a la hoguera). En Tenerife, Tomás Gimeno habló con su mujer por última vez poco después de la 1.30 de la madrugada, ya subido a su barca 'Esquilón'. Antes había recargado el móvil y ya le había anunciado: "De las niñas me encargo yo". En la última conversación, de madrugada y en la barca, la mujer ya no escucha en ningún momento la voz de sus dos hijas.
Sin rastros de sangre. En el coche de Tomás Gimeno, la Guardia Civil no ha encontrado restos de sangre. Tampoco en su casa. En la barca, que apareció a la deriva, sin ancla y en un punto con unos 400 metros de profundidad, los investigadores pensaron haber encontrado sangre de las dos niñas, algo que luego fue desmentido. En Córdoba, la Policía no encontró ni un resto de sangre de los dos niños, Ruth y José Bretón, ni siquiera en la finca de Las Quemadillas, donde fueron asesinados. En este caso, los investigadores sí hallaron decenas de pequeños huesos dentro de una gran hoguera, pero la antropóloga de la Policía dictaminó que se trataba de huesos de animales. El forense Francisco Etxeberría y las pruebas de ADN desmintieron esa tesis y demostraron que se trataba de los pequeños Ruth y José. Las fuentes consultadas por EL PERIÓDICO explicaron que en determinados tipos de crímenes (estrangulamientos o, como en el caso de Bretón, la llamada muerte dulce, ocasionada por dar tranquilizantes a los niños) no se generan restos de sangre.
Sin rastro de cómplices. La policía buscó durante semanas a algún amigo o conocido de Bretón que pudiera haberle ayudado a secuestrar y esconder a sus hijos. No hubo tal. En el caso de Olivia y Anna Gimeno Zimmermann, la Guardia Civil está comprobando también el círculo cercano de Tomás Gimeno, sin haber encontrado hasta ahora, nada sospechoso. Los movimientos de dinero detectados hasta ahora en sus cuentas (transferencias de unas a otras) no son "de interés criminal", según las fuentes consultadas.
Los dos secuestros por parte de los padres tienen una diferencia sustancial. Bretón se quedó en Córdoba para contar su mentira, que los niños se habían perdido. Descubrieron su pasión por la novela de Stephen King, 'El resplandor', protagonizada en el cine por Jack Nicholson, en la que un padre acaba matando a su familia. Los policías bautizaron el caso como 'Operación Resplandor'. Durante las semanas de búsqueda, Bretón fue capaz de compartir 200 horas con los investigadores, especialmente con un policía sombra que no se separaba de él, y sorprenderles con sus anécdotas y hasta tratar de invitarles a vino blanco mientras registraban la finca donde había quemado a sus hijos. Tomás Gimeno no está, los investigadores no tienen la posibilidad de preguntarle.
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