JUICIO CON JURADO
El asesinato de Naiara: Tortura y muerte de la niña con las orejas de burro
Luis Rendueles
Redactor
Escribo sobre sucesos y territorios negros desde hace treinta años. Con Julia Otero en la radio. Prensa Iberica desde 2021. Antes, subdirector de Interviu.
Vanesa Lozano
Redactora
Periodista de Sucesos. Actualmente, en Prensa Ibérica. Antes, trabajó en la revista Interviú y El Periódico de Catalunya. También colabora en varios programas de televisión, como La Hora, de TVE, y Ya es mediodía, en Telecinco.
Luis Rendueles / Vanesa Lozano
Se llamaba Naiara y tenía 8 años cuando la mataron. Lo hizo su tío Iván Pardo porque no hacía los deberes del colegio. Todo ocurrió en Sabiñánigo (Huesca) en julio del 2017. La niña llevaba apenas 13 días viviendo con su tío y con su abuela política. Menos de dos semanas en las que sufrió un infierno de malos tratos y humillaciones, algunas de las cuales fueron grabadas y fotografiadas. El martes empieza el juicio contra sus tres familiares en la Audiencia de Huesca. La fiscalía y el padre de la menor, representado por el abogado Marcos García-Montes, piden prisión permanente revisable para el tío de la cría y tres años de cárcel para su abuela, Nieves Pena, y el padrastro, Carlos Pardo.
La abuela envió por whatsapp una foto de la niña "con orejas de burro puestas en la cabeza y arrodillada, con cara de absoluto miedo y tristeza"
El 24 de junio del 2017, el padrastro de Naiara Briones, con la aprobación de la madre, decidió enviarla a casa de su abuela. Ambos se habían conocido por internet y la mujer se instaló con él en Aragón. La excusa para echar de casa a Naiara fue que la niña no estudiaba bien. Su tío Iván, que trabajaba como vigilante jurado, iba a encargarse de que hiciera los deberes. Lo hacía, según el escrito de acusación, obligándola a estar toda la noche de rodillas sobre unas piedras. La abuela de la niña, Nieves Pena, llegó a intercambiarse esos días por whatsapp una imagen de su nieta "con orejas de burro puestas en la cabeza y arrodillada, con cara de absoluto miedo y tristeza".
Guijarros bajo las rodillas
El tío enviaba mensajes de audio y vídeo al padrastro de Naiara en el que le relataba los crueles métodos que utilizaba con ella para que estudiara: "pues mañana, guijarros del río (para colocarle bajo las rodillas). Se apoyaba en la mesa para que no le hiciese efecto… La puse recta… Ahora se queja y ahora llora de que le duele, de que tiene las rodillas (se ríe), que le duelen. Pues de momento ahora hasta cenar se va a quedar así".
En otro vídeo enviado por el tío al padrastro, "aparece la menor asesinada de rodillas sobre un libro o lo que podría ser un cuaderno" con la superficie cubierta de arroz o sal gruesa. En las imágenes se observa a la niña llorando y quejándose: "esto pica y duele". Una voz masculina, supuestamente la de su tío, le responde: "estás así porque tú te lo has buscado". El padrastro estaba en paro y se dedicaba al cuidado de sus dos hijas biológicas, de cinco y dos años, pero "se negó a la atención y cuidado de su hija política", según la fiscalía.
Todo iba a terminar el 6 de julio del 2017. A las ocho y cuarto de la mañana, Iván entró en la cocina y le preguntó a la cría si había hecho los deberes que le había ordenado hacer el día anterior. Ella debía copiar 20 veces la lección entera. No lo había hecho y su tío "comenzó a propinar golpes con los nudillos cerrados en la cabeza de Naiara", según la acusación particular.
Un calcetín en la boca
El hombre se quitó entonces la camisa y le dijo a su sobrina: "yo voy a sudar, pero tú lo vas a pasar muy mal. Te voy a dar durante 10 horas". Cogió una raqueta eléctrica usada para matar moscas, la hizo descalzarse y comenzó a darle descargas eléctricas. Como la niña gritaba desesperadamente, le metió un calcetín en la boca y se lo ató con un cinturón marrón.
Durante cinco horas, la golpeó "de forma salvaje, despiadada e inmisericorde", según el escrito de la fiscalía, y la hizo estar de rodillas sobre piedras de grava. La ató de pies y manos con grilletes y una cuerda. La golpeó en la cabeza con puños y botas con puntera de acero. También le pegó con una hebilla del cinturón en las plantas de los pies.
"Son mis normas"
Según las investigaciones, el acusado hizo que sus dos hijas, de 14 y 12 años, primas de Naiara, presenciaran la eterna sesión de torturas, que concluyó cuando la niña cayó inconsciente. Una de las chicas recriminó a su padre, que la golpeó y le dijo: "Son mis normas. Yo mando y nadie me discute".
Cuando la niña cayó inconsciente, el hombre ordenó a sus hijas que limpiaran la sangre y recogieran las piedras, las esposas y el calcetín usado para amordazarla. Luego, les ordenó que dijeran que Naiara se había golpeado al caerse por la escalera cuando iba a recoger el correo.
Poco después de las tres de la tarde, avisaron a los servicios de emergencia. La niña murió esa tarde en el hospital Miguel Servet de Zaragoza. Los folios en los que había empezado a hacer sus deberes fueron encontrados luego en el cubo de la basura de la casa. Aquel curso, Naiara había aprobado todas las asignaturas de tercero de primaria.
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