EN PREMIÀ DE DALT

Condenado por matar aves rapaces impregnando palomas con insecticida

El acusado, aficionado al vuelo deportivo con palomas, ha sido multado con 1.156 euros

JESÚS G. ALBALAT / BARCELONA

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Un juzgado de Mataró (Maresme) ha condenado a una multa de 3.240 euros a un hombre acusado de causar la muerte de aves rapaces de especies protegidas, utilizando como cebo a palomas impregnadas en insecticida tóxico, en un paraje de Premià de Dalt.

En una sentencia de conformidad, el acusado, José María G., aficionado al vuelo deportivo con palomas, acepta una pena de multa y el pago de una indemnización de 1.156 euros a la Generalitat por un delito contra la fauna.

El procesado deberá hacer frente a esa indemnización, por los gastos que desembolsó el Departamento de Agricultura para los estudios posmortem de los animales envenenados.

La sentencia sostiene que, al menos desde febrero del 2013, el acusado dejó en un palomar que posee en el paraje Cal Noguer de Premià de Dalt (Maresme) y en otras zonas forestales próximas una serie de palomas tórtolas turcas -vivas o muertas-, impregnadas en un insecticida clasificado como muy tóxico.

El juez mantiene que, con esa práctica, el acusado tenía el propósito de producir la muerte de animales salvajes autóctonos, protegidos o no, así como la de animales domésticos.

El acusado causó en febrero del 2013 la muerte de un azor -ave protegida por la legislación catalana, europea y comunitaria-, dejando a su alcance una paloma muerta, con la piel y las plumas impregnadas en el insecticida mencionado.

Otras dos garzas que consumieron después la carne del azor envenenado murieron también en el mismo paraje debido también al mismo producto tóxico.

Días más tarde, los Agentes Rurales descubrieron que el acusado había colocado en su palomar una paloma viva, atada con una cuerda e impregnada en insecticida, que utilizaba "como cebo para que fuera depredada por algún ave rapaz protegida y, así, causarle la muerte", añade la sentencia.

En el marco del seguimiento que estaba efectuando al acusado, los Agentes Rurales encontraron días después otra tórtola muerta, a la que el procesado había hecho dos cortes longitudinales en el pecho e impregnado del producto insecticida, "para producir la muerte de cualquier animal que procediera a depredarla", según el juez.

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