80.000 ciudadanos engañados
Plan de acción de los Mossos d'Esquadra contra el auge de estafas
Los grupos criminales que enredan en la red protagonizan casi todos los delitos pero los que actúan cara a cara infligen las heridas más dolorosas
Guillem Sánchez
Redactor
Periodista de sucesos. Antes trabajé como redactor de sociedad en la Agència Catalana de Notícies (ACN).
Profesor asociado en la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna.
Libros Publicados: 'El Estafador' (Editorial Península) y 'Crónica del Caso Maristas' (Ediciones B).
Guillem Sánchez
El delito de estafa es el segundo más denunciado en Catalunya, según los datos de los Mossos d’Esquadra. Anualmente son 80.000 los ciudadanos que acuden a alguna comisaría de la policía autonómica para comunicar que han sido engañados. Existe en el cuerpo una Unitat Central d’Estafes que depende del Área Central de Delictes Econònics, a cargo del subinspector Jose Merino. “Este 2020 han vuelto a crecer entre un 3% y un 4% con relación al 2019, se mantiene una tendencia creciente de un delito que solo es superado, en frecuencia, por el de los hurtos”, explica en declaraciones a EL PERIÓDICO.
Los Mossos crearon en verano un plan de acción específico para las estafas que, según Merino, pretende replantear la estrategia policial para combatir una amenaza de cada vez más envergadura para el ciudadano, introducir cambios en el sistema informático de la policía catalana, ayudar a concienciar sobre la importancia de la prevención y mejorar el intercambio de información dentro del cuerpo en materia de este delito. “Como policía tenemos un problema con las estafas porque la denuncia más frecuente que recibimos es la de un ciudadano que acude mostrando un extracto bancario y asegurando que no reconoce uno de los movimientos y para nosotros resulta muy complicado descubrir de qué manera los estafadores han logrado que lo hiciera”, admite.
El subinspector Merino pide a los ciudadanos que estén atentos ante correos electrónicos o SMS que llegan de origen desconocido. La última y peligrosa estafa la ha llevado a cabo un grupo criminal que enviaba mensajes a los teléfonos móviles fingiendo proceder de la empresa FedEx. El SMS incluía un link de descarga de una programa para seguir la ruta de un supuesto paquete que la víctima estaba a punto de recibir. Al pulsar el enlace, se descargaba un virus troyano que permitía a los estafadores "monitorizar la actividad del móvil" y acceder a las aplicaciones bancarias para ordenar transferencias. Una invasión salvaje de la intimidad que sucedía sin que la víctima se percatara. Debido a que el entorno virtual ocupa una porción cada vez mayor en la vida de las personas, las estafas que se gestan gracias a internet son ya casi el 70% de las que se denuncian anualmente.
En el nuclear ‘timo de la estampita’ está resumido el paradigma de muchas estafas. Este consistía en que un hombre que se hacía pasar por tonto mostraba de forma ostentosa un fajo de billetes fingiendo que él creía que eran estampitas. Un cómplice se acercaba a la víctima y le proponía comprar todas las ‘estampitas’ al tonto. La víctima descubría finalmente que el fajo de billetes eran trozos de papel y que el tonto había sido él. No todas las estafas funcionan así pero esa lógica abunda en muchos de los engaños: el afán de la víctima por querer ganar dinero de forma rápida y fácil. Los anzuelos que los estafadores lanzan son de lo más variopinto y el subinsector Merino llama a mantener la guardia alta ante cualquier negocio que prometa altos rendimientos y que, a menudo, se sustenta sobre noticias falsas que muestran rostros conocidos que se han enriquecido con esas supuestas inversiones.
Estafas sentimentales
Las estafas sentimentales como las que protagonizaba Francisco Gómez Manzanares –cuya trayectoria recoge el libro 'El Estafador' (Editorial Península), una investigación nacida en este diario– o Milvio Lamacchia, el hombre que ha destrozado a una familia de Barcelona, no son las más frecuentes dado que las ciberestafas son cada vez más proporcionalmente. Sin embargo, los impostores que seducen a mujeres para arruinarlas económica y emocionalmente responden a un patrón que, con mayor o menor intensidad, sigue vigente y que gracias a las aplicaciones de citas cuenta ahora con más facilidades para actuar. A veces lo hacen cara a cara, mostrando una sangre fría difícil de explicar, y a veces desde la distancia, a través de las llamadas ‘cartas nigerianas’, que envían a través de las redes sociales falsos médicos, militares o cooperantes en países en conflicto para entablar una supuesta relación a distancia de amistad o sentimental y acabar pidiendo ayuda económica para escapar y reunirse con la víctima. Estos estafadores que engañan a través de la seducción dejan heridas emocionales mucho más grandes que las pérdidas económicas.
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