INVESTIGADO POR ABUSO SEXUAL y PROSTITUCIÓN DE MENORES

Nuevas pruebas acorralan en España al líder de la secta que captó a Patricia Aguilar

El gurú de la secta, Félix Steven Manrique

El gurú de la secta, Félix Steven Manrique / EL PERIODICO

Vanesa Lozano

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Es la primera prueba pericial realizada por la justicia española a Patricia Aguilar, nueve meses después de que la joven ilicitana fuera rescatada de la selva peruana donde la retuvo el gurú sectario Félix Steven Manrique. Y los resultados, a los que ha accedido EL PERIÓDICO, son contundentes: "Se constata que Patricia ha sido víctima de una prolongada violencia, psicológica y física y presenta conductas compatibles con abuso sexual". Su captor utilizó con ella "un programa de reforma del pensamiento para asegurarse el control" de su víctima. "Un control basado en la dependencia utilizando una relación íntima para manipularla y controlarla haciéndole creer que la parte dominante tiene un conocimiento y poderes especiales".

El informe elaborado por los psicólogos forenses Laura Asensi y Miguel Díez, designados por el juzgado 1 de Elche para evaluar el estado de Patricia y el grado de credibilidad de su declaración, impulsa la investigación judicial abierta en nuestro país contra Manrique por los delitos de abuso sexual, prostitución y corrupción de menores, trata de seres humanos, coacciones y un delito contra los derechos y deberes familiares.

Diez años más de cárcel

La jueza Inmaculada Gabarrón ha enviado una comisión rogatoria urgente a Perú, en la que detalla los hechos que se imputan al supuesto gurú en España, para pedir que manden la sentencia que acaba de condenar allí a Manrique a veinte años de cárcel por trata de personas. Esta diligencia es necesaria para concluir la instrucción y procesar a Manrique, que no podrá ser juzgado de nuevo por trata, pero sí deberá responder por el resto de delitos, que podrían sumar hasta diez años a la pena impuesta en su país, explica Maite Rojas, abogada de Patricia Aguilar.

Además de la condena en Perú y la declaración de Patricia, ahora también pesa contra Manrique la prueba psicosocial practicada por los dos expertos, que concluyen que el relato de la víctima sobre lo sufrido durante el año y medio que vivió junto a su captor, no solo es "creíble", sino que presenta "detalles característicos del tipo de abuso sufrido y las alteraciones emocionales que presenta son congruentes con una situación de abuso continuado".

La vida de Patricia, con secuelas

Los psicólogos han diagnosticado a Patricia un "sufrimiento psicológico global". Las secuelas que ha dejado en ella Manrique son perceptibles meses después de empezar su terapia, a pesar de que se ha comprobado que está "bien adaptada" con su familia. Presenta "exceso de autoobservación, sentimientos de vergüenza y cohibición ante otras personas. Se siente incomprendida, susceptible y herida por comentarios de los demás, sintiéndose inferior", apunta el informe.

Tras nueve meses de terapia, Patricia sigue sufriendo "ansiedad, sentimientos de vergüenza e inferioridad y percibe el futuro como una amenaza"

Los peritos detectan en ella una "sintomatología significativa en obsesiones y dudas continuas. También estados de ansiedad, sensaciones de miedo, nerviosismo, inquietud, intrusión de pensamientos que le asustan, evitación de determinadas situaciones y anticipación de que algo malo le va a ocurrir". Y, lo que es más preocupante: a sus 20 años, Patricia "percibe el futuro como amenazante, tiene tendencia a vivir con alarma y tensión".

Sus síntomas son propios de una víctima que ha sufrido un "quebranto psicológico de la propia voluntad". Los psicólogos enumeran algunas de las técnicas de "control" y vejaciones que Manrique empleó contra Patricia: "aislamiento, instauración de un sentimiento de terror y miedo, alternancia de severidad e indulgencia en un contexto de disciplina, amenazas, métodos sutiles de persuasión y engaño, malos tratos, control de los recursos financieros, inducción a la disociación, privación del sueño y alimentos, largas sesiones de adoctrinamiento, renuncia al yo, a la familia y a los valores anteriores y degradación de la salud física".

Víctima potencial

Los expertos destacan que Manrique, que contactó y adoctrinó a Patricia por internet desde que ella tenía 16 años, encontró en la joven a una víctima "con características psicológicas y de vulnerabilidad que propiciaban una relación de dependencia": "Además de su edad, que se considera un factor de riesgo fundamental, Patricia mostraba en el momento en que empezó una relación con el denunciado, falta de confianza en sí misma, incapacidad para decir no, credulidad, poca capacidad para cuestionar críticamente lo que se dice, se observa o piensa, necesidad de respuesta a sus dudas personales, necesidad de trascendencia espiritual, insatisfacción en su status quo, susceptibilidad a los estados de trance e ignorancia de cómo se puede manipular a las personas".

El informe recoge que "las vivencias de las que se ha sentido objeto Patricia se han convertido en traumáticas y altamente estresantes, humillantes y degradantes, agresivas y violentas y han producido estados psicológicos alterados y temor por la propia vida y la de los demás". Concluye que lo vivido por la joven "no se considera habitual en la vida de una persona y ha supuesto una amenaza para su integridad física y psicológica".