SENTENCIA JUDICIAL

El gurú que captó a Patricia Aguilar, condenado a 20 años de prisión

La justicia peruana considera probado que Félix Steven Manrique explotó sexual y laboralmente a la española y a otras cuatro mujeres que reclutó para su secta

El gurú de la secta, Félix Steven Manrique

El gurú de la secta, Félix Steven Manrique / EL PERIODICO

Vanesa Lozano

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Félix Steven Manrique, el supuesto gurú sectario que captó a la española Patricia Aguilar, ha sido condenado a veinte años de prisión, según ha podido saber EL PERIÓDICO. El tribunal peruano considera a Manrique culpable de un delito de trata de personas cometido contra la joven ilicitana y otras cuatro mujeres peruanas a quienes convirtió en "esposas" de su harén sectario con el objetivo de someterlas a sus deseos sexuales y utilizarlas para que lo "sustentaran económicamente". 

Durante la vista para la lectura de la sentencia, que ha tenido lugar este viernes y ha durado casi dos horas, el tribunal peruano ha dado por probado que Félix Steven Manrique, que proclamaba el apocalipsis y decía haber sido elegido por Dios para repoblar el mundo, captó a Patricia a través de Facebook cuando ella contaba con 15 años, utilizando el engaño, y la convenció para que viajara a Perú con él. A su llegada, la recibió, trasladó y retuvo. Manrique "se presentó como una persona iluminada, la envolvió con sus ideas místicas y la enamoró con ese argumento para explotarla sexual y laboralmente, aprovechándose de su vulnerabilidad", como sostenía la Fiscalía, que solicitaba 26 años y 8 meses de cárcel para Manrique. 

Apelaciones

El tribunal ha oído casi todos los argumentos del ministerio público, que concluyó que Manrique sometió a Patricia y el resto de mujeres a un "grado de convencimiento y manipulación que queda acreditado en las pruebas periciales" practicadas tanto a las mujeres como a los niños tras el rescate. El juez también ha tenido en cuenta el criterio de la Fiscalía peruana a la hora de tumbar el principal argumento de defensa empleado durante estos meses por el supuesto gurú: "si bien es cierto que el investigado no las retuvo contra su voluntad, lo cierto es que las había convencido de tal manera que ellas terminaron creyendo en esa forma de vida, donde él las manipulaba a su antojo aprovechándose del estado de vulnerabilidad de estas, haciéndolas partícipes de una visión poligámica, aislándolas de su familia y ejerciendo control sobre ellas".

No obstante, la pena impuesta a Manrique no ha satisfecho a la Fiscalía, que apelará en segunda instancia para reclamar que se condene al gurú a 26 años y 8 meses. Manrique también ha anunciado que recurrirá la sentencia, porque insiste en que es inocente.

Investigación en solitario

Atrás queda el calvario al que el supuesto gurú sometió a Patricia, aunque la condena judicial no borre las secuelas. También el esfuerzo inconmensurable de la familia de la joven, que junto a su abogada Maite Rojas, investigaron en solitario hasta dar con su paradero. Viajaron a Perú y se enfrentaron a su captor, al hombre que arrancó a Patricia de su casa con engaños y la arrastró al infierno en una selva donde, un año y medio después, la rescataron, junto a su bebé, un par de policías peruanos en los que Alberto y Rosa, los padres de Patricia, encontraron por fin la empatía y voluntad que tanto habían buscado en las instituciones españolas.

Noelia Bru, prima de Patricia y cerebro de las pesquisas que consiguieron localizar a la joven, no olvida la "rabia y desesperación" de aquellos primeros meses en que no sabían mucho sobre el paradero de Patricia, cuando la policía y la justicia española advertían de la dificultad para perseguir un delito al que ni tan siquiera sabían ponerle nombre, persuasión coercitiva. Le decían: "Poco podemos hacer, Patricia se ha marchado siendo mayor de edad", recuerda Noelia.

Félix Steven Manrique conocía su situación y, durante meses, la aprovechó a su favor. Se sentía a salvo, intocable, cuando en septiembre de 2017, ocho meses después de que Patricia se marchara con él a Perú, envió varios mensajes a Noelia utilizando la cuenta de Twitter de su víctima, en los que se jactaba de la inacción de los policías españoles y se ofrecía a darles lecciones: "Podría dar clases de derecho a la Dirincri (Unidad de Investigación Criminal de la policía peruana) de España". En otro de los mensajes, Manrique intentó desalentar a la familia de la joven y los retó: "No podrían ganar nada jurídico, no en esta vida con estas leyes (...) En lo personal no les temo. La presión mediática solo asusta a los débiles, no perturba a quienes van ganando". El tiempo y la justicia le han quitado la razón.