JUICIO EN BARCELONA

El 'violador de Martorell' confiesa que secuestró y agredió a otra mujer

Montse, víctima del 'violador de Martorell', en la concentración ante la Audiencia de Barcelona.

Montse, víctima del 'violador de Martorell', en la concentración ante la Audiencia de Barcelona. / periodico

J. G. Albalat

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Tomás Pardo Caro, conocido como el 'violador de Martorell', ha admitido este miércoles que en octubre del 2016 secuestró, violó e intentó asesinar a una mujer, clavándole una navaja en el cuello por la espalda, a la vez que ha aceptado la pena que le pude imponer la justicia, según fuentes jurídicas. La fiscalía reclama 70 años de cárcel. El tribunal había decidido que el juicio se celebrara en la Audiencia de Barcelona a puerta cerrada para preservar la intimidad de la víctima. En la vista, el procesado ha sostenido que estaba arrepentido. La acusación particular solicita una indemnización de más de un millón de euros y que, en caso de que el imputado no pueda hacerse cargo, pague la aseguradora de Generalitat.

En la puerta de la sala de vistas se han apostado desde primera hora de la mañana un grupo de personas para protestar por la actuación del sistema penitenciario. Y es que Pardó ya fue condenado a 26 años de cárcel por atacar a dos mujeres y aprovechó un permiso carcelario para volver a actuar. Entre las personas que se han concentrado en el interior del Palacio de Justicia de Barcelona estaba Montse, una de las primeras víctimas del acusado, que portaba una camiseta con el lema: "Justicia culpable". "El primer culpable es Pardo, pero el segundo el sistema judicial y el penitenciario. Tienen un problema con los violadores y han de buscar una solución. No se puede permitir que salgan y ataquen otra vez. Pardo es un violador violento que lo volverá a hacer, no lo dudeis", ha afirmado. En el exterior del edificio, unas cincuenta personas se manifestaban para apoyar su reivindicación.

Declaraciones de Montse, una de las víctimas del 'violador de Martorell', a las puertas del Palau de Justícia de Barcelona

Declaraciones de Montse, una de las víctimas del 'violador de Martorell' (en la foto, con el puño levantado), a las puertas del Palau de Justícia de Barcelona. / periodico

Pardo se crió en el seno de una familia “problemática”. Su padre bebía mucho y su madre le enviaba a él y a sus hermanas a pedir comida fiada en las tiendas. Creció en el barrio de La Vila de Martorell y el recuerdo de su infancia turbulenta le ha perseguido toda su vida.  En octubre del 2002 atacó a dos mujeres. A una de ellas la ató a un árbol, la golpeó y la violó. La justicia le condenó. Años más tarde, el 29 de octubre del 2016, aprovechó un permiso penitenciario para secuestrar a su última víctima, llevarla a un descampado, violarla, clavárle cinco veces la navaja en el cuello, lanzarla por un barranco y ocultar su cuerpo con tierra y ramas. “Te ha tocado”, le dijo antes de abusar de ella, que resultó gravemente herida. No falleció porque pudo enviar la ubicación de donde se hallaba a través de un teléfono móvil y los Mossos pudieron rescatarla.

Rabia hacia las mujeres

La acusación pública sostiene que Pardo actuó en el 2016 “motivado por su rabia contra las mujeres por el hecho de no poder ver a su hija debido a la oposición de su expareja”. El procesado se casó cuando ya estaba en la cárcel cumpliendo la condena por su primera violación. Al cabo de un tiempo, tuvo una hija. Pero la pareja naufragó y ahí empezó una guerra por la custodia de la pequeña. Esa ira, según la fiscalía, le movió a volver a delinquir.

Pardo consiguió tres días de permiso en octubre del 2016. El sábado 29, sostiene la acusación, abordó en Igualada a una mujer que acababa entrar en su coche. Le exhibió una navaja y le exigió que le llevara hasta Martorell porque, según le dijo, tenía que salvar a su hija de unos narcos. Al llegar a la urbanización de Castellbisbal, el procesado obligó a la víctima a adentrarse en una zona boscosa y a bajar del vehículo. Sin dejar de mostrar la navaja y agarrándola de una mano para que no pudiera escapar la llevó hacia un camino secundario y “con ánimo libidinoso y de sometimiento de su presa” la violó varias veces.

Después, y tras hacerse con las llaves del coche y la tarjeta de crédito de la mujer, Pardo obligó a la víctima a caminar unos metros entre la vegetación y zarzales. Al cabo de un rato, “de manera absolutamente sorpresiva para evitar cualquier defensa y sin mediar palabra”, el acusado clavó a la mujer su navaja hasta en cinco ocasiones en el cuello, hasta que se desplomó en el suelo. Tras ello, la agarró por los brazos, la arrastró y la lanzó por un barranco de unos cinco metros de altura. Para esconder el cuerpo, le  tiró tierra y ramas encima. La mujer no falleció por la rápida intervención de los servicios de emergencia y de los Mossos que pudieron rescatarla del fondo del barranco.