LE PEDÍAN DOS AÑOS DE CARCEL

Archivado el caso contra la "abuela kamikaze" de Barcelona

Accidente provocado por la "abuela kamikaze" en la A-27

Accidente provocado por la "abuela kamikaze" en la A-27 / El Periódico

Luis Rendueles

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Ana, una empresaria de Barcelona, tenía 79 años y seis meses cuando condujo casi kilómetro y medio en dirección contraria por la autovía A-27 en sentido Valls (Tarragona) "sin atender a las señales", según el informe elaborado por los Mossos d’Esquadra. La anciana acabó provocando un accidente con otros dos vehículos que sí iban en la dirección correcta. Resultaron heridos leves un adulto y su hija, que iban en el coche contra el que chocó la "abuela kamikaze" y salieron ilesos los cuatro ocupantes de otro vehículo (un matrimonio y sus dos hijos, uno de ellos un bebé) que también se vio implicado en el accidente.

La fiscalía y el juzgado número tres de Tarragona acusaron a la anciana de un delito de conducción temeraria, pero la Audiencia Provincial, acogiendo los argumentos del abogado de la defensa Sergi Mercé, ha archivado el caso por entender que la mujer, aunque pudo producir "un peligro para la vida o la integridad" de otras personas, no lo hizo de forma consciente y con voluntad, sino por error o despiste. Es decir, Ana fue una kamikaze involuntaria.

Ante el puerto de Tarragona

Todo ocurrió el 4 de junio de 2017 hacia las doce y veinte de la mañana. La empresaria, según su declaración ante el juez, se puso al volante de su Lexus blanco para ir a encontrarse con su hijo en La Pineda. Durante el  trayecto, la mujer se perdió y se vio dentro de "un polígono industrial". Era sábado, todo estaba cerrado y acabó en una carretera que tenía una barrera (las del puerto de Tarragona); entonces, "dio la vuelta y regresó por el camino que había venido pensando que era una carretera con dos carriles de ida y vuelta". De repente, aseguró, "vi a un coche en sentido contrario y que iba a adelantar a otro, como no había espacio, me arrimé a la derecha y fue cuando choqué con el otro coche".

La diligencia de los Mossos d’Esquadra sobre el accidente recoge que la anciana les contó poco después que "había realizado el cambio de sentido en las cabinas de control del puerto de Tarragona porque estaban cerradas", que entonces dio la vuelta y comenzó a circular en dirección a Valls "sin darse cuenta de que lo hacía en sentido contrario".

Señales y salidas

Los Mossos entendieron que la mujer podía haber cometido un delito de conducción temeraria porque había señales suficientes en la carretera y la anciana tuvo oportunidad de coger varias salidas de la autovía, pero no lo hizo y acabó chocando frontalmente contra otro coche. En su informe del accidente incluyen fotografías que muestran expresamente todas las señales, también horizontales sobre la vía, a las que la veterana conductora, con carné de conducir desde hace más de cincuenta años, no hizo caso.

Las víctimas tuvieron "sensación real de peligro para su vida y la de los otros usuarios de la vida". Uno de los heridos estuvo 45 días de baja por policontusiones y su hija sufrió una cervicalgia. La anciana aseguró a los mossos que no había tomado alcohol ni drogas. No le realizaron las pruebas para detectarlas.

Los jueces entienden que la mujer, "que conduce de forma ocasional por su ciudad (Barcelona) desconocía la zona por la que circulaba, pues venía de Barcelona con la intención de encontrarse con su hijo en La Pineda” se perdió y llegó al final de la autovía A-27, que acaba en el acceso al puerto de Tarragona, que no fue consciente de su error, y que por tanto, no puede seguir siendo acusada de un delito castigado con hasta dos años de cárcel.