BATIDA EN SANT PAU

Mossos y Guardia Urbana desalojan una conflictiva plaza del Raval

Voluntarios de una iglesia evangélica reparten cena a los sintecho de la plaza de Sant Pau.

Voluntarios de una iglesia evangélica reparten cena a los sintecho de la plaza de Sant Pau. / FERRAN NADEU

Elisenda Colell

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los Mossos de Esquadra y la Guardia Urbana han desalojado una veintena de personas de la polémica plaza de Sant Pau del Camp, en el Raval, donde conviven menores magrebís tutelados que flirtean con las drogas y los hurtos y, a la vez, un grupo de chatarreros de origen africano y sin techo. Según testigos, la policía catalana habría retenido hasta comisaría un grupo de menores magrebís tutelados, supuestamente implicados en un robo.

El dispositivo policial se ha iniciado alrededor de las siete de la tarde. En un comunicado, los Mossos d'Esquadra lo han justificado porque estos dos colectivos provocan "sensación de inseguridad" denunciada habitualmente por los vecinos de la zona y porque quieren evitar que el parque se convierta en un espacio donde acaben conviviendo personas que estén relacionadas con hechos delictivos, como por ejemplo la tenencia de armas y drogas o "conviertan el parque en un espacio habitual para dormir."

Según detallan algunos testigos, horas antes en la zona se habría producido un robo con violencia y la policía ha retenido cinco menores magrebís. Por otro lado, el desalojo de los chatarreros se ha producido en aplicación de la ordenanza de civismo municipal. Un camión de basura municipal ha requisado mobiliario y objetos que estaban amontonados en la plaza y una veintena de personas han sido obligadas a salir del parque con sus pertenencias, en este caso al menos una decena de carros de la compra llenos de chatarra y objetos metálicos. 

Uno de ellos era Mamadou, un joven gambiano de 24 años y sin papeles que duerme habitualmente en la plaza. "¿Dónde vamos a dormir ahora?", se pregunta el chico, que lamenta que tras el desalojo nadie de los Servicios Sociales le haya ofrecido una alternativa habitacional, tratándose, además de una de las noches más frías del año. Muchos de ellos prefieren pasar la noche dando tumbos por la ciudad: "Entraremos en calor y no nos van a robar la chatarra. En el parque no nos venían a robar pero en la calle te puede pasar cualquier cosa", aseguran. 

A los pocos minutos de terminar el desalojo, y ante la falta de referentes sociales municipales, un grupo de miembros de una iglesia pentecostal se ha trasladado hasta la plaza. Han ofrecido sopa caliente, pan y agua a los inmigrantes que permanecían incrédulos en la calle y con sus carros de chatarra. "No está bien que estén allí pero al menos que les den un sitio donde estar", criticaba Carolina Poveda, una de las voluntarias.