El miembro de 'la Manada' juzgado por robar unas gafas queda en libertad

Un juez lo absuelve del delito de robo con violencia y solo lo condena por hurto y lesiones a sendas multas de 540 euros

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zentauroepp44367131 graf2381 sevilla espa a 18 07 2018 ngel boza uno de 181123141039 / EFE / RAÚL CARO

Julia Camacho

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Ángel Boza, el miembro de La Manada, quedará en libertad. Un juzgado de Sevilla le ha absuelto del delito de robo con violencia de unas gafas de sol el pasado verano en un centro comercial, como pedía el fiscal, y le considera responsable solo de un delito leve de hurto y un delito leve de lesiones a los vigilantes de seguridad que intentaron darle el alto cuando se daba a la fuga, según consta en la sentencia notificada hoy a las partes. Por este motivo, además de su "inmediata puesta en libertad", el juez le impone sendas multas de 540 euros y una indemnización de 234,32 para el vigilante que resultó lesionado.

El joven permanecía en prisión preventivapor este caso desde el pasado 1 de agosto, para evitar el riesgo de fuga y una posible "reincidencia", como señaló el juez en varios autos. El fallo considera probado que Boza acudió al centro comercial y "con la intención de hacerlas suyas, y tras quitarle el mecanismo de alarma, se apoderó de unas gafas de sol” cuyo precio de venta al público era de 148 euros. El joven salió del departamento "sin ser seguido por el vigilante de seguridad" al no saltar la alarma, y se dirigió al aparcamiento del recinto, donde "no existe control de seguridad alguno, ni personal de vigilancia, ni medios magnéticos, ni alarmas, ni cámaras de control de imagen, salvo las cámaras de entrada y salida que recoge la imagen de los vehículos y la caseta del empleado de la empresa”.  Una vez allí, prosigue el juez, Boza se subió a su vehículo y se dirigió a la salida.

El juez indica en su resolución que los dos miembros del personal de seguridad fueron informados por el vigilante de la sala de monitores de que el acusado “había ocultado las gafas bajo el pantalón corto que vestía". El coordinador de seguridad lo localizó sobre las 19,35 horas, cuando el acusado "inició la subida de la rampa para salir del aparcamiento". El vigilante "aparece por su izquierda y corre tras el vehículo", a tiempo que informa a sus compañeros, "y comienza a subir a pie por la rampa en su persecución”. El fallo considera probado que Boza "había visto situado frente a él al vigilante con el brazo levantado y haciendole indicaciones para que se detuviera", y que al dar "un volantazo" para huir por la izquierda, obliga al responsable de seguridad a "apartarse para no ser atropellado, golpeándole con el espejo retrovisor” y provocándole distintas contusiones, de ahí la condena por un delito leve de lesiones y la indemnización al agente.

Tras este incidente, el acusado logró huir y, tras circular por diversas calle, fue interceptado por efectivos de la Policía Local, siéndole intervenidas las gafas sustraídas “sin daño alguno”. El juez centra su argumento en desmontar la tipificación de robo solicitada por la fiscalía, y dándole la razón al letrado que lo consideró un delito de hurto. Así, argumenta que en “el tiempo transcurrido" desde que Boza abandonó el establecimiento hasta que tratan de impedir su huida y es detenido poco después, el joven pudo desprenderse de las gafas sustraidas sin que los agentes de seguridad se percataran, "pero no lo hizo", de ahí que al hallarse las gafas en su poder entienda que el hurto se consumó.  Y concluye que "la violencia, en este caso, no transmuta el hurto en robo", ya que la supuesta agresión se produce después de la sustracción.

"La búsqueda del autor de la sustracción, realizada por los vigilantes de seguridad en el aparcamiento, no suspende la consumación que ya se ha producido”, añade el auto, pues “la búsqueda tiene por objeto la detención del autor y, si es posible, la recuperación del bien sustraído, pero no impide la consumación, al igual que no la impide la posterior búsqueda por parte de los policías locales, quienes logran detener” al encausado y recuperar las gafas.

En el juicio celebrado la pasada semana Boza, que está pendiente de conocer la resolución de la Audiencia de Navarra sobre la sentencia de nueve años de cárcel por un delito de abuso sexual sobre una joven en los sanfermines de 2016, pidió “perdón” a la sociedad y a su familia por lo ocurrido cuando estaba en libertad provisional. Es más, llegó a calificarlo de “gilipollez”, sobre todo por los antecedentes que tenía y siendo consciente de que todos los focos mediáticos estaban puestos sobre el grupo. Según justificó, tras hurtar las gafas, valoradas en apenas 150 euros, “lo que quería era irme del lugar y que no me pillasen, así que seguí a mi miedo y me fui. Ni tenía intención de atropellar a nadie ni nada por el estilo”.