JUICIO EN GUADALAJARA
El asesino de Pioz quiere dar una "imagen de infeliz", según los peritos
Vanesa Lozano
Redactora
Periodista de Sucesos. Actualmente, en Prensa Ibérica. Antes, trabajó en la revista Interviú y El Periódico de Catalunya. También colabora en varios programas de televisión, como La Hora, de TVE, y Ya es mediodía, en Telecinco.
Vanesa Lozano
Los resultados de sus informes son el caballo de batalla de la acusación y la defensa y han acaparado toda la atención desde la primera sesión del juicio. La fiscal también aludió a ellos en su turno de palabra: "Cuando todos los peritos nos han confirmado que Patrick Nogueira es una persona absolutamente sana que eligió matar, sorprendentemente aparecen dos peritos de la defensa que nos dicen que tiene una enfermedad mental, pero no nos dicen qué enfermedad ni qué sintomatología presenta". Hoy, todos esos peritos que han examinado el cerebro del asesino y descuartizador de Pioz declaran en la Audiencia de Guadalajara para ratificar sus informes, que EL PERIÓDICO ha conocido y ha ido desgranando.
El último peritaje, que hasta ahora no había trascendido, lo firma la doctora en psicología Adela Franco y ha sido aportado por la acusación. Sus conclusiones vienen a sumarse a las de otros tres compañeros que ya apuntaron a que la supuesta "anomalía cerebral" que padece Nogueira, según su defensa "anomalía cerebral", no hizo que matara brutalmente a sus tíos, Marcos y Janaina, y a sus primos, David y Carolina el 17 de agosto de 2016 en su casa de Pioz (Guadalajara), como sostiene su defensa. "Presenta rasgos de personalidad antisociales y psicopáticos que no le impiden tener plena conciencia de los hechos realizados. Su impulsividad, ira y hostilidad no afectan a su capacidad de voluntariedad y tiene conservada su capacidad de libertad", afirma la especialista.
10 puñetazos
Su informe incluye detalles sobre la infancia y vida de Patrick narrados por el propio asesino: "Un día un compañero me cogió de la garganta y me dijo que yo era una putita. Le di unos 10 puñetazos en la cara y me tuvieron que venir a separar. Después vino un amigo suyo y también le di una paliza. Y así empecé a hacer con cualquiera que venía a pegarme o a hacerme algo. En las peleas me tenían que separar, no dejaba de dar golpes". Nogueira, hijo de un radiólogo y una profesora de inglés de los que vivía holgadamente gracias a la paga de 3.000 euros mensuales que le ingresaban desde Brasil, recurrió a este y otros episodios durante su declaración para tratar de justificar la brutalidad de sus actos: "En mi vida, la única manera que he tenido para reaccionar ha sido la violencia".
Sin embargo, la doctora Franco los interpreta de un modo muy distinto: "Aunque quiera dar una imagen de infeliz, esto no se corresponde con la existencia de malestar emocional pues no aparecen trastornos emocionales ni de ansiedad". La especialista añade: "presenta conductas estafadoras, manipulando bienes, servicio y gratificaciones de los otros mediante su encanto superficial. Tiene una moral distinta a lo establecido socialmente, nula identificación con las convenciones, normas morales y éticas, reglas y reglamentaciones. Esto puede explicar que sienta que los demás no le comprenden y que la vida le ha tratado mal".
"Despiadado y propenso a la violencia"
Su estudio recoge que Nogueira, para quien la fiscalía y las acusaciones piden prisión permanente revisable frente a los 25 años que solicita su abogada, es una persona "poco organizada, carismático, ostentoso, explotador, inestable y permanentemente hostil, pero bajo esta aparente hostilidad e impulsividad nos encontramos que su ira puede ser controlada y la hostilidad no es tan elevada y explosiva. Además, presenta ausencia de identificación con la autoridad, defecto de empatía, es frío, manipulador, despiadado y propenso a la violencia". Prueba de ello son los mensajes y selfies junto a los cadáveres que envió mientras cometía los crímenes a su amigo Marvin, que estaba en Brasil, al que empezó anunciándole: "Ahora llega el mejor momento: descuartizamiento".
El asesino "no evidencia arrepentimiento ni culpa", sufre "ira crónica sin vía fácil de gestionar"
La perito resume los hechos más conflictivos del pasado del asesino: "A los 10 años empieza a beber; a los 11, a incendiar casas, tirar cócteles molotov y hacer grafitis; con 12 le pillan con una navaja que, según su madre, era para defenderse. Y también sufre un fuerte traumatismo del que su madre no sabe nada. A los 15, prueba la marihuana y se inicia en las relaciones sexuales con prostitutas. A los 16 apuñala un profesor, después de varios meses pensando en hacerlo".
Según su análisis, Patrick no evidencia "ni arrepentimiento ni culpa". En su personalidad "no destacan los rasgos obsesivos, miedos ni alteraciones sensoriales. Aunque aparezca un pensamiento extravagante, no aparecen ideas delirantes, descartándose trastornos psicóticos, pero sí tiene una tendencia a la suspicacia". Además, sufre "ira crónica sin vía fácil de gestionar, ira que no manifiesta a través de la vía física ni verbal".
Fue "su ira" y su "moral salvaje y animal", según los peritos de la acusación; "su maldad", según la fiscal, y no ningún defecto en su cerebro, lo que le llevó a segar la vida de sus tíos, Marcos, de 40 años y Janaína, de 39, que tenían todo por delante. También la de sus primos, David, de un año y Carolina, de cuatro, que apenas habían empezado a vivir.
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