EN HUELVA

La fiscalía ve indicios en los supuestos abusos sexuales a temporeras de la fresa

Cuatro trabajadores marroquís acusan al encargado de una explotación, detenido y en libertad con cargos

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Julia Camacho

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La Fiscalía ha remitido al juzgado de Moguer (Huelva) la investigación abierta sobre los supuestos abusos sexuales temporeras marroquís que vienen a España para trabajar en las explotaciones de la fresa de la provincia. El ministerio público entiende por tanto que hay al menos indicios de un supuesto delito a raíz de las declaraciones realizadas por cuatro trabajadoras, que señalan a una misma persona como autor de las agresiones: el encargado de una explotación, que está ya en libertad con cargos.

La fiscalía abrió diligencias hace unos días tras el escándalo a raíz de la publicación de los reportajes en varios medios internacionales, sobre todo alemanes, de los abusos sexuales y la explotación que padecían las trabajadoras de una de las industrias más florecientes de la provincia. Aunque ni la patronal ni las oenegés tenían constancia hasta ese momento, el reportaje aceleró las quejas, que llegaron incluso a la Dirección General de Políticas Migratorias de la Junta de Andalucía. Fue este organismo quien acabó presentando la denuncia formal ante el ministerio público que ahora prospera y llega hasta el juzgado.

Fuentes judiciales han confirmado que, hasta el momento, son cuatro las mujeres marroquíes que han prestado declaración, a las que se localizó con las pesquisas de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Su testimonio es coincidente y señala a una misma persona como el autor de las agresiones: un hombre de 47 años y nacionalidad española que trabajaba como manijero o encargado de una explotación agrícola. Tras ser detenido el pasado viernes por la Policía, quedó en libertad con cargos después de ser interrogado por el juzgado.

Contratadas en origen y sin hablar español

Los sindicatos calculan que cada año unas 18.000 mujeres marroquíes, contratadas en origen, acuden a los campos onubenses para trabajar en la recolección de fresa y frutos rojos de la principal zona productora de Europa de estas variedades. Se trata de mujeres que no dominan el idioma, por lo que se encuentran desamparadas y no se atreven a pedir ayuda a las instituciones o las administraciones públicas cuando sufren algún tipo de abuso. Las que se han atrevido a dar el paso y alzar la voz afirman que eran chantajeadas con quedarse sin trabajo si no se prestaban a los deseos sexuales del encargado. En un reportaje publicado en el digital El Español, narraban el calvario. “Nos traen desde Marruecos queriendo que seamos esclavas sexuales”, apuntaba una de ellas desde el anonimato, “saben que somos pobres, que tenemos hijos, que muchas somos divorciadas o viudas. Nos chantajean con quitarnos el trabajo si no nos entregamos a sus deseos sexuales”. Y contaban cómo en las fincas donde se alojan eran manoseadas, insultadas e incluso agredidas. “En las habitaciones nos arrinconan para acostarse con nosotras. O cedes y callas, o te echan”.

Pese a la gravedad de las situaciones denunciadas por estas mujeres, los sindicatos mayoritarios salieron en tromba contra el reportaje de los medios alemanes, que planteaba casos similares, asegurando que “no existía constancia de denuncias” y que no podía “aceptar que se generalice con referencia a un sector, causándole un daño a empresarios y empleados”. Por este motivo, la Fiscalía ha tenido incluso palabras de agradecimiento para los medios de comunicación y las oenegés por la colaboración prestada a la hora de denunciar y conseguir la localización de las víctimas para el esclarecimiento de los hechos.

En este sentido, y dado que la denuncia presentada por la Junta de Andalucía solo recoge cuatro testimonios, el ministerio público se ofrece para recoger la denuncia de cualquier otro trabajador del campo que sufra abusos sexuales o laborales. El caso ha llegado incluso a Marruecos, donde el ministro de Empleo, Mohamed Yatim, instó a las temporeras de su país que vienen a Huelva a trabajar en la fresa que no callen los abusos que puedan sufrir.